Durante la década de los ochenta se produjo un extraño culto al combate. Películas como Karate Kid o Rocky nos enseñaban a algún aficionado a la lucha, de buen corazón, que ascendía hasta la cima a base de esfuerzo y trabajo duro. Punch Club, de Lazy Bear Games y distribuido por Tinybuild, podría definirse en una sola frase como un simulador de este tipo de historias. Analizamos el juego con motivo de su reciente llegada a la consola híbrida de Nintendo.

Dar cera, pulir cera

Aunque a través de capturas pueda parecerlo, Punch Club no es un juego de peleas. Es un juego de gestión y estrategia, en el que la temática principal son los comabtes. El juego consiste en gestionar nuestro tiempo y nuestros recursos para entrenar, conseguir dinero, y tratar de alcanzar la cima en las peleas de Artes Marciales Mixtas.

¿Y por qué queremos ser los mejores? Bueno, Punch Club ofrece un hilo conductor, que se podría definir como «Daredevil y Rocky Balboa tienen un hijo en forma de videojuego». Al igual que el superhéroe ciego de Marvel, la historia se remonta a la niñez de nuestro protagonista, cuyo padre, luchador del montón, es asesinado por los tejemanejes en las sombras de la lucha callejera.

Con el tiempo desarrollará una afición propia a la lucha y buscará alcanzar la cima mientras los responsables de la muerte de su padre se mueven tras los telones. En el fondo, todo no es más que una excusa que nos da cierta meta en el horizonte, porque a la hora de jugar, vas a pasar mucho tiempo sin ver ni oir nada relacionado con la trama.

En general, casi la totalidad del juego es una alternancia entre tratar de avanzar y largas sesiones de obtención de recursos para poder entrenar. Por un lado, la gestión es divertida en sí misma, pero el juego coquetea demasiado con el grindeo excesivo cuando alcanzas ciertas estadísticas y te enfrentas a combates más complicados.

Vaya, parece que habrá que conseguir el dinero a base de puñetazos.

Alternaremos días de trabajo repartiendo pizza o picando piedra (uno cansa más que otro, pero también da más dinero), con días de descanso para recuperar sueño y saciar nuestra hambre, y otros días en los que iremos al templo a cincelar músculo. Todo el juego se basará en alternar estos ciclos con los combates para tratar de escalar posiciones en las ligas de combate.

Golpea primero. Golpea fuerte. Sin piedad

Los combates de Punch Club es donde se pone en evidencia los resultados de nuestra gestión. A través de los mismos, elegimos una serie de ataques que podremos usar de forma aleatoria durante cada ronda, y que irán gastando una barra de energía según van saliendo.

Nuestro papel activo durante los combates se limita a elegir una estrategia en base a estos movimientos, observar si funciona en la siguiente ronda, y después decidir si mantenemos estos movimientos o quizá debemos tomar una aproximación diferente, una que gaste menos energía a cambio de hacer menos daño, o tal vez intentar acabar las cosas poniendo nuestro movimientos más poderosos a riesgo de quedarnos sin energía.

Al final, cada combate nos da una serie de puntos de habilidad que sirven para desbloquear nuevas habilidades activas, como los movimientos de combate, o pasivas, que van desde mejorar el rendimiento del entrenamiento a hacer que nuestras estadísticas no bajen de cierto nivel cuando pasamos varios días sin entrenar.

Las estadísticas que rigen el combate son tres: fuerza, agilidad, y resistencia. Desde el principio debemos elegir donde queremos destacar, pues en el juego se resalta que es mejor tener algo por las nubes que las tres en un nivel similar pero mediocre. Además, el entrenamiento no es permanente, pues al final de cada día las estadísticas bajan cierto grado en función del nivel total que tengamos con ellas.

Sin embargo, uno de los principales errores del juego residen en la estructura de las ligas. En las mismas, cada combate ganado o perdido nos suma o resta puntos, pero de forma simultánea a nuestras peleas, el resto de miembros tendrán las suyas, de forma que cuando se acerca día de combate, si nosotros no estamos preparados y decidimos no combatir, los puestos superiores de la clasificación abrirán una brecha que cada vez será más difícil de cerrar, y requerirá de una inversión en entrenamiento para conseguir más victorias seguidas que puede destruir el ritmo de nuestra partida.

La expansión de Puño Oscuro viene incluída. ¡Nos enfundamos un antifaz y repartimos justicia!

Los combates, en general, se nos presentan con una amplia variedad, haciendo que no nos limitemos solo a la liga profesional, sino a cosas esperables como una liga callejera, o auténticas locuras como enfrentarnos a reptiles enmascarados en las alcantarillas que no quieren pagarnos una pizza (sí, es un homenaje a esos reptiles).

Además, el lanzamiento en Nintendo Switch incluye la expansión de Puño Oscuro, que nos ofrece una serie de misiones en las que nos convertiremos en justicieros callejeros que van por la ciudad resolviendo una serie de crímenes a mamporro limpio.

El ojo del tigre

Punch Club es en general un juego muy sólido en sus mecánicas y en la cantidad de horas de juego. Sin embargo, lo que terminará de hacer las delicias del que ponga sus manos en él y tenga cierta afición a la cultura popular ochentera y noventera, es la insana cantidad de referencias, guiños y cameos que aparecen.

De verdad, cada pantalla, cada esquina, cada personaje, puede estar relacionado con una serie o una película. Desde Rocky hasta el Club de la Lucha, pasando por Pulp Fiction y las Tortugas Ninja.

El juego destila auténtica pasión, de esa que tenemos cuando algo realmente nos ha llegado al corazón y queremos compartirlo con el mundo, por toda la cultura en los medios de entretenimiento a la historia del bonachón que alcanza metas grandes gracias al dejarse el alma en ello.

Seguro que más de uno reconoce a este entrañable caballero, que nos hará más fáciles las primeras horas de juego.

Sobre esta versión de Nintendo Switch en particular, el juego llega con una versión a la que pocas pegas se le pueden poner. El control se ha trasladado a la perfección y viene con todo el contenido. Además, es un juego que en su mecánica se presta a la portabilidad que ofrece esta plataforma, pudiendo ofrecer partidas rápidas que se sienten completas.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Tinybuild