Combinar Far West, brujería y entidades demoníacas no es nuevo en nuestro portal. Y, oye, no es mala combinación, no es algo que esté sobado que se vea al nivel de los soldados llenos de esteroides y patriotismo, o los apocalipsis zombi. Aunque la verdad…….tenemos patriotismo, tenemos zombis, y el apocalipsis está a una uña de distancia. Pero vamos a hacer cosas del oeste para evitarlo ¿Vale? Adelante, esto es Ritual: Crown of Horns: cargad el colt, winchester y hasta una maldita gatling ¡Demonios Peregrino!
La historia combina sobrenaturalidad y Expediente X: Daniel Goodchild es un patriota devoto que sirve fielmente a su gobierno en lo que haya que hacer y de la manera que haya que hacerlo. Un guerrero leal con una puntería y un genio de mil demonios, al que mandan liquidar a una malvada bruja, porque en unos Estados Unidos que se recuperan tras la guerra civil, hay amenazas sobrenaturales que el público desconoce y se eliminan gracias a tipos como nuestro Daniel. Pero ¡Por los clavos de la Rail Company! Resulta que unos malandrines con coronas de cuernos acaban con su vida. Y es la bruja quien lo devuelve a la vida y le abre los ojos ¡La mitad de la condenada nación pertenece a una facción malvada y terrible! Así que el resucitado Daniel tiene ahora otros objetivos y lealtades. Se va a liar buena.
Llevamos una rachita con afinidad polaca en 33bits, y aquí tenemos un título de desarrollado y editoras de Polonia de nuevo. Creado por Feardemic, y lanzado por Draw Distance, los otrora conocidos iFun4all desde Cracovia con amor. Un doble-stick shooter que, sin embargo, tiene particulares planteamientos en el control y su sistema de juego.
Ya choca ver el aviso antes de empezar a jugar, El Oeste se conquistó con un Pad, y es que aquí el mando se usa muy sabiamente. Movimiento con stick izquierdo, apuntamos con el derecho, pero desenfundamos con el gatillo izquierdo y disparamos con el derecho, siendo la puntería más dirigida hacia los blancos frente a tener que ajustar al milímetro la línea de tiro. Pero aquí no vamos a disparar sin control, sino que es vital calcular y medir cada bala y el timming para usarlas. Si apuntamos al blanco, una calavera nos indica el momento donde nuestro impacto hará más daño, sumado a tener que vigilar y recargar la munición de cada arma, además de que no es lo mismo moverse y reaccionar con el arma desenfundada que enfundada.
Justamente algo tan sencillo como el cambio de arma genera una de las mecánicas más vitales del juego, porque con los botones traseros alternamos entre nuestras armas, y si pasamos de un arma descargada a otra y volvemos a la anterior, recargamos a toda pastilla, evitando la más lenta carga manual. Claro está, cada arma tiene su cadencia, munición, alcance…….Los tipos de arma y su idoneidad en cada situación, la movilidad con el arma enfundada y desenfundada -hay un botón de sprint que solo se puede usar con el arma enfundada- ¡Y hasta hechizos y todo!
El sistema de juego es tan curioso como sofocante: cada fase es una arena con una cuenta atrás donde tenemos que cumplir un objetivo -generalmente, proteger a la bruja para que haga sus hechizos de expulsión-, frente a cantidades asfixiantes de enemigos. Os juro que jamás se os van a hacer tan largos tres simples minutos en toda vuestra vida. Y es que la intensidad creciente de cada nivel hace que nos desesperemos fácilmente cuando quedan diez segundos y estamos totalmente rodeados de enemigos que no dejan de venir por más que los masacremos. La verdad es que la idea es bastante interesante, y cabreante, no vamos a engañarnos.
Tenemos un punto central neurálgico y nos vamos de viaje por el país en tres direcciones, que corresponden a tres tipos de mejoras en cada uno de sus niveles: equipo con mejores características, mágicas y de armamento. El juego te avisa en los clásicos consejos en las pantallas de carga, «si un nivel te parece muy complicado prueba con otro», y es que el esquema de arenas y tempus fugit se presenta en todo tipo de diseños y fases cada vez más retorcidos, y lo digo, hasta sádicas. Nunca recalcaré lo bastante los nervios que produce ver cada segundo pasar como si fueran semanas mientras tu vida decrece o las jaurías se agolpan como langostas alrededor de la bruja, pero es estimulante tanto aprender a ser cada vez más preciso y refinado, pero también, rápidos como centellas al disparar y movernos.
Visualmente tenemos escaso músculo con un look muy conseguido en su temática, siendo lo prioritario esa solidez temática y el chorrogollón de enemigos, elementos, trampas, explosiones y efectos simultáneos. La música apuntala esa tendencia con tenebrismo y western en melodías muy conseguidas, aunque a mi entender, a los FX les falta más contundencia. Funcionan y son correctos, pero creo que le vendría de perlas aún más fuerza en general, sean armas, impactos, explosiones, efectos de casquería…
Lo digo y lo reconozco: me he cabreado como un mono con una guindilla en sus zonas pudendas con el juego. Pero el juego funciona bastante bien, se juega con el tipo de armas que queremos llevar, las cualidades de los hechizos y las características de los objetos con los que nos equipamos, las particularidades de cada nivel, y claro está, manejar el pad como un apache renegado. Me vuelvo a quejar otra vez con un código review de bugs, siendo uno tremendamente horrible porque inhabilita los gatillos del pad, obligándome a probar de todo para volver a tener funcionalidad en el mando. Como siempre, lo más seguro es que cuando leáis esto o adquiráis el juego, no haya problema alguno. Rezad al Dios Cernunnos por si acaso.
Pues esto es Ritual: Crown of Horns, un juego de acción a lo bestia, que sin embargo, no pide disparar sin cabeza al bulto, hay que mantener sangre fría, pero sus calculadas cuentas atrás no siempre te lo permitirán. Amantes de la acción, de la acción masiva, aquí tenéis un título hecho a vuestra medida.
Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida