Sabemos de sobra que, cuando un juego tiene mucho éxito, es inevitable que acaben saliendo algunos juegos muy similares para pillar el rebufo de la fama del juego original y poder arañar algunas ventas. Y está bien, no pasa nada, es algo que se lleva haciendo toda la vida, el problema es cuando tu producto es directamente la misma cosa con el nombre cambiado, o ni siquiera es la misma cosa, es incluso peor. En fin, bienvenidos al curioso caso de Ravensword: Shadowlands, desarrollado por Crescent Moon Games y distribuido por la todopoderosa Ratalaika Games.

RavenSword nos traslada a un mundo de fantasía medieval llamado Tyreas, nuestro héroe se encuentra participando en una cruenta guerra cuando de pronto un poderoso ataque mágico inesperada acaba con todo ser viviente en el campo de batalla, con todos excepto con nuestro héroe, que parece haber sobrevivido milagrosamente. Tras despertarse en una cama un tiempo después, nuestro protagonista tendrá que buscar la razón por la que ha sobrevivido, algo que involucra linajes poderosos y enemigos ancestrales que regresan.

Con esta premisa, uno ya se imagina el género al que pertenece y no os equivocáis: un RPG de fantasía medieval con mundo abierto. ¿Cuál es el problema? que estamos ante un clon descarado de The Elder Scrolls V: Skyrim, no me refiero a Skyrim como ejemplo aleatorio del RPG de mundo abierto por antonomasia, pongo este ejemplo en concreto porque Ravensword: Shadowlands no oculta sus intenciones de copiar al juego de Bethesda. Tal es el nivel de parecido con Skyrim que incluso presenta la misma interfaz y menús, además de directamente incluir referencias y bromas a la aventura del nacido del dragón.

Y repito nuevamente, su semejanza con el juego original no tiene por qué ser mala per se . Lo malo llega cuando haces un producto muy inferior y de tan baja calidad que no llega a ser ni la sombra del producto al que supuestamente se homenajea. Porque Ravensword está hasta arriba de bugs, decisiones de diseño muy cuestionables y unos gráficos obsoletos incluso para su época -porque estamos ante un port de un juego lanzado en 2013 para PC y para móviles-, un juego que podría haber estado muy bien a principios de la década de los 2000 pero que en pleno 2021 se queda cojo por todas partes.

No vamos a mentir, realmente el juego no es malo en su contenido, o más bien no tan malo, pues fruto de su equiparación con Skyrim vamos a encontrar un sistema de juego complejo que en otros tantos RPG ni siquiera olemos: tenemos un editor de personajes potable, un sistema de progresión basado en el uso de las habilidades -si utilizamos mucho la espada, quitaremos más vida con ella que con un hacha de mayor poder, por ejemplo-, sistema de magias, mejora de nuestro personaje a través del uso de puntos de talento, uso de ganzúas, sistema de moralidad, posibilidad de robar a NPCs, poder comprar y decorar nuestra propia casa, ciudades explorables, misiones secundarias….pero claro, todo eso falla y se queda a medias cuando el tipo de juego que pretendes hacer le viene grande a tu equipo de desarrollo, han querido abarcar tanto que al final se convierte en un Skyrim demake, en el mal sentido.

La cuestión es que incluso como RPG se queda corto. Habrá pocas regiones disponibles en las que apenas hay un par de mazmorras o cuevas, cada una de ellas de muy poco recorrido y con poco incentivo para explorar, además de la misma cantidad de misiones secundarias que no vamos a negar que son originales y entretenidas en su desarrollo, pero acaban sabiendo a poco. En total y haciendo absolutamente todo, en apenas 10 horas ya habremos exprimido el juego.

El apartado técnico es sin duda el peor apartado del juego. Como decimos nuevamente, unos gráficos más propios de hace unas cuantas generaciones que de la época en la que se lanzó al mercado, recordando más a Morrowind o a Blade: The Edge of Darkness que al propio Skyrim aun  habiendo salido más tarde que éste. A eso se le suman los defectos del propio juego: escenarios vacíos y texturas planas, bugs en las animaciones de los personajes o en sus IAs, un sistema de combate tosco y horrible donde las hitboxes brillan por su ausencia o un rendimiento horroroso que hace que los enemigos prácticamente aparezcan de la nada frente a tus ojos cuando estás a un par de metros de ellos. Por decir algo bueno del juego, los tiempos de carga son prácticamente instantáneos, cosa que se agradece mucho al entrar o salir de viviendas o utilizar el teletransporte continuamente, pero pocas bondades más vamos a encontrar.

En cuanto al sonido, reconozco que la banda sonora no está nada mal, no es ninguna maravilla pero tampoco está realizada a desgana solo por cumplir, se nota cierta ambición. No podemos decir lo mismo del doblaje, las voces -en inglés, al igual que el resto del juego incluso en los textos- están realizadas con poca expresividad y un extraño sonido enlatado, como si hubiesen sido grabadas con un micrófono de baja calidad. Los efectos de sonido, directamente, son malos y repetitivos.

Concluyendo ya, podríamos decir que Ravensword es a Skyrim lo que Torrente 3: El videojuego es a la saga Grand Theft Auto, un juego que en todo momento nos deja sensación de «prototipo» inacabado realizado por gente que todavía no ha finalizado los estudios correspondientes al desarrollo de videojuegos. La intención no es mala y de verdad tiene muy buenas ideas que ya quisieramos verlas en otros muchos juegos, es una pena que hayan optado por la ley del mínimo esfuerzo, ya que en manos de un estudio competente podría haber sido un juego bastante notable.

 


Este análisis ha sido realizado en Playstation 4 mediante una copia cedida por Ratalaika Games