Todos conocemos Take-Two, Tencent o Electronic Arts. Son distribuidoras que generan miles de millones cada año. Tienen propiedades intelectuales, o IPs, que reconocemos al instante. Algo menos nos suenan distribuidoras más pequeñas como Annapurna Interactive, Raw Fury o la que hoy nos concierne: Devolver Digital. Estas últimas se han ido labrando poco a poco un reconocimiento con títulos más pequeños pero no por ello peores. Cada año varios juegos salen bajo sus paraguas, gracias a la ayuda en marketing, financiación, ports, distribución y a veces incluso de conocimiento técnico que estas figuras aportan a los equipos de desarrollo. Ha llegado el punto de que si alguna de estas empresas anuncia un juego, apuntamos la fecha y el título en nuestros calendarios.
Esperamos con ganas y expectativas todos sus títulos y eso se debe a una constante: su sello. Si buscamos juegos con una gran carga narrativa acompañada de puzles, Annapurna no suele fallar; Florence u Outer Wilds son dos de los muchos posibles ejemplos. Pero si lo que queremos es un juego arcade y mecánicas locas, Devolver es nuestro referente. Pepper Grinder fue anunciado en noviembre de 2022 con fecha para 2023. Tras un retraso para pulir al máximo y correcciones varias, ¿está Pepper Grinder a la altura?
Pepper Grinder en esencia es un plataformas 2D con un taladro. La gracia es que controlar un taladro bajo tierra se siente muy distinto a mover a un personaje hacia izquierda y derecha. Esta idea, acompañada de un buen diseño de niveles, una estética llamativa y una estupenda banda sonora es suficiente para al menos tener que probarlo. Y una vez lo pruebas, ya no puedes parar hasta que lo acabas.
En este juego controlamos a Pepper que debe abrirse camino a través de la tierra y enemigos con Grinder, su taladro. La pincelada de historia nos pone en situación: nuestro barco naufraga y unos «Narlings» aprovechan el desastre para robar nuestro tesoro el cual nos tocará recuperar. Tras esto, deberemos recorrer cuatro mundos muy diferenciados: una verde llanura, una montaña nevada, un volcán en erupción y el desolador desierto.
El gameplay de Pepper Grinder es sencillo, tenemos un botón para «saltar» y otro para activar el taladro. Utilizo las comillas porque Pepper no salta como salta Mario. Su salto es más limitado tanto en altura como en distancia. Es gracias a su taladro que podremos explorar con libertad el escenario. Al poco descubriremos que podemos acelerar mientras estamos bajo tierra, movimiento que será necesario para dar grandes saltos y que facilitará recorrer los escenarios de manera más ágil. Continuando la aventura desbloquearemos un gancho que nos habilitará enlaces entre saltos y piruetas. Tras esto, hay unas pocas sorpresas más que no queremos adelantar y que seguro os saca una sonrisa. Todas las mecánicas se entrelazan que da gusto y moverse por sus mapas es muy disfrutable. La guinda de cada zona es un jefe final que pondrá a prueba todo lo aprendido mientras recorríamos su mundo.
En cada nivel se esconden 5 monedas de oro que debemos buscar y rebuscar. Normalmente supondrán los retos más difíciles de cada pantalla y deberemos estar ojo avizor para que no se nos escapen. Con las monedas de oro podremos comprar álbumes para luego exponer nuestras pegatinas y poder sacar pantallazos colocándolas como queramos. También podremos comprar pelucas y vestimentas ligeramente distintas a Pepper en la tienda de cada mundo. Mientras jugamos encontraremos gemas que servirán para comprar pegatinas, el coleccionable, totalmente opcional del juego. Si lo que buscamos es utilidad, podremos canjear un golpe de vida temporal a cambio de 200 gemas. Para desbloquear ciertos niveles secretos también requeriremos monedas de oro así que tocará lucirse explorando a fondo.
Una vez superado cada uno de los niveles, se nos desbloqueará el modo contrarreloj. En este modo, debemos superar todo el recorrido contra unas marcas prefijadas y a cambio, si lo logramos, obtendremos recompensas. Desde el principio apreciamos que los mapas están pensados para jugarse muy rápido y que sea disfrutable de esta manera. A fecha de este análisis ya se pueden ver personas acabando el juego en apenas treinta minutos sin necesidad de glitchs.
El estilo visual es único, la paleta con tonos pastel contrasta muy bien con el tono socarrón del título. Cada mundo tiene una identidad diferente que nos alegra la vista al recorrer escenarios muy vistosos y evita la monotonía. Todos los personajes tienen mucha personalidad con solo un puñado de píxeles, demostrando que no hace falta el motor más puntero para destacar en lo estético.
La banda sonora está compuesta por Xeecee y sus temas son muy pegadizos. En la versión de prensa, no obstante, nos hemos encontrado con algún fallo menor de sonido. El juego se quedaba mudo y solo oíamos la música y no los efectos sonoros, lo que hizo la pelea contra el boss final un poco menos épica de lo que debiera haber sido. Error que para la versión comercial fue rápidamente solucionado con un parche de lanzamiento. El título nos llega completamente traducido aunque los textos no abunden, ayudará a los no versados en el idioma anglosajón para manejarse por menús y tiendas.
Explorar todos los niveles en una primera partida nos llevará en torno a las tres o cuatro horas. Si buscamos cada secreto y completamos cada contrarreloj la duración puede alargarse fácilmente hasta más de la decena de horas. Es quizás una de las pegas del juego: te deja con ganas de más. Con su riqueza mecánica bien podrían haber añadido algún mundo adicional sin caer en repeticiones. Como siempre, el desarrollo de videojuegos es complicado así que alargar el desarrollo durante más tiempo quizás podría haber provocado que este juego no llegara a buen puerto, como el barco de Pepper. Gracias a su asequible precio tanto en PC como en Switch, es más que adecuado por la diversión que el juego nos aporta.