Si hablamos de Star Wars, hablamos de uno de los universos más ricos, extensos y complejos de la historia del entretenimiento. Dentro se engloban todo tipo de productos que van desde películas, libros y comics hasta videojuegos que se encargan de seguir expandiendo aún más todo este gigantesco lore. En este último formato encontramos juegos de la franquicia que llevan saliendo prácticamente desde el estreno de la primera película allá por 1977 y desde entonces no ha habido consola sin su juego de la saga, a veces con más o menos fortuna. La última incorporación a este universo ha sido Star Wars: Jedi Fallen Order de la mano de Respawn Entertaiment y EA para PlayStation 4, Xbox One y PC.

Hay que decir que en líneas generales, Jedi Fallen Order es el juego que los fans llevábamos tiempo pidiendo: un juego de acción y exploración que se alejase un poco de los juegos multijugador o de naves y apostase más por el estilo singleplayer. Las dos entregas de El poder de la fuerza para la anterior generación fueron un buen comienzo de lo que se exigía, pero ninguno de ellos se podía llegar a calificar de «juegazo» y su moderado presupuesto se acababa notando. Desde entonces ha habido varias cancelaciones como Star Wars 1313 o aquel título sin nombre de Visceral Games que parecía que iban a llenar ese vacío, pero al final quedaron en nada.

Los responsables del título que nos ocupa hoy son Respawn Entertaiment, una desarrolladora con poca trayectoria pero de alto nivel, pues son los padres de la saga Titanfall y su spin off Apex Legends. Cuesta creer que un estudio dedicado principalmente a juegos multijugador pudiese hacer una aventura en solitario en condiciones, pero hay que echar la vista atrás y recordar que Titanfall 2 ya ofrecía un modo campaña que se colocaba entre los mejores y más divertidos del año. Este nuevo título no hace más que reivindicar que esta desarrolladora tiene un talento innato para hacer bien las cosas y con Jedi Fallen Order ofrecen su carta de recomendación definitiva.

Metiéndonos ya en harina, la trama de Star Wars: Jedi Fallen Order nos sitúa, una vez más, en el periodo por antonomasia para justificar nuevas historias comprendido entre los episodios III y IV -parece que hayan ocurrido más cosas en esos 20 años que en toda la edad media europea-, unos años después de que el canciller Palpatine ejecutase la orden 66 que acabó con la vida de la mayoría de los jedi y obligase al exilio a los pocos supervivientes. Cal Kestis es un joven instalado en un planeta que vive de la chatarra hasta que un día, a causa de un incidente inesperado, se ve obligado a desvelar su identidad como jedi. A partir de ese momento, no le queda más remedio que convertirse en fugitivo de las manos del imperio y unirse a un grupo de rebeldes que parece tener una misión un tanto especial.

Star Wars: Jedi Fallen Order es un batiburrillo que coge ideas de varios juegos famosos como Tomb Raider, Dark Souls o Metroid y los mete en una batidora. Misteriosamente, la mezcla acaba resultando muy buena y efectiva, con el resultado de un juego largo y adictivo que hará las delicias de todos los fans de la franquicia. Tendremos plataformeo, exploración y, por supuesto, combates, todo en su justa medida de manera que ningún elemento predomina sobre otro ni acabe cansando.

Lo cierto es que el título emana esencia Star Wars por todos sus poros y esto lo consigue gracias a tener en cuenta el canon actual, de hecho veremos como llegamos a visitar localizaciones famosas como el planeta Kashyyyk o Dathomir, al igual que la aparición y menciones a personajes conocidos de las películas o eventos pasados. Todo esto se suma a la increíble banda sonora compuesta por Stephen Barton y Gordi Haab, que hacen un trabajo soberbio con temas muy acordes al estilo de las películas. Desgraciadamente, en ningún momento sonará tema alguno de John Williams o de los filmes originales, una lástima porque hay varios momentos que se prestan a ello y hubiese terminado de encumbrar este apartado.

Nuestra tarea será recorrer los diferentes planetas para ir desarrollando a nuestro personaje, tanto física como mentalmente -luego hablaremos de esto-. Siguiendo el modo historia, veremos como nuestro protagonista va mejorando y haciéndose con nuevas habilidades y equipamiento que le permite continuar avanzando. Es en este aspecto donde más recuerda a Tomb Raider, pues a lo largo del juego habrá que escalar, bucear e ir sorteando obstáculos y plataformas, todo ello cargado de scripts que le dan un toque de espectacularidad a nuestro avance.

El backtraking es uno de los mayores atractivos del juego, pues los planetas cuentan con un excelente diseño de niveles cargado de secretos, atajos y recovecos que explorar libremente en escenarios perfectamente conectados y con sentido. Será una constante y un placer estar volviendo a lugares anteriores cada vez que conseguimos una nueva mejora y deseando utilizarla para llegar a ese sitio al que antes no podíamos acceder. La parte mala de esto es el nivel de las recompensas, pues aunque a veces conseguiremos mejoras de salud y de fuerza, la gran mayoría de los desbloqueables serán nuevos colores para la ropa de los personajes y nuestra arma, lo que hace que en principio no nos motive mucho a esforzarnos en conseguir el 100%.

No estaremos solos en nuestro viaje, pues en todo momento nos acompaña BD-1, un pequeño droide que forma parte activa del juego tanto en la trama como en la jugabilidad. Este pequeñajo también podrá ir consiguiendo mejoras que nos ayuden a avanzar como por ejemplo abrir puertas electrónicas, piratear a otros droides o aumentar el número de capsulas de vida que podemos llevar. Pero definitivamente su función más llamativa es la del escáner: con una mecánica totalmente heredada de la saga Metroid Prime, BD-1 podrá escanear ruinas, especies animales y todo tipo de elementos para lograr completar la enciclopedia que nos ofrece más información y profundiza en el lore del juego.

Respecto al apartado del combate, estamos ante uno de los mejores que se haya visto en mucho tiempo en un juego de la franquicia. Mucha gente compara el tipo de combate con el de la saga Souls, pero en mi opinión se asemeja más al estilo que ofrecía Sekiro: nuestros enemigos cuentan con una barra de vida y otra de defensa, de manera que para poder restarles salud es importante vaciar antes su resistencia y dejarles expuestos a nuestros ataques. Un importante fallo que le veo es que es demasiado fácil iniciar el combate usando un ataque cargado que deje medio aturdido al rival, lo que podemos aprovechar para quitarme media vida de golpe o matarlo directamente, quitándole gran parte de la gracia. Otro problema se da en el autofijado, pues a veces hay que pulsar el joystick varias veces hasta conseguir fijar a un enemigo y cuando lo hace, es fácil que se pierda el rastreo si éste se mueve demasiado deprisa o hay más de un enemigo en el área, lo que nos dejará expuestos a ataques por la espalda.

Los combates son simplemente espectaculares y logran transmitir la esencia de aquellos míticos duelos que veíamos en el cine, con sus florituras y todo. Pero no solo de sables laser vive el jedi -que además lo podremos fabricar a nuestro gusto-, por supuesto también contaremos con los poderes de la fuerza, que podremos utilizar tanto en la lucha como para la resolución de puzles. Podremos empujar y atraer elementos -y enemigos-, lanzar ondas aturdidoras o incluso control mental. Al principio nuestro personaje será muy básico y tendrá un repertorio bastante reducido, pero gracias a la experiencia y puntos acumulados, iremos desbloqueando nuevos poderes y ataques en el árbol de habilidades designado para ello.

Y en este aspecto se vuelve a fijar nuevamente tanto en Sekiro como en Dark Souls. Al matar enemigos iremos acumulando experiencia que se va guardando hasta obsequiarnos con un punto de habilidad si llegamos al tope, pero si durante ese proceso un enemigo acaba con nosotros, lo perderemos todo y reapareceremos en el último punto de meditación alcanzado -las famosas «hogueras»-. Pero no está todo perdido, ya que si encontramos a quien nos mató y conseguimos golpearle, recuperaremos toda la experiencia que habíamos perdido. No lo perderemos absolutamente todo, si ya hemos conseguido previamente algún punto de habilidad éste no se perderá, pero sí la experiencia hasta alcanzar el siguiente, es una manera de crear un pequeño «seguro de vida» y no hacer el juego más difícil de la cuenta.

No me gustaría finalizar sin hablar del apartado gráfico, ya que nos deja un sabor agridulce. El juego es visualmente bonito y solvente gracias al Unreal engine, pero es verdad que no ofrece todo lo que podría ofrecer, de hecho en ciertos aspectos queda por detrás de SW Battlefront, por hacer una comparativa de la misma familia. El diseño de personajes que no pertenecen al grupo protagonista también flojea bastante -esos wookies que parecen sacados del museo de cera de Madrid…- y algunos de los rostros tienen una morfología un tanto extraña. En lo técnico se podría decir que en general está bien, la versión de PC no pide mucho equipo y no tendremos problemas para ejecutarlo, pero sí que es verdad que hay ciertos momentos -especialmente al cambiar de zona o al utilizar ascensores- en los que el framerate cae en picado durante varios segundos y resulta bastante molesto.

En definitiva, Jedi Fallen Order es una de las mejores entregas de la franquicia y uno de los juegos del año. Respawn Entertaiment se ha sacado de la manga un título excelente que viene a contradecir a la propia EA y su argumentación de que los juegos singleplayer estaban agonizando -cosa de la que tambien se ha encargado Capcom con Resident Evil 2 y Devil May Cry V-. No es un juego perfecto y como primera iteración de esta subsaga no podemos quejarnos demasiado, pero sin duda ha sentado las bases para una más que posible secuela que estamos seguro de que nos va a ofrecer mucho más y mejor para superarse a sí mismo.