Lo primero que llama la atención de Rogue Flight es su estética, no nos vamos a engañar. Este juego de disparos sobre raíles, desarrollado por Truant Pixel, es un viaje directo a los años 80 y 90, tanto por su puesta en escena y su estética anime de la época -con vibras muy a lo Macross- como por su jugabilidad y estructura que recuerda a clásicos como Star Fox. Sin embargo, no se conforma con ser una carta de amor a los títulos del pasado, sino que añade mecánicas y elementos más modernos que logran enganchar tanto a los fans veteranos del género como a los recién llegados.

La trama de Rogue Flight nos sitúa en un futuro distópico, donde la humanidad lucha por sobrevivir contra una inteligencia artificial llamada ARGUS que tomó conciencia de si misma y decidió acabar con el ser humano, cosa que casi consiguió en tan solo 72 horas. Con los recursos al límite, supervivientes encuentran un prototipo de caza espacial, la Flecha, que podría ser su última esperanza. Desde este punto, nos embarcamos en una misión suicida para atacar el núcleo de ARGUS. Nadia, una piloto de carga sin experiencia en combate, será la encargada de pilotar la nave y seguiremos su misión desde un punto de vista argumentalmente dramático, como si de un anime se tratase.

El juego se desmarca de narrativas lineales gracias a un sistema de rutas ramificadas que conducen a varios finales que además tiene impacto en la historia. Estas decisiones estratégicas, como centrarse en la forja enemiga o ir directamente contra su flota de drones, no solo afectan la historia, sino también la estructura de los niveles. Este diseño fomenta la rejugabilidad y hace que cada partida se sienta única. Por si fuera poco, al completar el juego, desbloqueamos un new game plus que además de aumentar la dificultad, reimagina los niveles, ofreciendo una experiencia casi completamente nueva.

El corazón de Rogue Flight está en su jugabilidad, y aquí es donde brilla con más fuerza. Inspirándose en las maniobras ágiles y los giros clásicos de Star Fox, el título crea una experiencia intensa pero accesible, con varios niveles de dificultad para hacer el juego abordable para todo tipo de jugador. Aunque los niveles están más centrados en el combate contra naves enemigas que en obstáculos ambientales -que también tendremos segmentos de esquivar obstáculos-, cada etapa introduce suficientes variaciones para mantenernos alerta.

Además de las armas convencionales, podemos usar un ataque único de frenada, que nos permite pulverizar enemigos con la estela de los motores de nuestra nave. Este movimiento resulta increíblemente satisfactorio a la par que espectacular cuando conseguimos eliminar oleadas enteras de drones con un solo golpe. También contamos con un sistema de armas y módulos mejorables que iremos desbloqueando conforme avancemos, que nos permite ajustar nuestra nave a nuestro estilo de juego. Aunque solo hay dos ranuras para módulos, estas limitaciones refuerzan la toma de decisiones estratégicas en función del nivel al que vamos a enfrentarnos.

Visualmente, Rogue Flight es un espectáculo para los nostálgicos. Su estilo inspirado en el anime clásico se mezcla con efectos retro como filtros VHS, ruido de cinta y granulado de película -se pueden desactivar-, creando una atmósfera que se siente auténtica y única. Las escenas cinematográficas y los diseños de niveles están llenos de detalles, y aunque algunos elementos gráficos, como las texturas, son más simples en comparación con otros juegos actuales, esto no desentona con el estilo general. Lo que nos ha llamado mucho la atención es tener un recuadro con la cara de nuestra piloto y poder ver sus reacciones en todo momento.

El apartado sonoro tampoco se queda atrás. La banda sonora, con un tema de apertura interpretado por Itoki Hana -reconocida cantante de J-Pop-, refuerza la estética retro, mientras que las actuaciones de voz, disponibles en japonés e inglés, son de gran calidad. Sin embargo, un pequeño problema de mezcla en el monólogo interno de Nadia puede dificultar su comprensión, obligándonos a activar los subtítulos -que en alguna ocasión se superponen cuando habla más de un personaje-. En términos de rendimiento, el juego se mantiene sólido en la mayoría de plataformas, alcanzando los 60 frames por segundo durante el gameplay, aunque con leves caídas en escenas intensas o cuando usamos el ataque de estela -al menos en la versión de Nintendo Switch que es la versión reseñada-.

A lo que contenido se refiere Rogue Flight esta más que bien servido, ya que no solo cuenta con la historia principal y todas las posibilidades que dan su elección de ruta -tanto jugables como argumentales-, sino que los diferentes niveles de dificultad -tenemos uno que solo nos otorga una vida-, el new game plus con niveles reimaginados, y la tonelada de contenido a desbloquear -módulos para la nave, elementos cosméticos, modos de juego roguelike, etc.- nos asegura una larga vida para el título de Truant Pixel, que además se encuentran muy activos añadiendo mejoras y nuevo contenido animados por la buena recepción del juego.

En definitiva, Rogue Flight es mucho más que un homenaje a los shooters espaciales; es un ejemplo de cómo revitalizar un género sin perder de vista sus raíces. Su combinación de jugabilidad frenética, narrativa ramificada y un estilo audiovisual impecable lo convierten en una experiencia imprescindible para los fans de los on rail shooters y los amantes del anime ochentero. Aunque algunos detalles menores, como la mezcla de audio o la curva de dificultad en los modos más bajos, podrían ajustarse, no empañan la experiencia general. Este juego demuestra que los clásicos nunca pasan de moda, y con su capacidad para innovar, se posiciona como uno de los mejores ejemplos modernos del género. Si te gusta lo que has leído, no busques más: Rogue Flight tiene algo especial reservado para ti.