Últimamente, por alguna razón, empiezan a aparecer juegos en los que, en un entorno cooperativo, nos permiten ponernos en el papel de un integrante de un equipo de bomberos. Hace no tanto, probamos Embr, que, desde un entorno más o menos humorístico, nos ponía a apagar llamas y rescatar personas atrapadas en ellas mientras los edificios se nos caían encima.

Ahora, desde una perspectiva mucho más seria, nos llega Firefighting Simulator – The Squad, de los alemanes Chronos Unterhaltungssoftware, que, como ya empieza a ser costumbre en el portal, hemos podido jugarlo a 4. Estas son nuestras 4 impresiones:


 

– Rubén Rionegro
Si hace unos meses jugamos en grupo a Embr, un simulador de bombero con bastante tono de humor y con más fantasía, hoy nos vamos a la otra vertiente para traer un simulador de corte más realista, o al menos eso pretende. Firefighting Simulator – The Squad nos pone al mando de un equipo de bomberos de élite que lo mismo te apaga el fuego de un puesto de perritos calientes que del Nakatomi Plaza. Contando con un prólogo en el que veremos los fundamentos básicos y un tutorial opcional con el que podremos aprender nuevas técnicas y mecánicas, pronto nos daremos cuenta de que Firefighting Simulator se esfuerza más por crear entornos y situaciones realistas que de arcade, añadiendo elementos como la visibilidad del humo, la expansión del fuego o la deflagración.

Y no es un mal juego, en general es bastante divertido y entretenido, especialmente si lo jugamos con amigos, pero también gracias a su modo campaña en solitario que nos ofrece una serie de misiones con diversas situaciones en las que tendremos que echar mano de las diferentes herramientas de las que disponemos. Dependiendo del tiempo que tardemos en superarlo, los medios que utilicemos y nuestras decisiones, obtendremos diferentes bonus que nos otorgarán puntos de experiencia, con los cuales podremos subir de nivel y conseguir nuevos camiones de bombero y algunas cosas más.

El problema de Firefighting Simulator es su lamentable rendimiento, sumado a unos gráficos y unas físicas horribles que hacen que sea difícil pasarlos por alto. No puede ser que nuestro camión choque contra un insignificante arbusto y sufra un impacto similar al de chocar contra un muro de hormigón, además de contar con unas caídas de framerate que hace que algunos tramos sean prácticamente injugables a pesar de tener muy pocos elementos en pantalla. Tampoco ayuda lo mal diseñado que está el ritmo de juego, donde podemos tardar 5 minutos en llegar a una localización para luego apagar el fuego en apenas 30 segundos, sumado a una IA lamentable a la que cuando le pedimos ayuda lo único que hacen es quedarse mirando. Para ser un simulador que pretende ser fiel a la realidad, es increible como el Embr antes mencionado le pasa la mano por la cara en cuanto a físicas, mostrando deformaciones y derrumbamientos que en este juego ni están ni se le esperan.

Firefighting Simulator – The squad se deja jugar, siempre que tengamos puestas en él las mínimas esperanzas y aceptemos todos sus errores, cosa que cuesta. Se hace más divertido con amigos, pero no por su jugabilidad sino por comentar entre todos los distintos bugs y echar unas risas con ello.

55%

– Jon Ortiz

Firefighting Simulator – The Squad ha sido toda una sorpresa, pero no de las buenas. Los problemas empezaron con el tutorial, donde el juego mostraba ya la mayoría de sus problemas. El principal problema es su rendimiento, que es bastante pobre, siendo casi imposible llegar a las sesenta imágenes por segundo en ningún momento. Visualmente no es ningún portento, y es triste que un juego así no consiga ser al menos un poco más estable.

Jugablemente es todo lo que se podría esperar de un simulador de apagado de fuegos. Entiendo que como simulador, su objetivo principal no es ser divertido, y eso lo cumple a rajatabla. En cooperativo, es obligatorio conducir hasta el lugar del incendio. Eso a veces son casi cinco minutos de conducción, donde solamente un bombero tiene el control. El resto solamente puede mirar el reloj mientras el tiempo pasa. A veces, el tiempo del viaje es bastante mayor que lo que tardamos en apagar los fuegos, y eso hace que el juego llegue a ser extremadamente aburrido.

Si obviamos esa situación, el juego ofrece cierta diversión, ya que cada fuego es diferente y debemos adaptarnos al problema. Tendremos que abrir puertas, ventanas, rescatar a civiles y llevarlos a un sitio seguro, y por supuesto apagar diversos tipos de fuego, los cuales tienen unas físicas y mecánicas que entiendo que deben ser bastante realistas. Sin embargo, ciertos elementos contribuyen a que ese realismo se pierda, como el daño por fuego o las físicas de algunos otros elementos.

El juego ofrece herramientas de todo tipo para hacernos la vida más fácil. Extintores, mangueras, escaleras y martillos para abrirnos paso entre las dificultades que se nos plantean. Sin embargo, muchas de ellas sin redundantes y totalmente innecesarias para el devenir del juego. Resumiendo, estamos ante un título que como simulador da el pego, pero tiene ciertos elementos gráficos que hacen que el resultado final se empañe. Y en cooperativo no es nada recomendable.

50%

– Diego Sierra

Existen ciertas profesiones que han formado parte de los sueños de futuro de incontables generaciones de niños: policía, medico, militar… Y bombero, por supuesto. Profesiones asociadas al éxito laboral, pero también rodeadas de una mística especial que las relaciona con el servicio a los demás, con el riesgo, con la emoción, con la valentía. Personalmente no me cabe duda de que hay que ser de una pasta especial para jugarse la integridad física y psicológica enfrentándose a la delincuencia, al fuego o a los estragos de una gran pandemia. Pero, sin embargo, tampoco me cabe duda de que detrás de esa mitificación se esconde una realidad que, por suerte, resulta mucho más mundana y cotidiana, en la que no todos los días de trabajo suponen una sobredosis de adrenalina. Probablemente este sea uno de los primeros problemas de Firefighting Simulator: lo aburrido que resulta en comparación con nuestras expectativas. Cuando uno piensa en un simulador de bombero rápidamente se imagina una experiencia inmersiva y dinámica en la que luchar de forma frenética contra grandes incendios, pero la cruel realidad es que en no pocas misiones nos pasaremos más tiempo conduciendo hasta nuestro destino que combatiendo las llamas.

Esta disonancia presente en multitud de juegos de simulación -la de crear intencionadamente algo que no es divertido de jugar- no es el único ni el principal problema del juego: todo supura un aire de desidia, de escasez de presupuesto, que destroza por completo cualquier posibilidad de inmersión. Las físicas, algo que debería de ser la base fundamental en torno a la que se debería de haber construido el juego, son terribles y resulta desolador ver puertas que solo se rompen salvo que demos hachazos en los puntos exactos, y a veces ni así porque la detección de impactos es desastrosa y errática, que se nos indican en la interfaz, siendo el resto de la puerta hormigón armado que no se inmuta por mucho que golpeemos. El fuego tampoco tiene precisamente un gran comportamiento y su propagación resulta carente de todo realismo, ademas de que el funcionamiento de la mecánica de apagado es similar al empleado para la apertura de puertas: si no dirigimos el agua a los puntos exactos que se nos indican será como no hacer nada. Ni siquiera los daños están bien recreados, ya que somos capaces de adentrarnos dentro de las llamas con casi total impunidad, puesto que la regeneración automática nos curará de nuevo por completo en cuestión de un par de segundos.

Es decir, que Firefighting Simulator simplemente se limita a simular aquellos aspectos más aburridos y tediosos de la realidad, pero a la hora de la verdad, cuando estamos delante de las llamas, la simulación se deja totalmente de lado -no hay ni siquiera un sistema que simule los problemas respiratorios causados por la exposición al humo- y lo que nos queda es un montón de mecánicas repetitivas, aburridas y, con frecuencia, totalmente disfuncionales. Si a este cóctel se le añade un rendimiento terrible y una considerable cantidad de bugs, lo que queda es una experiencia de la que hay que huir sin mirar atrás.

20%

– Euyen Esquefa

¿Quién no se ha planteado alguna vez hacerse bombero? Hombres fornidos y valientes que, solos ante el peligro o en equipo se adentraban en edificios en llamas, sin importarles lo que les pudiera pasar, y salían aplaudidos por una multitud mientras llevaban a alguien en sus brazos, tras rescatarle de las llamas. Valientes que se adentraban en bosques para evitar que sus incendios se expandan, dándoles igual quedar rodeados de llamas en plena noche. Yo al menos sí lo pensé, pero ni soy fornido, ni soy valiente, así que solo me toca escribir esta suerte de críticas de vez en cuando y jugar a simuladores de este tipo.

Pero ser bombero no son solo los momentos en los que se apagan enormes fuegos. Ser bombero también son largos paseos en camión para apagar un pequeño fuego en un simple carrito. Y esto es lo que intenta mostrar este Firefighting Simulator – The Squad, donde el «Simulator» intenta hacer honor a la palabra.

En Firefighting Simulator – The Squad cada misión empieza como empieza cada misión real para un bombero: teniendo que llegar al lugar del incendio. Y empiezan los problemas: si bien un simulador puede ser duro, también puede ser dinámico, y este título no lo es. Conducir el camión es básicamente seguir un GPS durante 5 minutos hasta el lugar de la misión, 5 minutos que nos tiramos en una conducción que no es especialmente mala, pero tampoco es nada del otro mundo. La definiría como aburrida. Y eso si conducimos, porque nuestros compañeros se van a tirar 5 minutos sin hacer absolutamente nada, el juego ni siquiera deja cambiar al conductor, que siempre es el host de la partida. Y en misiones pequeñas que perfectamente se cumplen en un solo minuto, que el 90% de la misión sea no hacer nada puede ser un poco desesperante.

«Pero esto es un simulador duro», me diréis. Cierto, y veo correcto que no todo tenga por qué ser divertido, pero personalmente ofrecería opciones al jugador: si nos dan distinta experiencia por llegar en un tiempo rápido, medio, o lento, ofréceme omitir el viaje con la penalización de que el tiempo de llegada siempre va a ser el lento. Así, el jugador decide si conducir pudiendo ganar un extra de experiencia, o no hacerlo teniendo una penalización. Es una opción que, por ejemplo, ofrece Euro Truck Simulator 2 en sus aparcamientos, y que vería bien aquí.

Luego, una vez en vereda, el juego intenta ponernos en el lugar de un bombero. Y por momentos, lo consigue. Instalar la línea de abastecimiento, la de ataque, atacar las llamas… Podemos utilizar multitud de herramientas que utilizaría un bombero real, además utilizando marcas conocidas en estos utensilios y los vehículos. A nivel procedimental, el juego está bastante conseguido. Su mayor otro problema es que se siente encorsetado.

3 minutos de conducción -para los otros, ni eso- y 30 segundos de misión.

Una simulación dura tiene que simular. No aparentar que simula. Y, sorprendentemente, por momentos, Embr, con su clave humorística, nos ofrece más libertad para afrontar simulaciones que el título que nos ocupa. Donde Embr nos permite colocar las escaleras a nuestro albedrío para elegir por donde entrar a la casa en cuestión, por ejemplo, aquí tenemos escaleras ya colocadas e inamovibles. Donde en Embr veremos edificios cayéndose ya desde la primera misión a lo largo de esta, en Firefighting Simulator – The Squad vemos edificios que aguantan viento y marea. O el hecho de tener que hacer click en puntos determinados de las puertas para poder romperlas con el hacha, o el tiempo de apagado en según qué fuegos, qué puede ser largo -y sé que en la vida real, en según qué fuegos -otra vez- no lo es tanto-.

Hay que tener en cuenta que si bien el juego se puede jugar en cooperativo, no es obligatorio. A la hora de jugar en solitario tendremos una IA de apoyo a la que podremos darle órdenes y, si bien no es nada del otro mundo, cumple si somos capaces de micromanejarlos.

Aún así el juego no es especialmente malo, ojo. Para quien quiera conocer los procedimientos a la hora de encarar un fuego, es correcto y nos permite adentrarnos en el papel de un bombero. Pero, de nuevo, tiene algunos problemas que no nos permiten disfrutarlo del todo. Y es que Firefighting Simulator – The Squad es un juego duro. Es un juego al que hay que acudir con cierta predisposición. Si nos gusta la temática, muy posiblemente lo disfrutemos -no hay tantos juegos que le hagan competencia-, pero uno tiene que saber a lo que va.

60%

 


Este artículo ha sido realizado mediante copias cedidas por Astragon Entertainment