Se acerca Halloween, noche de brujas, dulces, una tradición alegre, risas, disfraces, niños dando por el saco disfrutando de la vida… Pues es precisamente lo opuesto a The Alien Cube. Un juego de terror lovecraftiano de corte más sensorial que psicológico, donde solo vemos ruina y cosas impías venidas de otros planos de la existencia, con una potente presencia visual. Un juego con fórmulas y esquemas conocidos dentro del terror más narrativo, obra de una única persona, Alessandro Guzzo.
Francamente no dejará de asombrarme lo que pocas personas pueden lograr con trabajo y buenas herramientas en el terreno independiente. The Signifier era un juego también de terror con más psicología y toque sci-fi con un apartado técnico casi increíble para la gente que forman su reducido estudio. Someday you’ll Return es aún más reducido en pantilla, pero con mayor longitud y formas jugables. Por seguir citando ahí está aquel hito casi imposible de Bright Memory de Zeng Xiancheng. Guzzo consigue también algo muy ambicioso en la parte visual, y ya más conservador en su faceta jugable y de desarrollo de historia.
Arthur es el clásico solitario con sus pequeñas neuras habitual en las noveles del escritor Howard Phillips Lovecraft. Sueños horribles y muy vividos castigan sus noches. Sueños de algo que viene de fuera, de algo horrible y sobrenatural. Una carta de su tío Edgar que parece haber fallecido, le pone en movimiento hacia algo ancestral e inhumano, en montañas y parajes que ya eran antiguos antes de que el ser humano los hollase.
Tal vez alguien que guste del género conozca The Land of Pain, la anterior obra de terror de Guzzo lanzada hace tres años. Pues el protagonista de aquel juego fue precisamente el tío Edgar, y The Alien Cube se plantea como una secuela espiritual, con ciertas conexiones entre ambos juegos y personajes que seguramente agradezca quien hubiera disfrutado de aquel juego. También le dará una idea de que esperar aquí, ya que la estructura de terror, investigación y narración sigue cauces prácticamente idénticos.
Así, con un punto de vista en primera persona -que una pequeña muestra del trabajo meticuloso de su responsable es que podemos ver los pies de Arthur-, tenemos un juego que bien puede recordar a los veteranos Bloober Team, especialmente a Layers of Fear.
Quien tenga un mínimo de veteranía con juegos de terror de este corte sin duda conocerá bien los recursos jugables y narrativos que exhibe este juego. Investigación sencilla con algún pequeño puzle que sirva para que el jugador se implique, pero no para retardar el ritmo de la narración, momentos desagradables -o que lo intentan pretender al menos- a través de sustos, golpes de efecto y momentos con mucha intensidad en la imagen y el sonido. Hay recursos bien sabidos como cambios de escenario bruscos o momentos oníricos o semi-reales, entre otros. Y como no, también alguna persecución del clásico bicho malvado invencible.
Es lo que decimos siempre, gran parte de la calidad que el usuario le otorga a este tipo de juegos depende de su experiencia más personal con la historia y como le llega. Mi percepción es que su premisa de horror cósmico la veo sobada, pero Alessandro la sigue haciendo funcionar muy bien, junto a un personaje que no me cuadra tanto el lanzarse a la boca del lobo como lo hace. Que los personajes de Lovecraft solían hacerlo ¿Eh? Pero me falta algún motor más potente que la investigación de la muerte de su tío, los sueños del protagonista y los horrores que irá descubriendo para que Arthur siga haciendo lo que hace durante la historia. Sin embargo me quedo contento ante la experiencia, y recordar sin duda sí me recuerda a tantas horas leyendo relatos e historias del escritor de Providence.
De la parte gráfica vuelvo a recalcar tanto el increíble mérito de como una persona explota el CryEngine como de los resultados obtenidos. Le pongo como pega clara la falta de estabilidad, los frames son más inestables de lo que deberían. Y de hecho, habrá equipos donde no se llegue en muchos momentos de las cuatro-cinco horas que da el juego a los 60 fps, ni bajando las opciones, que además no son muy numerosas. Por suerte, entre el tipo de juego que es y que al menos se mantiene una tasa decente, incluso momentos más rápidos y necesitados de reacción como las inevitables persecuciones, no supondrán ningún problema jugable. Y lo vuelvo a repetir, que el juego es precioso, dejándome buena impresión.
El sonido también merece su buena mención. Suele ser un apartado trabajado y cumplidor, pero también, con claras deficiencias cuando hay pocos responsables implicados. Sigo asombrado que con solo la presencia de Alessandro se consiga un apartado acústico tan envolvente y cabal. Hay cosas lógicas, como que solo hay una voz -la de Arthur- en todo el juego, haciendo las cosas más controlables para su responsable. Pero también hay un trabajo en diferentes tipos de sonido y música, más reverberante, rasgueante incluso, con movimiento y cosas en segundo plano en los auriculares -es como yo disfruto a lo grande de estos juegos y lo recomiendo- más profesional que me ha sorprendido mucho, y es otro pilar para aupar la excelente ambientación y momentos tensos del juego.
Me podría dejar llevar por el asombro que he sentido ante muchos momentos, logros y decisiones del juego, porque todo haya salido de una única persona -es que los demás responsables en los créditos… son los encargados de la traducción a otros idiomas y el actor de voz Ryan Laughton-, pero juzgando el juego como por sí mismo, como debe ser, The Alien Cube también sale bien parado. No es de las aventuras narrativas que más me hayan llegado, pero su progresión cuidada, su cuidada puesta en escena, sus momentos inquietantes y captar decentemente el espíritu de Lovecraft por más razones que meter bichos feos y movernos por planos de existencia, sin duda me ha convencido, esperando tal vez un cierre de trilogía dentro de unos años.
Este análisis ha sido realizado en PC mediante una copia cedida por Jaleo PR