Hace unos años se pusieron de moda los «juegos de puzle de exploración», como a mí me gusta llamarlos. Hablamos de juegos como The Talos Principle, The Sojourn o The Witness entre otros, que tenían como denominador común la libertad de decisión a la hora de resolver los puzles y el libre albedrío. Ahora nos llega otro juego que comienza por «The» -que parece ser una norma no escrita en estos juegos- como es The Pillar: Puzzle escape, que sigue la misma estela.

The Pillar: Puzzle Escape viene desarrollado de la mano del estudio checo Paper Bunker y distribuido por Eastasiasoft, y como juego hay que decir que se inspira bastante en el mencionado The Witness, la obra de Jonathan Blow que se convirtió en uno de los mejores juegos de puzles de la -ya- pasada generación.

Partiendo de una premisa muy similar, nuestro protagonista -o nuestra, en ningún momento nos lo dicen- aparece en medio de un extraño lugar que no reconoce, un lugar en el que encuentra unos misteriosos pilares rosas que parecen tener pantallas en cada una de sus caras, pantallas interactivas que contienen puzles y parecen tener algún tipo de conexión con ese misterioso lugar. Por lo tanto, nuestra tarea será resolver dichos acertijos para seguir avanzando y entender lo que está pasando.

Para ello utilizaremos una vista en primera persona con la que podremos recorrer los diferentes mundos a los que vayamos accediendo, así como un botón de correr que nos permite recorrer los amplios lugares en menos tiempo, lo cual vamos a agradecer bastante. En cada mundo encontraremos una serie de puzles, la mayoría obligatorios pero otros opcionales -y bien escondidos- que conforman el 100% del total, lo cual aparta algo más de rejugabilidad al título.

En cuanto a los puzles en sí, están bastante bien elaborados y pensados, pero hay que decir que cuentan con un ritmo muy irregular en su nivel de exigencia, ya que algunos de los resolveremos de un simple vistazo y en cambio otros que parecen simples nos pueden llevar varios minutos. Esto es algo que se repite durante todo el juego y todos los mundos, y fastidia un poco ver como en los últimos niveles seguimos encontrando puzles que perfectamente podrían estar en el tutorial.

Desgraciadamente, la variedad de puzles que vamos a encontrar es bastante escasa, predominando especialmente cuatro tipos: en primer lugar tendremos puzles en los que tendremos que unir dos casillas del mismo color mediante líneas, el segundo tipo nos ofrece una versión del «Simón» en el que tendremos que repetir la secuencia que nos digan, el tercero nos propone rellenar todas las casillas mediante un formato parecido al «juego de la serpiente» de aquellos móviles antiguos, y por último tendremos otro en el que habrá que rellenar todas las casillas pero utilizando una pieza deslizante que solo se detiene al chocar contra una pared -el mayor ejemplo de esto es el famoso camino de hielo de Pokémon Oro/Plata-. Podemos pensar en ello como comprar un libro de crucigramas, todos son distintos y nos llevará su tiempo resolverlos, pero todos siguen siendo crucigramas y no sopa de letras o sudokus. A pesar de su reducido plantel, siguen siendo bastante interesantes y todos ellos nos ofrecen un buen reto en mayor o menor medida.

Pero no solo encontraremos los puzles obvios de las pantallas, los diferentes mundos también son puzles en sí mismos en los que tendremos que abrir puertas, activar interruptores en un orden concreto, desbloquear cajas con contraseña y varias mecánicas más. Para ello será vital fijarse en el entorno y mirar literalmente en cada rincón, pues en ocasiones la solución solo podrá verse desde un ángulo concreto que como pasemos por alto nos puede dejar atascados un buen rato. Para incentivar aún más la búsqueda en los niveles, tendremos que encontrar también una serie de coleccionables para formar una imagen relacionada con dicho mundo. No deja de ser opcional, pero ahí está como extra.

Gráficamente, The Pillar entra por los ojos desde el primer momento, gracias a su enorme y variado colorido junto con unos gráficos estilo «toon» que le dotan de una mayor versatilidad. El rendimiento también nos da una alegría, funcionando a 60 frames por segundo sin caídas, aunque es cierto que tampoco cuenta con una carga gráfica tan grande como para verse resentido. Las melodías ambientales son bastante buenas, con unas composiciones a piano muy relajantes que evocan paz y tranquilidad, muy acorde con el juego. En cuanto al idioma, en este caso ni siquiera tiene importancia, pues durante el juego no veremos ni una sola palabra ni escrita ni hablada, todas las instrucciones y la historia -si es que se puede considerar como tal- la veremos de manera visual sin que por ello se resienta la experiencia, pues el juego es muy intuitivo y como se suele decir, a buen entendedor pocas palabras bastan.

La duración oscila entre las 4-5 horas en una partida estándar, pero si queremos descubrir todos los puzles secretos y coleccionables nos puede llevar un poco más, aunque tampoco demasiado, quizás otro par de horas. Es cierto que una rejugada al juego se puede convertir en un paseo una vez que ya sabemos las soluciones a los puzles, pero dado que algunas soluciones son al azar y cambian en cada partida, no está de más hacerlo.

The Pillar: Puzzle Escape nos ofrece una buena cantidad de puzles que nos van a tener dándole al coco en algunos momentos, mientras que otros están de simple pasada. Para ser un juego de presupuesto muy moderado, sorprende lo bien realizado que está y las buenas sensaciones que ofrece, aunque no invente la rueda y se inspire demasiado en otros ya existentes. De todas maneras, se trata de un juego que disfrutaremos mucho si somos fans de los rompecabezas.

 


Este análisis ha sido realizado en Playstation 4 mediante una copia cedida por Eastasiasoft