Cinco años han pasado desde aquél E3 de 2018 en el que se nos dio a conocer la existencia de Starfield, la nueva IP original en más de 25 años de la archiconocida Bethesda, responsables de de la saga The Elder Scrolls o Fallout. Tras la fantasía medieval y el postapocalipsis nuclear, la nueva franquicia de la compañía apunta ahora hacia las estrellas con un RPG de temática espacial que no podemos describir de otra manera más que “colosal”.

Antes de nada, me gustaría dejar claro que este análisis se ha realizado en base a la experiencia jugable obtenida hasta el momento de su publicación -unas 30 horas de juego-, es imposible hacer una valoración de la experiencia completa porque para ello se necesitarían meses. Por lo tanto, habrá muchos elementos y mecánicas que no haya visto todavía, información que puede estar equivocada o que simplemente desconozco. Teniendo esto en cuenta, vamos a meternos en faena.

Es el año 2330, la humanidad ha alcanzado un nivel tecnológico tan avanzado que los viajes interplanetarios y la colonización de planetas están a la orden del día. Nosotros encarnaremos a un trabajador de una compañía minera que un día, haciendo una excavación, se topa con un misterioso artefacto que le proporciona extrañas visiones incomprensibles. Ahí es donde arranca nuestra historia, una historia que tampoco es que sorprenda de inicio ya que se ha recurrido muchas veces a la baza del misterioso artefacto alienígena para muchos productos de temática espacial, pero si hay uno en concreto al que me recuerda es al inicio del primer Mass Effect, con el cual comparte muchísimas similitudes por el tratamiento de la misma.

Y tras ese breve y escueto comienzo y unas breves directrices básicas para la misión principal ahí lo tenemos, el todo, cualquier cosa que queramos hacer en ese momento la podremos hacer sin más demora. ¿Nada más comenzar nos apetece explorar un nuevo sistema solar? ¿asaltar una guarida de bandidos? ¿comerciar? ¿robar? Adelante, no hay límite ni prohibición alguna, pero debéis saber que no será fácil y no es conveniente hacerlo.

Porque ahí es donde reside quizás el mayor problema de Starfield, en una curva de aprendizaje demasiado elevada. La misión del tutorial y los primeros compases son confusos y poco aclaratorias, básicamente nos dedicaremos a seguir las órdenes paso por paso pero sin llegar a comprender realmente el funcionamiento de las mecánicas. En este sentido, Starfield es probablemente el juego menos amigable con el jugador novato en comparación con otros de sus títulos. Es conveniente pararnos un rato y dedicarle tiempo a aprender cómo funcionan las cosas, ya sea a través de la propia experimentación o bien leyendo la sección de ayuda del juego. Sabemos que nada más empezar queréis recorrer el mundo y dejar que el juego os sorprenda, pero mejor hacerlo teniendo a unos conocimientos básicos a ir por ahí como pollo sin cabeza.

Entrando ya en la parte jugable, podemos distinguir tres tipos de jugabilidad, siendo la primera de ellas la exploración de planetas. Una vez lleguemos al sistema solar que queramos eligiremos el planeta al que descender, ya sea en los puntos designados o en cualquier punto del planeta que queramos -aunque no habrá puntos de interés que investigar-. Para completar el escaneo de un planeta al 100% habrá que recorrerlo e ir escaneando los diferentes elementos que vayamos encontrando, ya sea fauna flora o elementos químicos. Para completar la tarea habrá que escanear a varios miembros de la raza alienígena o plantas en cuestión hasta recabar el 100% de datos. Además, un mismo planeta puede tener varios biomas diferentes, siendo necesario aterrizar en otro punto del planeta para poder analizarlo todo.

Además de la fauna y flora local, cada planeta puede contener estructuras como edificios, laboratorios abandonados o incluso cuevas que harán las veces de las habituales «mazmorras» -más adelante profundizaremos en esto-. Aparte de eso, en planetas con atmósfera habitable podremos construir nuestra propia base a la que podremos añadir módulos de vivienda, estaciones de desarrollo o sistemas de defensa para poder crear nuestra guarida perfecta. Para ello necesitaremos obtener recursos en los diferentes planetas que nos permitan construir los elementos en cuestión.

El segundo tipo de jugabilidad principal es el de la propia nave y quizás podríamos decir que es la mecánica más desaprovechada de todas. Como aventurero espacial contaremos con nuestra propia nave con la que movernos entre planetas. Dicha nave la podremos personalizar a nuestro gusto añadiendo módulos, cambiando su diseño o simplemente mejorando sus estadísticas. La variedad de combinaciones con las que crear nuestra propia nave es enorme y nos puede dar mucho juego, aunque para ello necesitaremos una buena cantidad de créditos ya que las piezas son realmente caras y el dinero no abunda en el universo de Starfield.

Una vez en el espacio exterior, podremos tomar control directo de la nave de manera manual y aquí es es donde entra la mecánica del combate. El espacio no es un lugar seguro, está lleno de piratas espaciales que no dudarán en atacarnos y hacerse con nuestro botín. Es por ello que nuestra nave está equipada con armamento para poder hacerles frente y es en esta parte donde digo que se siente desaprovechado, ya que hay poca variedad de afrontar un combate estelar, básicamente se resume en apuntar y disparar hasta que uno de los dos caiga. Tampoco he visto nada más que hacer era en el espacio más allá de combatir, siendo al final un mero trámite para viajar entre planetas. Se echa en falta algo más de exploración espacial o la existencia desde otro tipo de localizaciones fuera de los propios planetas.

Por último, el tercer y último tipo de jugabilidad es a la que Bethesda nos tiene acostumbrado en todos sus juegos, el roleo y la aventura. Como viene siento habitual en la compañía, lo primero que haremos será crear un personaje personalizado en un potente editor que nos permite modificar un montón de parámetros del aspecto físico. Además de ello debemos darle un trasfondo a nuestro personaje -es decir, la clase- y por último podemos añadirle unas series de los rasgos totalmente opcionales que modifiquen la experiencia de juego, como por ejemplo hacer que cuando vayamos acompañado nuestro personaje quite más vida en combate pero a cambio los botiquines nos curarán menos puntos de salud, o por ejemplo tener una vivienda propia desde el principio del juego pero a cambio deberemos estar pagando una hipoteca cada cierto tiempo. Estos modificadores cambian totalmente la experiencia de juego e incentiva futuras rejugadas.

La exploración es sin duda alguna el gran punto fuerte del juego y aquí es donde encontramos a la mejor Bethesda, con 25 años de experiencia acumulada de juegos anteriores a sus espaldas  y ofreciendo lo mejor de sí misma. La primera vez que lleguemos a Nueva Atlantis nos quedaremos con la boca abierta no solo ante la belleza de la misma, sino también por lo enorme que es y los miles de rincones que recorrer. Y este centro neurálgico no es más que una pequeña parte de todas las localizaciones que podremos llegar a ver en el juego, a cada cual más curiosa.

Como es habitual, no tardaremos en tener misiones provenientes de aquí y de allá y es que estas misiones las podemos encontrar a la vuelta de la esquina, literalmente hablando: a veces podremos pasar por el lado de dos NPCs que están teniendo una conversación y con escucharla de oídas es suficiente para que se nos desbloquee una nueva misión. Es completamente abrumador la cantidad de ellas que hay, de manera que en ningún momento sentiremos esa sensación de «¿y ahora que hago?», siempre absolutamente siempre tendremos algo que hacer y varios objetivos por cumplir. No voy a mentir, muchas de estas secundarias vienen a ser las habituales misiones de recadero de ir a tal sitio a recoger un objeto y devolvérselo a su propietario o localizar a X persona, pero otras están lo suficientemente trabajadas como para suponer un auténtico desafío y mantener el interés del jugador.

El combate en Starfield tampoco pasa desapercibido, el gunplay es realmente bueno y es una auténtica gozada freir a tiros a piratas espaciales y monstruos que nos atacan. Disponemos de varios tipos de armas tales como fusiles, pistolas o escopetas, pasando por armas láser y armas cuerpo a cuerpo. Como era de esperar, la opción de crearnos una build de sigilo también está ahí, funcionando de la misma manera que en otros juegos del estudio -si atacamos en sigilo realizaremos un extra de daño-. Y todo esto sin contar el uso de ciertas mecánicas de las que no vamos a hablar porque son un spoiler importante y es preferible que cada usuario descubra la sorpresa, pero digamos que es conveniente avanzar un poco en la historia principal.

Esto nos lleva al nuevo sistema de habilidades: dispondremos de una gran cantidad de habilidades obtenibles, las cuales se desbloquean con puntos de experiencia que podremos conseguir al matar enemigos o completar misiones. A su vez, cada una de estas habilidades cuenta con cuatro niveles de desarrollo para hacerla todavía más poderosa. No estoy exagerando si digo que para poder desbloquear y maximizar todas las habilidades tendremos que invertir literalmente cientos de horas.

Teniendo todo esto en mente, la libertad que ofrece el juego es absoluta y permite jugar en todo momento de la manera que más nos apetezca. Si queremos acción desenfrenada podemos buscar bases enemigas y liarnos a tiros o convertirnos en pirata espacial, si nos apetece algo más relajado podemos simplemente explorar planetas y descubrir el universo, mientras que si queremos algo más táctico podemos dedicarnos a construir nuestra base o diseñar nuestra propia nave. No existe una manera específica de jugar ni hay reglas escritas, la imaginación es el propio límite y la manera en la que queramos afrontar la experiencia es tan válida como cualquier otra.

Pero esa libertad tiene un precio y es que habrá montones de situaciones que no veremos. Me parece un error de concepto -además de algo prácticamente imposible-  querer ver todo el contenido del juego en una única partida, si intentamos explorar todos y cada uno de los mil planetas disponibles en el juego acabaremos aburridos antes de llegar a ver siquiera el 10% de ellos. La mejor manera de afrontar el juego es lanzarse a la aventura y vagar sin rumbo, ir cumpliendo misiones que nos vayan surgiendo y prácticamente hacer lo que queramos hasta que decidamos acabar la trama principal por iniciativa propia. No estamos ante unos de esos juegos en los que conseguir el 100% ya que es una locura siquiera el simple hecho de planteárselo.

A pesar de todo lo comentado anteriormente -y aquí empezamos con la sección de los «peros»-, Starfield no es un juego perfecto y hay una serie de decisiones de diseño que empeoran en parte la experiencia. La primera de ellas es la sensación de deja vu con otros juegos de la compañía, Bethesda se siente cómoda en la fórmula de RPGs en primera persona que lleva desarrollando toda la vida y le cuesta salir de ahí, haciendo que Starfield no se sienta como un juego realmente nuevo e innovador, sino más bien como «un Fallout 4 a gran escala». Esto se acentúa debido al uso del motor Creation engine 2, una variante vitaminada del motor gráfico que llevan usando desde hace varias décadas y ya empieza a quedar obsoleto en ciertos aspectos. Esto hace que algunos NPCs tengan las mismas animaciones que en anteriores juegos del estudio, mismos comportamientos de IA, un sistema de looteo que ya conocemos de sobra… No es que sea algo que empeore el juego en sí, pero se pierde esa oportunidad de hacer algo realmente nuevo desde cero y no tan encorsetado en su estilo de siempre.

Otro de sus defectos se da en la exploración de planetas, ya que aunque es muy motivante en las primeras horas, no tardaremos mucho en encontrar patrones repetitivos, estructuras y guaridas con el mismo diseño clónico y grandes yermos vacíos en los que no hay nada más que minerales -aunque es cierto que esto es así debido a su realismo, no podemos pretender que cada uno de los planetas esté hasta arriba de contenido-. Por si fuera poco, la única forma de desplazarnos por los planetas es a pie y cuando vemos varios puntos de interés que investigar y cada uno está a 1 kilómetro nos acabamos pensando dos veces si merece la pena ir hasta allí o no. Se echa en falta algún tipo de vehículo que nos permita recorrer la superficie de los planetas con mayor rapidez.

Para finalizar y pasando ya a la parte técnica, a pesar de sus problemas de rendimiento y modelados podemos decir que en general los gráficos son una maravilla. Visualmente es una auténtica locura lo conseguido y si bien es cierto que no se encuentra entre los techos gráficos de la generación, si tenemos en cuenta la relación calidad gráfica/tamaño del mapeado quizás sí se podría decir que estamos ante el juego más top gráficamente hasta la fecha. Cada uno de los planetas tiene una belleza inconmensurable, con unas formaciones geológicas que quitan el hipo y a eso se le suma un sistema de iluminación y reflejos bastante potente que hacen que todo luzca bastante resultón. Creedme que en este juego vamos a quemar el modo foto hasta que nos quedemos sin memoria en la consola, ya que se pueden hacer unas capturas sorprendentes.

En cuanto al rendimiento sorprende su funcionamiento no solo en PC, sino también en consolas con un resultado espectacular. En Xbox Series X el juego funciona a 30 frames por segundo a una resolución de 4K, mientras que en Series S -la versión que hemos jugado- funciona a esos mismos 30 fps y una resolución de 1440p reescalados gracias a la tecnología FSR. Tengo que admitir que estoy realmente sorprendido en este aspecto, no esperaba mucho de la blanquita de Microsoft y ha resultado ser una máquina más que digna que hace que prácticamente haya pocas diferencias visuales con su hermana mayor.

Y no podemos dejar como último punto una de las grandes bazas de los juegos de Bethesda: los mods. El uso de un motor gráfico tan conocido por todos tiene sus ventajas y es que es muy fácil editar el juego para añadir nuevo contenido o modificar el ya existente, esto hace que en el futuro Starfield pueda llegar a ser un juego completamente distinto a como es de salida. Y es que tenemos que admitirlo, un juego de Bethesda no explota todo su potencial hasta que la comunidad modder mete mano. Como curiosidad, se ha anunciado que el sistema de mods llegará también a las versiones de consola, con lo que no quedará relegado a los usuarios de PC y podrá ser disfrutado por todo el mundo por igual.

Es difícil valorar y puntuar un juego como Starfield, si lo vemos como juego innovador y rompedor quizás se queda lejos del Olimpo de los grandes juegos y no hace nada que no se haya visto ya con anterioridad, pero si lo valoramos como experiencia jugable podemos asegurar que muy pocos juegos logran lo que logra Starfield. No es un juego perfecto, tiene bastantes puntos mejorables que lo alejan de la perfección, y recalco lo de mejorables porque estoy seguro de que muchos de sus problemas se pueden arreglar con futuras actualizaciones, tampoco han ayudado las altas expectativas creadas por la gente ni las constantes comparativas con No Man’s Sky, pero con todo ello estamos ante una experiencia única de esas que se quedan en el recuerdo para toda la vida y merece que todo el mundo le de una oportunidad.