No podemos — o no deberíamos — dar el mismo peso específico a cada apartado de un juego sin tener claro qué es lo que de verdad importa en el género en el que se encuadra o lo que propone. De este modo, y bajo nuestra percepción, Waking Violet es un juego de puzles muy recomendable porque cumple sobradamente en lo que debería de hacerlo, por mucho que sea un tanto simple en algunos aspectos que son totalmente superficiales a la hora de evaluar un producto con un enfoque como el que Marco Mastropaolo — el desarrollador del juego — nos presenta.

Algunos puzles harán uso de bloques de hielo para complicar la solución.

 

De cómo construir puzles elaborados a partir de elementos simples.

Vamos a pasar de puntillas por el aspecto audiovisual de Waking Violet, ya que es una de las cosas que como hemos dicho anteriormente, quedan relegadas por las que de verdad importan. Estamos ante un juego con un apartado gráfico y técnico bastante limitado, pero que está plenamente al servicio del diseño de niveles, y que muestra cómo y lo que necesita en cada momento para centrarse en los puzles. Su música, bien es cierto que podría haber sido más relajada y acompañar mejor al proceso de reflexión necesario para superar cada nivel, pero entendemos que se trata de un intento por transmitir al jugador la sensación de pesadilla en la que se ve envuelta nuestra protagonista, Violet.

Y es que Violet, tras estar cansada de ser pequeña y tener que soportar ciertas actitudes, se va a la cama para descubrir que no puede despertar de lo que será una pesadilla con un leve trasfondo argumental para guiarnos a través de cada nivel. La historia hará su aparición al inicio del juego y al final. Un final por cierto que podrá tener hasta tres desenlaces distintos en función de cómo resolvamos el último puzle.

Comenzamos con unas mecánicas muy simples de empujar bloques, activar interruptores en el suelo y otras típicas del género para entornos en 2D, que se van enriqueciendo paulatinamente a medida que Violet adquiere diferentes habilidades. Estas habilidades enlazan con el guión, ya que se nos irán desgranando mediante pergaminos algunas pinceladas de lo que está ocurriendo en el sueño de Violet. A medida que continuamos en el viaje hacia el despertar de la niña, nos encontramos cada vez con situaciones más complejas y puzles más elaborados que harán las delicias de quienes gusten de poner a prueba su paciencia y su lógica. Waking Violet ofrece soluciones a sus niveles que nos harán rememorar viejos tiempos, cuando apagábamos nuestras consolas — en este caso, Nintendo Switch — y seguíamos dándole vueltas a la cabeza para intentar dilucidar el modo de superar una situación en la que hemos encallado. Qué satisfactorio resulta volver a sentir que los elementos de un puzle son tan simples que puedes seguir jugándolo en tu cabeza fuera de la pantalla e incluso llegar a buen término sin jugar para al volver a encenderla, comprobar que hemos hallado la solución.

Es cierto que los elementos de los que disponemos a medida que avanzamos irán conformando cada vez propuestas más complejas y esto que decimos será más difícil de hacer, pero la curva de aprendizaje y su dificultad están tan bien medidas, que no sentiremos grandes altibajos en su desarrollo.

Podremos jugar con el zoom para ver el escenario al completo.

Conviene citar aquí también como un punto muy destacable, que disponemos — en la mayoría de los niveles — la opción de poder rebobinar nuestras acciones. Esto supone una ayuda importante para el jugador, evitando tener que reiniciar continuamente los niveles ante alguna mala decisión. Supone un elemento que hará posible que los menos asiduos al género tengan en Waking Violet el acercamiento perfecto a los puzles en los videojuegos.

Centrándonos en las habilidades que Violet va desbloqueando, hay que decir que no son acumulativas. Es decir, no tendremos todas las que vayamos viendo disponibles en cualquier momento, sino que el juego va ofreciéndonos una o varias de ellas dependiendo del escenario en pos siempre de buscar situaciones que nos obliguen a usar algunas de modo específico para superar cada reto.

Quisiéramos destacar una de las habilidades, que difiere del resto por su brillantez en lo que a su mecánica se refiere. Y es que podremos fotografiar el escenario en el que nos encontremos para poder en cualquier momento — siempre que tengamos el maná necesario para poder activar la habilidad — volver a situar cada elemento inerte del mismo del modo en el que se encontraba cuando realizamos la instantánea. Es una mecánica que nos hará sudar la gota gorda para resolver algunos puzles y que requerirá que abramos nuestra mente más allá de donde lo estábamos haciendo hasta el momento de poder usarla.

Otro elemento al servicio de la jugabilidad es el zoom que podemos establecer en el juego. Disponemos de un visionado cercano para atender a los detalles y otro que nos permitirá ver todo el escenario de una tacada. Alternaremos entre ambos en función de nuestras necesidades, siendo este un aspecto verdaderamente destacable, que demuestra de nuevo lo bien que tiene todo pensado el desarrollador del juego.

Por último, y a modo de grata sorpresa, queremos señalar lo mucho que nos ha agradado ver que dos puzles extra — totalmente opcionales — rompen con la mecánica principal del juego para rememorar a dos pesos pesados de los videojuegos arcade: Pac-Man y Bomberman.

Rememorando a la conocida saga Bomberman.

En definitiva, una dificultad bien medida, un diseño de puzles muy trabajado e ingenioso, una estructura global que hará que sintamos que estamos en un metapuzle — el escenario general que da acceso a cada puzle es en sí mismo otro gran puzle — y una curva de aprendizaje que va en consonancia con los elementos que se nos van introduciendo muy poco a poco, hacen de Waking Violet un título que podemos recomendar con los ojos cerrados a cualquier amante del género e incluso a quien decida dar sus primeros pasos en el mismo.

 

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por MixedBag