Mario Kart y Crash Team Racing sentaron las bases de todo un género derivado de los videojuegos de conducción y algo más tarde, el erizo más famoso de la historia del medio se unió a la fiesta con una subsaga que a día de hoy cuenta con varias entregas, pero que últimamente no atravesaba su mejor momento. Porque ha llovido mucho desde el fantástico Sonic & All-Stars Racing Transformed -2015-, probablemente uno de los mejores títulos de este tipo que se han visto jamás, y no tanto desde el lanzamiento de un Team Sonic Racing que no estuvo a la altura de las expectativas. Ahora, en pleno 2025, las cosas han dado un cambio radical, ya que después de varios días jugando, podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que el nuevo Sonic Racing: CrossWorlds es bueno, muy bueno.

Lo primero que nos ha hecho esbozar una sonrisa es comprobar que Sonic Racing: CrossWorlds es muy generoso en contenido, ya que los jugadores que disfrutan en solitario tienen a su disposición varios modos repletos de cosas por hacer como los Grandes Premios o campeonatos, los desafíos contrarreloj -desbloquear el rango S en todos es un desafío tremendo que requiere mucho esfuerzo y dedicación- y la posibilidad de competir contra equipos rivales en varias modalidades en las que las carreras se transforman en todo tipo de pruebas de acción. Hay decenas de horas de diversión esperándonos y todo lo que hacemos ayuda a desbloquear tickets para comprar objetos en la tienda y artilugios para personalizar nuestro coche -más abajo entramos en detalle sobre todo eso-.

Luego, el modo multijugador cuenta con un sistema de rangos -alrededor de 15- en los que vamos ascendiendo conforme competimos en el asfalto y sumamos puntos de clasificación. Es conveniente saber que podemos disfrutar del juego competitivo en compañía, ya que es posible invitar hasta a tres amigos para formar una sala de cuatro jugadores y sumarnos a otros ocho que se encuentren buscando partida. Al margen, también hay modos informales y partidas privadas que permiten personalizar las reglas de cada carrera. A todo esto hay que sumar la existencia de crossplay, por lo que apenas hay que esperar varios segundos para encontrar jugadores.

En lo que a personajes y circuitos se refiere encontramos lo esperado: Sonic, Shadow, Tails, Amy , Blaze the Cat, Sage, Metal Sonic, Zavoc, Eggman… Con el añadido de diversos packs de corredores, coches y circuitos que llegarán próximamente -algunos por DLC- como es el caso de Joker –Persona 5– y Ichiban Kasuga –Yakuza: Like a Dragon-, entre otros. El plantel nos ha parecido correcto, sin alardes, pero lo que realmente nos ha conquistado es la cantidad -y variedad- de circuitos, entre los que no podía faltar ni Metal Harbor de Sonic Adventure, ni Digital Circuit –Sonic the Hedgehog 2-, ni Ocean View –Sonic Heroes– en lo que a la selección de clásicos se refiere. En cuanto a otros más modernos, nos han gustado mucho el Palacio Blanco de Sonic X Shadow Generations. Por supuesto, hay pistas inéditas creadas para la ocasión, y algunas como Rainbow Garden y Water Museum son muy pero que muy buenas.

El principal reclamo de esta nueva entrega de la saga es, como resulta evidente, lo que hay detrás de ese CrossWorlds que sirve de coletilla al título. Se trata de una apuesta por los circuitos dinámicos, probablemente la más original que hemos visto en muchos años en el género, ya que consiste en ofrecer la posibilidad de cruzar portales de teletransporte que permiten a todos los corredores saltar automáticamente entre un escenario y otro. Cuando el jugador que lidera la carrera detecta en el horizonte la presencia de dos esferas gigantescas, tiene el privilegio de elegir izquierda o derecha en función del mundo deseado. Esto tiene más miga de lo que parece, pues como sucede en cualquier videojuego de conducción, cada persona tiene sus preferencias basadas en la capacidad para dominar una determinada pista.

Estos saltos interdimensionales casi siempre cambian por completo la forma de jugar, ya que los portales se cruzan a ras de suelo -en coche- y suelen trasladar la acción al agua -barco- o al aire -avión-. Además, para no caer en la monotonía, los responsables del juego han apostado por el factor aleatoriedad; ningún circuito ofrece los mismos portales y a menudo aparece uno cuya vista previa no es otra sino un signo de interrogación, por lo que no siempre existe una manera de intuir hacia dónde vamos a ir en cada ocasión. Al principio pensábamos que esta mecánica no aportaría demasiado una vez vista unas cuantas veces, pero lo cierto es que con el paso de las horas nos ha gustado mucho, pues da lugar a una experiencia muy dinámica e imprevisible.

También nos ha dejado un gran sabor de boca comprobar hasta qué punto podemos -y debemos- personalizar los vehículos, ya que mientras los diversos personajes que podemos elegir poseen un rasgo único -velocidad, conducción, potencia, aceleración y turbo-, los coches se configuran a través de varias piezas y cada una de ellas presentan diversas estadísticas exclusivas. Al jugar contra la CPU en niveles de dificultad asequibles, todo esto parece una anécdota, pero a la hora de competir por los premios que esperan a los ganadores de los retos más exigentes y en carreras online competitivas, la realidad es que es absolutamente imprescindible ensamblar un vehículo pensado para satisfacer nuestras necesidades.

Por ejemplo, si nos gustan los vehículos centrados en dominar las distancias largas gracias a la velocidad punta pero no estamos cómodos a la hora de tomar curvas cerradas, siempre podemos diseñar nuestro proyecto a partir de un coche que destaque en dicho elemento, pero sustituir algunas piezas -incluso los neumáticos- por otras que mejoren sus estadísticas de aceleración y conducción. Esto da lugar a que no existan dos coches iguales, pero en ningún momento «rompe» el juego, ya lo mejor de Sonic Racing: CrossWorlds es que el factor más importante no es otro sino las habilidades de cada jugador. Sí, siempre existe la posibilidad de que alguien con un vehículo más rápido que otro marque la diferencia en la recta final o de que a uno le caigan cuatro objetos ofensivos en la cabeza y todo se vaya al garete, pero no es la norma y casi siempre disfrutamos de carreras justas y competidas. Casi nadie gana por suerte, así que aquí no vale llorar.

Para terminar con las mecánicas de personalización, mención especial merecen los artilugios; piezas de equipo que aportan diversos beneficios y características que podemos equipar en nuestro coche como si de un RPG se tratase. Conforme jugamos, ya sea contra la CPU o en el modo multijugador, desbloqueamos huecos -hasta un máximo de seis- en los que tenemos la oportunidad de colocar todo tipo de artilugios. Hay algunos que aceleran la generación de turbo al derrapar, otros nos otorgan un objeto ofensivo al iniciar la carrera y en casos más avanzados incluso podemos hacer uso de conjuntos que personalizan por completo la experiencia al volante de un vehículo. Estas piezas pueden ocupar entre uno y tres slots, por lo que es conveniente estudiarlos concienzudamente hasta determinar qué es lo que necesitamos y con qué configuración nos va mejor en la pista.

En resumidas cuentas, creemos que Sonic Racing: CrossWorlds es el juego que los fans de la saga merecían, ya que el tiempo no pasa en vano y si bien es cierto que Sonic & All-Stars Racing Transformed se convirtió en un título legendario, también lo es que Team Sonic Racing fue una decepción. Ahora, esta nueva entrega devuelve la vertiente de carreras del erizo de Sega a lo más alto con una propuesta sólida, repleta de contenido y muy, muy adictiva.