DYA games es un pequeño estudio compuesto por dos hermanos, Dani y Alberto, que apenas cuenta en su haber con 4 títulos publicados en Steam desde su creación allá por el año 2014. Viviette supone el estreno de este estudio en la híbrida de Nintendo mediante una aventura de terror y suspense en dos dimensiones que nos transportará directamente a la época de los 16 bits con su acabado pixel art.

Te llamas Joules y, junto con tus amigos, tenéis la magnífica -y peregrina- idea de ir a visitar la mansión Neuville, un casoplón abandonado situado en una isla a la que sólo se puede acceder por mar, ¿Qué puede salir mal?. A juzgar por el inicio del juego con nuestro protagonista postrado en una cama de hospital, todo. Y es que su declaración ante la policía supone el punto de partida del juego, y la forma que tiene el mismo de contarnos cómo demonios hemos acabado postrados en una cama, y qué ha sucedido con el resto de acompañantes.

Mientras iba avanzando en el juego no podía evitar acordarme del primer Resident Evil y de cómo la mansión es un gigantesco puzle en la que el backtracking es fundamental para ir resolviendo los puzles que se nos iban presentando. Esta comparación no quiere decir que el juego sea malo o una copia del título de Capcom -tampoco pretende serlo-, sino que es más bien una fuente de inspiración. Constantemente nos encontraremos dando vueltas para utilizar la llave que acabamos de conseguir en puertas que están en la otra punta de la mansión y que permanecían cerradas a cal y canto, por poner uno de los ejemplos más obvios. Todo esto habrá que hacerlo con sumo cuidado, porque ocasionalmente nos encontraremos con el enemigo -sí, en singular- ante el cual sólo caben dos posibilidades: esconderse o huir.

Es en estos momentos cuando más tensión acumularemos, producto de una mezcla entre sensación de indefensión al no tener armas y saber que si te descubre es una muerte asegurada al 99% -es posible defenderse y zafarse de este enemigo-, y por otro lado la falta de luz, que hace que no veamos prácticamente nada. Afortunadamente tenemos un farol que podremos utilizar a placer, aunque en presencia de este enemigo supondrá que nos detecte. Para terminar de redondear esta sensación de tensión, el juego viene acompañado de una banda sonora de corte misterioso, así como de diversos efectos de sonidos como el chillido de un gato o el crepitar de la madera del suelo que se reproducirán en los momentos más inesperados.

A medida que vayamos avanzando y desbloqueando más salas de esta misteriosa mansión iremos desgranando sus secretos, y de paso conociendo la historia de sus anteriores inquilinos gracias a diferentes textos que encontraremos desperdigados esperando nuestra lectura. Sin embargo y aunque en un principio la historia está relativamente bien llevada, al final ésta queda relegada a un segundo plano a favor de los puzles.

Lamentablemente su duración -que puede llegar a ser de unas 4-5 horas- se me ha antojado algo escasa, y al final me he acabado quedando con ganas de que la mansión fuese más grande. Esta duración está claramente condicionada en función de lo perspicaz que seamos a la hora de solucionar cada puzle, ya que afortunadamente para aquellos que buscamos algo de reto, las soluciones requieren de una pequeña vuelta al coco y nunca tiran por lo obvio. Para contribuir a esto, un pequeño puñado de puzles tienen solución aleatoria -como por ejemplo, cierto reloj que tenemos que poner en hora casi al principio del juego-, por lo que ni con guía nos libraremos de quedarnos atorados en algún punto.

Además, el juego cuenta con tres finales distintos, por lo que si somos completistas tendremos un buen aliciente para recorrer de nuevo la mansión Neuville. Eso sí, conseguir el final bueno tiene unos requisitos bastante concretos que es complicado no pasar por alto en una primera partida.

En cuanto al aspecto visual, el juego es desde luego muy bonito, con un pixel art plagado de detalles. Cierto es que un acabado gráfico tridimensional y fotorrealista tiene un impacto mucho mayor en el espectador a priori, aunque creo que muy pocos juegos en tres dimensiones han conseguido generar en mi la misma sensación de tensión que sí ha conseguido Viviette. Lo cual creo que tiene bastante mérito por las limitaciones que en su aspecto pueden suponer.

Viviette es, por tanto, una alternativa perfectamente válida para todos los usuarios de Nintendo Switch que busquen un survival horror que suponga un reto al jugador, aunque al final la historia sea un elemento secundario frente al puzle que la mansión en realidad es.

El juego, que se puso a la venta en la eShop de Nintendo Switch el pasado 20 de diciembre, se encuentra totalmente traducido al castellano -siendo una producción patria, era lo menos que podíamos esperar- a un precio de 9,99€.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por DYA Games