Gunfire Games deja aparcada la saga Darksiders, por la que pasó de puntillas, para ponerse con Remnant: From the Ashes, su nuevo y flamante experimento. Para empezar dejo un aviso para todo aquel que se quiera enfrascar en el texto: mucho me temo que en las próximas líneas vais a ver unas pocas comparaciones con Dark Souls. Pero os prometo que las comparaciones son acertadas, pues Remnant: From the Ashes, el juego que hoy nos ocupa, bebe un poco de este título. También prometo contenerme.
Remnant: From the Ashes es un juego de acción, disparos y exploración con un fuerte componente cooperativo. El personaje principal, el cual puedes crear, es rescatado por gente que sobrevive a duras penas en una central. Tu objetivo es llegar a una torre y allí detener a la Raíz. Nos encontramos en un mundo postapocalíptico, y es la Raíz, lo que parece una raza alienígena, la que invadió la tierra y la dejó tal y como está ahora. Como su nombre indica, parecen árboles, o al menos partes de los mismos. Además de ellos, también tendremos que luchar contra otros humanos, puesto que en cualquier lugar sin leyes los más fuertes se intentan aprovechar de los débiles.
Aunque un pequeño tutorial nos indica como atacar con nuestra arma cuerpo a cuerpo, a los pocos minutos de empezar nos daremos cuenta de que disparar es la acción básica de Remnant. El título ofrece varias clases de juego, y a pesar de que elegí la que se supone se centra en atacar cuerpo a cuerpo, a las pocas horas de juego observé que disparar era más rápido y sobre todo menos mortal. Podemos llevar tres armas distintas, dos a distancia y una cuerpo a cuerpo. Encontrar armas nuevas no es sencillo; para encontrar una metralleta distinta a la principal tuve que explorar toda una zona.
La sensación de disparar está bastante bien lograda, y es lo que más me ha convencido del título. Las armas son diferentes y tienen unos diseños interesantes, tanto visualmente como jugablemente. La escopeta te hace sentirte poderoso y la ametralladora suena realmente bien. En este apartado ninguna queja, y ojalá el resto estuviera igual de cuidado. Además de disparar con ellas, podemos añadirles modificadores, que nos proporcionan poderes adicionales que nos pondrán las cosas más fáciles. Sin embargo, añadirlos a las armas y que tengan su propio hueco en nuestro personaje me parece extraño e innecesario. Algunos ejemplos de estos modificadores son curar en área durante diez segundos o aumentar la defensa cuerpo a cuerpo. Como veis por sus efectos, podrían ser perfectamente habilidades más que modificadores del arma.
La variedad de enemigos es bastante grande, y en la exploración los subjefes o enemigos intermedios aparecen por doquier, cada uno con unas habilidades distintas. Los hay de todo tipo, de los que invocan a otras criaturas, que lanzan veneno, con ametralladoras… Sin duda es otro de los puntos fuertes de Remnant: From the Ashes. La inteligencia artificial no está muy elaborada, los enemigos no trazan planes elaborados, pero su número es más que suficiente para poner en aprietos al jugador. Los jefes sí tienen patrones de ataque interesantes y es donde los jugadores sufrirán de verdad. Aun así creo que al juego a la larga le falta variedad de enemigos, pero es algo que se observa más avanzado el título.
Otro de los elementos fundamentales en el combate son los estados alterados. En las primeras horas ya me había envenenado, cortado y alguna cosa más. Los objetos que vamos encontrando por las zonas que exploramos nos servirán para evitar que estos efectos nos hagan demasiado daño, o simplemente descansando en alguno de los puntos del mapa.
La exploración de Remnant es muy parecida a la de Dark Souls, donde tendremos que movernos de punto a punto, desde los que nos podremos teletransportar a los demás puntos. Los puntos no son hogueras, pero como si lo fueran, puesto que funcionan de la misma manera. Sin embargo, es en la exploración donde Remnant falla; Solamente con jugar unas pocas horas puedes ver como los escenarios se repiten. Al entrar en unas alcantarillas para acceder de una zona de la ciudad a otra alguna se crea un mapa que tenemos que explorar. La zona de conexión es un pasillo largo, pero lo peor es ver cómo esas zonas se parecen mucho unas a otras. Un título que se centra en la exploración no debería tener repetición de escenarios, y menos tan pronto. La jugabilidad del título se resiente cuando pasas por tercera vez por un pasillo largo donde obtienes los mismos objetos una y otra vez.
Los objetos que obtienes al explorar tampoco son lo suficientemente interesante como para mantener el interés del jugador. Además de consumibles para eliminar los efectos alterados y elementos que sirven para mejorar nuestro equipo es difícil encontrar cosas útiles y diferentes. Además de las armas el personaje puede llevar dos anillos y un colgante, y de estos también encontraremos algunas, pero en general solo veremos «hierro», el material para mejorar del que he hablado ya. La exploración no se ve recomendada en absoluto, algo que mata el interés que pueda tener el jugador a las pocas horas. Sin duda el juego necesita mucho más trabajo en todo lo referente a tener al jugador atado.
Otro componente que en Remnant parece fundamental es la cooperación. El título de base ofrece y recomienda la jugabilidad cooperativa, y la existencia de clases y distintas armas iniciales fomenta aún más esa faceta. Lamentablemente no he podido probar las funcionalidades online del título, así que todo lo que indico en mi análisis es a título personal y solitario. Sin embargo, estoy seguro de que siendo este apartado realmente importante para los desarrolladores lo habrán mimado lo suficiente. Y si no, unos pocos parches harán el milagro.
La banda sonora tiene poco protagonismo. Al comienzo del juego suena un tema realmente épico que nos pone a tono; somos los elegidos y debemos destruir a la Raíz. Pero luego esas notas desaparecen, y el título intenta integrar al jugador en un ambiente sofocante y oscuro, como otro título que no voy a nombrar. Funciona, pero solamente a medias. Con la calidad del primer tema dan ganas de ver como sería el resto de la música del juego. El sonido está también a buen nivel, con unas armas realistas y una variedad de sonidos de enemigos bastante grande y cuidada. Por si fuera poco, se trata de un título que está doblado al castellano, algo que no me esperaba en absoluto. El doblaje es de una calidad media, pero se agradece porque la alternativa era jugarlo en inglés.
Por último quiero indicar que gráficamente Remnant es realmente sólido, funciona increíblemente bien, siempre a sesenta imágenes por segundo sin prácticamente caídas. Los diseños de los enemigos son interesantes, pero la ciudad es bastante monótona y cansa muy rápido. Que los escenarios se repitan desde luego no ayuda para que sorprenda visualmente después de unas horas de juego. Los colores elegidos tampoco ayudan mucho; obviamente los enemigos cuyo nombre es «Raíz» van a ser marrones la mayoría del tiempo, pero la ciudad y demás lugares son oscuros y tristes. Esto es una decisión que va con la personalidad del título, pero creo que otro estilo un poco más colorido le hubiera venido bastante mejor.
En conclusión, Remnant: From the Ashes se siente un juego inacabado. La base es genial, con una jugabilidad, gunplay y armas más que aceptables. Es divertido disparar a los enemigos, y eso es lo que cuenta. Pero al de unas pocas horas la repetición de escenarios y de enemigos puede pasarle factura. El desarrollo de personaje tampoco es todo lo elaborado que debiera, así que aunque el primer contacto es bueno, creo que le falta una buena cocción al título final. Y me da mucha lástima, ya que me lo he pasado muy bien durante todo el comienzo, pero rápidamente pasa de ser un divertimento a convertirse en una tarea.
Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por TNPR