Hace algún tiempo en 33bits tuvimos el placer de analizar Trine: Enchanted Edition, y Trine 2: Complete Story, en sus relanzamientos para Nintendo Switch, y como no podía ser de otra forma y ante el próximo lanzamiento de la cuarta entrega, Trine 4: The Nightmare Prince, la híbrida de Nintendo recibe hoy Trine 3: The Artifacts of Power, la tercera entrega de la serie que ya fue lanzada en 2015 en PC, MAC y PlayStation 4.

Se ha tardado 4 años en que esta controvertida entrega de la franquicia estrella de Frozenbyte volviera a visitarnos en una nueva plataforma. En este caso la elegida ha sido Nintendo Switch, dejando a Xbox One como la única plataforma sin esta entrega, al menos hasta que en septiembre se lance la Ultimate Collection con las cuatro entregas de Trine en todas las plataformas.

Y centrándonos en la entrega que nos ocupa, podemos decir sin equivocarnos que es la entrega más floja de la trilogía, no por sus valores de producción, que dan un salto cuantitativo evidente, o por el apartado artístico y sonoro que es sobresaliente como en el resto de la franquicia. El problema viene dado en el apartado jugable, ya que la ambición de hacer un juego en unas completas 3D, ha repercutido en prácticamente todo, desde una simplificación de las mecánicas jugables y con ello de la dificultad del título, hasta en la duración del juego, pues ya declaró el estudio en su día ante las primeras críticas, que el proyecto era tan ambicioso que la financiación no había dado para más.

Pero no nos llevemos aún las manos a la cabeza, porque si bien el juego ha bajado un peldaño respecto a sus entregas anteriores, todavía contiene calidad para decir sin equivocarnos que es un juego notable y que merece la pena ser disfrutado al igual que sus predecesores.

Amadeus de vacaciones en la playa y listo para abordar este bello velero naufragado.

«Poco a poco, Amadeus el Mago, Pontius el Caballero y Zoya la Ladrona se han ido percatando de que someterse a un poderoso artefacto mágico no es precisamente la mejor forma de vivir a largo plazo. Los héroes tratan de devolver sus extraordinarios dones al artefacto conocido como Trine, interfiriendo así con poderes que escapan a su comprensión. El Trine se hace añicos y un antiguo hechicero sin corazón escapa. Con solo un artefacto roto como guía, los héroes tratarán de reparar los daños causados… o los que estén por producirse.»

La historia de Trine 3: The Artifacts of Power sigue el tono simplista y desenfadado característico de la franquicia y nos pone en el papel de nuestros antiguos héroes Amadeus, Zoya y Pontius, que vuelven a hacer de las suyas a causa del Trine, el artefacto del alma. Y con esta premisa, el juego nos pondrá al control de cada uno de nuestros personajes en solitario a lo largo de tres capítulos, uno para cada personaje, que funcionan a modo de tutorial, y un cuarto capítulo más ya con los tres personajes a la vez para acabar de familiarizarnos con todas las habilidades de nuestros amigos. Una vez acabado el cuarto capítulo, podemos decir que arranca la aventura de verdad, que se extenderá a lo largo de más de una decena de capítulos más, algunos de ellos para un personaje en determinado. Para ir de capítulo en capítulo esta vez tendremos un mapa donde además podremos repetir capítulos que ya hayamos acabado para conseguir todos los triángulos que nos hubiéramos dejado, pues en esta entrega necesitaremos este coleccionable para poder entrar a nuevos capítulos, ya que cada uno exigirá un número determinado de estos triángulos para poder acceder a él.

El mapa, novedad en esta entrega. Podremos ir accediendo a los diferentes capítulos en función de los triángulos que hayamos recolectado en los niveles anteriores.

Por si alguien no conoce la franquicia y ha decidido extrañamente empezar por esta tercera entrega, Trine es un juego de plataformas y acción lateral en 2D con toques de aventura y resolución de puzles para seguir avanzando. En otras entregas, también había componentes de RPG, con subidas de nivel y árboles de habilidades, eso se ha perdido en este Trine 3. La novedad de esta entrega viene dada por el cambio total del diseño 2D, a un diseño 3D, aunque se ha optado por que la cámara siga casi siempre la acción en avance lateral, como si fueran unas 2D con profundidad, y esto si bien el acabado luce genial, y parece aportar una variable más a la exploración, ha tenido un coste ostensible en la jugabilidad. Amadeus sigue invocando los cubos metálicos, y pudiendo desplazarlos, tanto a estos cubos como a otros objetos preparados para ello, además de dejarlos caer con fuerza, pero ha perdido la habilidad de crear hasta tres cubos y tablas planas. Zoya, que mantiene su habilidad con el arco, y su cuerda enganchable en ciertos techos y arneses, ha ganado la habilidad de enganchar ciertos objetos con su cuerda, pero ha perdido sus flechas de distintos elementos. Finalmente Pontius sigue manteniendo sus ataques característicos y la defensa con el escudo, añadiendo una sacudida contra el suelo, y el precio a pagar ha sido el uso de otras armas, como el martillo.

Como vemos se han hecho ciertos cambios que recortan habilidades a los personajes, con lo que las distintas posibilidades de solucionar los puzles se reducen y por tanto estos se simplifican haciendo el juego más sencillo, y que afecta directamente a la duración, convirtiéndolo en un juego corto que fácilmente superaremos en unas 5 horas, y esto viniendo de una segunda entrega de casi 10 horas es algo remarcable. En mi opinión, este recorte en mecánicas no se debe a una casualización del juego, sino a las consecuencias de su paso a 3D pero intentando mantener la jugabilidad característica de la serie. Afortunadamente, Frozenbyte anunció que la cuarta entrega vuelve al diseño 2D original de la franquicia, toda una declaración de intenciones y una muestra de que reconocieron que el cambio a 3D, tal cual fue planteado, no le acabó de sentar tan bien al juego como se pretendía.

Nuestros héroes se enfrentarán a multiples peligros que tendremos que superar con la combinación de nuestra habilidad y nuestro ingenio.

El apartado audiovisual del título no deja lugar a dudas, se mantiene el sobresaliente diseño artístico, con unos diseños bucólicos en los fondos de los niveles de gran belleza, escenarios llenos de detalles, y en general un nivel altísimo como en anteriores entregas. El rendimiento es otra historia, si bien no es malo y por lo general es sólido, en algún momento puntual nos encontraremos con alguna ralentización cuando muchos elementos se encuentren en pantalla, pero nada que afecte demasiado la acción.

En el apartado sonoro repite Ari Pulkkinen con la banda sonora, y siguiendo el mismo estilo medieval de otras entregas con melodías pegadizas y de bella factura, vuelve a marcarse una selección de temas sobresalientes, como era de esperar. Y completan unos efectos sonoros que están a la altura y son ricos y muy variados debido a la multitud de elementos en los capítulos.

Trine 3 también añade el multijugador local de hasta tres jugadores, y el multijugador online, ya sea creando tu una partida pública o uniéndote a una ya creada.

La belleza que desprende el juego es ya marca de la casa.

Es curioso ver que un intento ambicioso de llevar la franquicia a otro nivel con el paso del diseño 2D al 3D ha conseguido que si bien no ha sido un resultado desastroso, si ha tenido un coste en la jugabilidad y calidad alcanzada previamente en la segunda parte. Repito, Trine 3: The Artifacts of Power no ha pasado a ser un mal juego de repente, pero si uno más sencillo y corto, y cuyas novedades fruto del paso al 3D no justifican las perdidas. Sin embargo, el juego sigue divirtiendo, con menos reto, y menos duración, pero con las mismas ganas de sorprendernos y de enamorarnos audiovisualmente, en esto último ni un reproche, Frozenbyte nos tiene cogida la medida.

La pena es que Trine 3 podría haber dado más de si, tanto en 2015, donde se alegaron problemas de financiación por parte del estudio, como ahora, donde el juego se ha lanzado sin añadidos, no como las dos entregas anteriores. Pero lo que Trine 3 nos da, sigue destilando buen gusto y buen hacer por parte de los creadores, la calidad no está comprometida, y el salto a 3D que ha traído como consecuencia cierta simplificación jugable, hay que admitir que artísticamente se ha integrado a la perfección y no decae el apartado artístico ni un ápice. También es interesante el juego que da la profundidad, sobre todo a la hora de ocultar los coleccionables. Esperemos que la próxima cuarta entrega vuelva a la senda de la segunda parte, si bien esta tercera, a pesar de lo dicho, merece mucho la pena.

Nuestros héroes y el Trine, combinación perfecta para meterse en estos divertidos líos.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Frozenbyte