Hay que reconocer que aunque el género de los juegos de conducción está volviendo a resurgir poco a poco de sus cenizas, aún quedan muy pequeñas ramas del subgénero que no terminan de despegar, cómo son los juegos de rally. Y es que más allá de los juegos oficiales de WRC y los del Dakar, que son franquicias que apuestan por la simulación realista, se echan en falta juegos de corte más arcade y desenfadados en el mundo del motor, y es aquí donde entra Rally Arcade Classics.
Rally Arcade Classics es un juego desarrollado y distribuido por el estudio catalán NETK2GAMES para Steam y próxima llegada a sistemas Playstation, y lo que nos ofrece es lo ya mencionado, un juego de rally más amigable con el jugador novato que bien nos podría recordar a títulos como Sega Rally o los Colin McRae Rally de PSX, por poner ejemplos que más o menos nos pueden venir a la memoria a jugar a este título.
Como juego de rally lo cierto es que cuenta con varias modalidades interesantes que hará que tengamos una buena variedad de selección. Entre las distintas tipos de pruebas tenemos el clásico rally por etapas en el que luchamos por hacer el mejor tiempo, la carrera normal en la que tendremos que superar a un contrincante para llegar en primer lugar, el modo Time Attack en el que llegar a la meta antes de que acabe el tiempo y finalmente el modo drift, donde habrá que conseguir la mayor puntuación posible haciendo derrapes en todo el trayecto.
La variedad de vehículos también es interesante, con más de 40 coches desbloqueables. Por desgracia el juego no cuenta con las licencias de las marcas reales, por lo que los desarrolladores han optado por recrear los vehículos lo más parecido posible a los modelos originales, aunque con el nombre cambiado. De esta forma veremos algunos vehículos lo más parecido posible a los reales como el Peugeot 206 WRC, el Lancia Delta HF o el mítico Subaru Impreza, aunque evidentemente con los nombres cambiados para evitar demandas legales.
Y si bien es interesante la cantidad de contenido disponible, no lo es tanto la jugabilidad. Al estar más enfocado hacia un estilo de juego arcade, esto hace que las físicas no sean realistas y la conducción sea un poco caótica, especialmente si estamos acostumbrando a juegos de simulación real. Aunque hay diferentes modelos de coches, cada uno con sus estadísticas propias, la sensación que deja es que casi todos se acaban controlando prácticamente igual y sentiremos que nos pegaremos más tiempo enderezando y corrigiendo el coche al girar que teniendo el propio control del mismo. Se hubiese agradecido que trabajen más este apartado, ya que es lo que le falta para ser una de las mejores opciones del mercado.
Por fortuna la complaciente jugabilidad se termina supliendo con una cantidad abrumadora de contenido. Estamos ante un título al que le podemos dedicar perfectamente decenas de horas gracias a sus modos de juegos y a su propio formato jugable, ya que es increíble ver como cada modo de juego tiene en su interior montones de pruebas, que a su vez tienen todavía más subpruebas cada uno y que dentro de cada una de estas Subpruebas haya todavía más más desafíos. Y así con todos los modos disponibles.
Por enumerar los modos de juegos principales, el modo Tour es el modo principal y en él tendremos que ir superando todos los desafíos que se nos propone, el modo Rally nos ofrece el formato clásico de la competición en el que ir haciendo el mejor tiempo que los rivales etapa por etapa, el modo Arcade nos propone carreras individuales en los que nos enfrentaremos a otros 13 rivales y finalmente el modo eventos, que consisten en una serie de desafíos que van rotando cada cierto tiempo.
Pero no voy a mentir, sin duda el aspecto que más me ha enganchado de Rally Arcade Classics es el ranking online. Cuando acabamos cualquier prueba veremos que nuestra puntuación o tiempo se suben automáticamente a los marcadores en linea del juego y podremos ver directamente no solo nuestra posición en el ranking mundial, sino también los tiempos de los demás jugadores. Y la verdad es que es muy adictivo conseguir una determinada marca, ver que te has quedado a unas pocas décimas del que está por encima de ti y decir «voy a intentarlo otra vez a ver si consigo superarle», algo que además facilita mucho el propio formato de juego con pruebas que apenas llegan al minuto de duración. Creo que no recordaba una obsesión así con las puntuaciones online desde los Trackmania.
Fuera del componente multijugador y centrándonos solo en el modo singleplayer, hay que reconocer que el sistema está bastante bien planteado, ya que para acceder a algunas de las pruebas necesitamos conseguir previamente la licencia de conducción correspondiente, como si de un Gran Turismo se tratase. A su vez, no podremos conseguir nuevas licencias de conducir hasta haber superado cierto número de desafíos con la licencia previa. Esto hace que al final acabemos jugando a todos los modos y esforzarnos por hacerlo lo mejor posible, ya que es necesario conseguir los trofeos de oro de cada prueba para que se desbloqueen nuevas pruebas y modos.
Pasando ya al apartado visual, es otro de los aspectos en los que se queda a medias. Gráficamente no es ninguna maravilla, ofreciendo un estilo visual bastante modesto más propio de generaciones anteriores que de la actual, contando además con un rendimiento irregular ya que cuenta con caídas de frames incluso en los equipos más potentes. En cuanto al sonido cumple sin más, con una banda sonora anodina que no destaca y recuerda mucho a la de algunos de esos clásicos minijuegos flash de principios de los 2000, aunque los efectos de sonidos del motor y las indicaciones de guía del copiloto ayudan a ambientar. Respecto a la traducción contamos con selector de idiomas, entre los que se incluye el español por supuesto.
En definitiva, si bien Rally Arcade Classics no es el mejor juego de rallys del mundo y se queda a medias en varios aspectos, no deja de ser una opción bastante interesante para los aficionados. A pesar de ofrecer una de las mayores cantidades de contenido que he visto en un juego indie en mucho tiempo, es difícil quitarse esa sensación de «proyecto amateur», algo que se nota especialmente cuando estamos a los mandos. Aun así, si somos capaces de pasar por alto esos detalles, tenemos ante nosotros un juego al que le vamos a dedicar muchas horas de reto y diversión.