Slay the Princess es ese tipo de juego extraño que se atreve a romper con lo convencional para sumergirse de lleno en el horror psicológico, las mecánicas experimentales y metanarrativas. Desarrollado por Black Tabby Games, publicado por Serenity Forge, y disponible en formato físico a partir del 22 de agosto gracias a Tesura Games, esta edición especial –The Pristine Cut– incorpora nuevo contenido y mejoras de calidad de vida.

Este relato interactivo comienza con una premisa tan sencilla como inquietante: se te ordena matar a una princesa encerrada en una cabaña, porque si no lo haces, destruirá el mundo. Eso es todo. Sin introducción elaborada, sin tutorial, sin contexto. Solo una voz en tu cabeza, un sendero en el bosque y una misión que, desde el primer momento, se siente equivocada. Si os interesa minimamente la propuesta es todo lo que necesitáis saber, pues Slay the Princess es uno de esos juegos que se disfrutan más cuanto menos se sepa sobre ellos.

En cuanto cruzas la puerta de la cabaña, el juego empieza a ser el que juega contigo. La princesa no es lo que parece. O tal vez sí. Quizá el villano eres tú. Quizá el narrador miente. Quizá todos lo hacen. La genialidad de Slay the Princess reside en su negativa a ofrecer certezas. Cada decisión que tomas, ya sea hablar con ella, atacarla, dudar o huir, desencadena ramificaciones inesperadas. Y justo cuando crees haber alcanzado un final, el juego vuelve a empezar. Una y otra vez, con cada ciclo trayendo nuevas versiones de la princesa, nuevas voces en tu cabeza y nuevos dilemas morales que retuercen tu percepción de la realidad.

La estructura cíclica no es solo un truco narrativo: es el motor de la profundidad psicológica del juego. Cada bucle reconfigura las reglas, el tono e incluso el género. En un momento, la princesa es una prisionera aterrada que suplica por su vida; al siguiente, es una entidad cósmica con ojos brillantes y una voz que te araña el alma. El juego no solo transforma a sus personajes; te transforma a ti. ¿Eres la misma persona en cada ciclo? ¿Lo es ella? ¿Lo es el narrador? Estas preguntas no tienen respuesta, pero te acompañan en cada paso.

La escritura es inteligente, inquietante y, en ocasiones, irónicamente divertida. El narrador actúa como guía y manipulador, ofreciendo comentarios que oscilan entre lo útil y lo profundamente sospechoso. A medida que avanzas, otras voces se suman al diálogo, cada una representando fragmentos de tu psique. Estos monólogos internos están brillantemente escritos, a menudo en conflicto entre sí, y añaden capas de complejidad a cada elección. La princesa, por su parte, es un logro en cuanto a diseño de personajes. No es una figura estática, sino un enigma en constante cambio. Su diálogo se adapta a tus decisiones y su personalidad muta de inocente a seductora, de aterradora a desgarradora. Nunca sabes con certeza quién, o qué, tienes delante y esa incertidumbre es el mayor triunfo del juego.

Visualmente, Slay the Princess apuesta intencionadamente por el minimalismo. Su estética dibujada a mano en blanco y negro simula un cuaderno de bocetos que cobra vida. Los personajes están trazados con líneas expresivas y el escaso detalle de los fondos refuerza la sensación de aislamiento. Pero no te dejes engañar por la simplicidad: el juego sabe cómo inquietar. Las transformaciones de la princesa son especialmente impactantes. Sus expresiones faciales, postura e incluso anatomía cambian drásticamente entre ciclos. El arte no recurre al gore ni a los sustos fáciles; cultiva una inquietud lenta y persistente que permanece incluso después de cerrar el juego.

 

El diseño sonoro es sutil pero eficaz. Las interpretaciones de voz, especialmente las del narrador y la princesa, son sobresalientes, transmitiendo emoción, amenaza y ambigüedad con una precisión escalofriante. La música es escasa, a menudo se desvanece en silencio, lo que amplifica la tensión. Cuando el sonido irrumpe, un latido, un susurro, un crescendo repentino, lo hace con fuerza, marcando momentos de inquietud visceral.

En cuanto a mecánicas, Slay the Princess es una novela visual. Lees, eliges, reaccionas. Pero la profundidad de esas elecciones es asombrosa. No hay un camino “correcto”, ni un final óptimo. Cada decisión conlleva consecuencias, y el juego las recuerda. Incluso elecciones aparentemente menores, como si llamas a la puerta o entras sin avisar, pueden alterar el curso de la historia de formas inesperadas. Este no es un juego para jugar una sola vez. Está diseñado para múltiples partidas, cada una revelando nuevas capas de historia. Y, aunque algunos jugadores pueden encontrar limitada la ausencia de mecánicas tradicionales, quienes abracen su enfoque narrativo encontrarán una experiencia rica y gratificante.

En el fondo, Slay the Princess es una reflexión sobre la identidad y la moralidad. ¿Quién eres cuando te despojan del contexto? ¿Qué significa ser “bueno” o “malo” cuando la verdad cambia constantemente? El juego no ofrece respuestas fáciles. En cambio, te invita a enfrentarte a ellas. También juega con la idea de la manipulación y no solo por parte del narrador, sino del propio juego. Estás constantemente cuestionando qué es real, qué es imaginado y si tus decisiones realmente importan. Es una historia de horror filosófico disfrazada de cuento de hadas retorcido.

Algunos jugadores pueden encontrar repetitiva su estructura de bucles, especialmente si buscan una experiencia más tradicional. Otros pueden frustrarse por la falta de respuestas concretas. El juego es deliberadamente opaco, y eso puede resultar divisivo. Además, su arte minimalista y entornos limitados, principalmente el bosque, la cabaña y el sótano, pueden parecer restrictivos para quienes esperan variedad visual. Pero estas limitaciones refuerzan la atmósfera claustrofóbica y centran la atención en lo verdaderamente importante: la historia.

Slay the Princess es una experiencia audaz, inquietante y profundamente original. Es un juego que desafía tus suposiciones, juega con tu mente y te deja cuestionándolo todo. Si eres amante del horror psicológico, las narrativas ramificadas o los juegos que tratan el relato como una forma de arte, Slay the Princess es un imprescindible.