Los vikingos están de moda. Los juegos de gestión están de moda. Así que, ¿qué hay más actual que un juego de gestión en la época vikinga? Algo así pensaría la gente de Paranoid Interactive. O no, probablemente no, pero el caso es que desde el novel estudio polaco nos llega Frozenheim, un juego en el que tendremos que conseguir que nuestra colonia vikinga prospere, aún a costa de pisotear a nuestros rivales. Acaba de aparecer en Steam en formato Early Access, y estas son nuestras impresiones tras unas horas de juego.

Al arrancar el juego vemos varias opciones de juego. Prometedoras, claro. Campaña, Partida Libre y Refriega. Quise empezar por la parte narrativa que además suele servir de tutorial, así que allí directo que me fui a la Campaña. Empezamos bien, un grupo de vikingos que tiene que volver a su poblado nos servirá para aprender a mandar las tropas arriba y abajo a lo largo del mapa. En estas me encontré con algo extraño, y es que el manejo de la cámara es relativa al escenario y no a la cámara en sí, por lo que si movía a la derecha, la cámara se movía hacia arriba. Un poco extraño, nada que no se resuelva rotando la vista hasta que esta está más o menos alineada con nuestros controles, pero una decisión extraña.

Una vez solucionamos el problemilla con la cámara, seguimos avanzando, despachamos unos lobos que nos sirven como introducción al combate, y vemos una torre que nos servirá de observatorio. En Frozenheim hay torres al estilo de las atalayas de Assassin’s Creed, y llegar a una de ellas nos permitirá, tras la interacción oportuna, revelar una parte del mapa. Los gráficos son preciosos, aportando una magnífica ambientación.

Nos encontraremos misiones por el camino.

Seguimos y nos encontramos con enemigos de un clan rival. Tras varias derrotas y sus correspondientes «Cargar Partida», hacemos uso del sistema de camuflaje del título, por el cual, si estamos en el bosque, estamos ocultos a los personajes rivales. Pero me apetece saquear el carro que llevan, por lo que acerco a alguno de mis hombres a hacerlo, a intentar robarles su comida. Sin embargo, al ver a los enemigos, se lanza hacia ellos cual Leroy Jenkins, con su correspondiente, de nuevo, «Cargar Partida». Hay diversos niveles de agresividad, pero incluso cambiándolo para que mis vikingos tengan la máxima pasividad posible se siguen lanzando a por los rivales, en plan kamikaze, ignorando mis órdenes. La cultura nórdica, imagino.

Todo esto viene para comentar que cuando decimos que Frozenheim está en Early Access, realmente está en Early Access. La campaña consiste de simplemente dos misiones ahora mismo, no especialmente largas, y el número de construcciones a realizar es bajo. Además, el juego está repleto de pequeños bugs aquí y allá que empañan un poco la experiencia.

Los árboles nos dan cobertura y permiten que los enemigos no nos vean.

Pero ¿qué ofrece el juego? O más bien, ¿a qué apunta? Frozenheim es un juego de gestión de ciudades vikingas al más puro estilo BanishedTendremos que recolectar frutos, picar piedras o cazar animales para conseguir que nuestro pueblo prospere y se convierta en una bonita villa que gobierne todo el mapa.

Si bien no se sale especialmente de la norma en este tipo de juegos, sí aporta algunas cosas interesantes. Por ejemplo, el sistema de misiones, en las que podremos encontrarnos un poblado mientras exploramos que nos encargará realizar una tarea -matar bandidos o recolectar cosas, básicamente-. También promete mucho el sistema de estaciones del año, en el que cada estación está representada en el mapa -en invierno estará todo lleno de nieve, por ejemplo- y nos aportará ciertas desventajas y desventajas, como por ejemplo que en primavera las cosechas crecerán más rápido, o en invierno la velocidad de movimiento será menor. Quizás, una pega con esto es que cada estación pasa muy rápidamente, y a poco que estemos centrados en mover una patrulla para explorar el mapa parecerá que han pasado tres o cuatro años fácilmente. Por cierto, ¿he dicho que los gráficos son preciosos?

Pero sin duda, siendo un juego ambientado en la época vikinga, no podemos dejar de lado los barcos. Y el juego no lo hace, aportándonos la posibilidad de modificar nuestros barcos para personalizarlos a nuestro gusto con una herramienta que, de nuevo, promete bastante pero que aún necesita unos arreglillos. A la hora de zarpar puede que nos afecten las tormentas que hay en el juego y que, de nuevo, están representadas gráficamente de forma muy fiel. Está bien saber que la navegación y el combate naval son algo importante para los chicos de Paranoid.

Si os fijáis, he utilizado mucho la palabra prometer, y es que, como he mencionado, este Acceso Temprano es un acceso muy temprano, pareciendo en ocasiones una prueba de concepto. Pero aún así entretiene y forma una base desde la que construir -nunca mejor dicho- un juego que nos haga sentir en el papel de un jefe vikingo. Yo tengo muchas esperanzas.

 


Este artículo ha sido realizado en PC mediante una copia cedida por Hyperstrange