El advenimiento de cada nueva generación de consolas viene inevitablemente acompañado de las mismas preguntas: ¿qué pueden aportarnos las nuevas máquinas? ¿está justificado el desembolso inicial? Los fabricantes suelen saturarnos con toneladas de información, habitualmente verborrea técnica casi incomprensible, para intentar convencernos de las bondades de sus nuevas plataformas, pero, cuando el ruido del marketing se apaga y llega la hora de la verdad, no hay mejor demostración que la ofrecida por los juegos. Títulos como Super Mario 64, Ridge Racer, Soul Calibur o Gears of War, que den un puñetazo sobre la mesa para romper con los límites establecidos y nos metan de lleno en el futuro.

PlayStation 5 ha sido un incuestionable éxito de ventas en un contexto muy difícil, con grandes problemas para satisfacer la extraordinaria demanda debido a la escasez de componentes, pero no ha escapado a la eterna discusión, sobre todo cuando los últimos meses han estado plagados de errores de comunicación y decisiones polémicas que han enervado a buena parte de la comunidad de jugadores. Especialmente sangrante ha sido el giro de timón en lo referente a los títulos intergeneracionales, algo que ha servido para poner de nuevo en cuestión la necesidad real de adquirir la nueva plataforma de Sony. Sin embargo, como decía antes, todos estos asuntos quedan en un discreto segundo plano cuando el foco se centra en lo que de verdad nos importa: los juegos. Y este Ratchet & Clank: Una Dimensión Aparte tiene mucho que decir en el debate.

Insomniac, un equipo en un absoluto estado de gracia, ya fue uno de los puntales sobre los que se apoyó inicialmente la consola gracias a Miles Morales, ese notable spin-off del no menos notable Spiderman, pero es ahora, con un juego desarrollado en exclusiva para PlayStation 5, cuando se han lanzado a aprovechar todas las posibilidades de la máquina. Ratchet & Clank: Una dimensión aparte es, hay que decirlo ya, un verdadero triunfo, uno de esos títulos que casi por sí solos son capaces de justificar la inversión en un nuevo hardware.

El punto de partida no podría ser más abrupto para aquellos no familiarizados con la saga, puesto que Una Dimensión Aparte continua directamente desde donde lo dejó Atrapados en el Tiempo, el ultimo Ratchet & Clank canónico, aparecido en PlayStation 3 hace casi doce años. El doctor Nefarius ha conseguido poner sus manos sobre el «dimensionador» y con ello ha logrado crear una brecha dimensional que arrastra a nuestros protagonistas a un universo paralelo en el que ha logrado establecerse como Emperador omnipotente. Nuestra tarea, como no podía ser de otra manera, consiste en detenerlo y en encontrar una forma de regresar a casa.

Se trata de una historia muy sencilla y seguirla no supone ningún tipo de dificultad, siendo poco más que una excusa para lanzarnos a la aventura. Esta sencillez no significa que no se siga con interés, pues los diálogos y los personajes rebosan encanto, especialmente Rivet, el alter-ego femenino de Ratchet, que consigue convertirse en la estrella de la función en cada una de sus apariciones en pantalla y a la que resultaría sorprendente no terminar viendo convertida en protagonista de su propio videojuego. Toda esta simplicidad, los personajes entrañables y carismáticos y la ligereza y desenfado con la que se ha tratado el hilo argumental, totalmente alejado de la grandilocuencia de otros títulos más centrados en enfoques dramáticos, convierten a Ratchet & Clank en un juego que conseguirá hacer las delicias de grandes y pequeños, con un enfoque familiar que no suele ser habitual en los grandes desarrollos de hoy en día.

Este continuismo narrativo se traslada al apartado jugable, donde no hay espacio para grandes novedades. La fórmula fundamental sigue siendo la misma sobre la que se ha construido cada nueva entrega de la saga desde hace casi dos décadas, pero pulida, mejorada y potenciada hasta el infinito, en gran medida gracias a las posibilidades del hardware de PlayStation 5.

Visualmente estamos ante un prodigio, un juego que, aunque esto sea un cliché repetido desde hace años, parece una autentica película de animación. Disponemos de tres modos de configuración grafica en función de nuestras prioridades en cuanto a resolución, tasa de fotogramas y trazado de rayos, aunque recomiendo especialmente el modo «Fidelidad RT», en el que veremos el juego a una resolución ligeramente más baja, a cambio de poder mantener simultáneamente el trazado de rayos y una tasa de sesenta fotogramas por segundo totalmente estables. La suavidad con la que se mueve todo, la cantidad de elementos en pantalla, la definición de las texturas, las animaciones… No iría muy desencaminado si digo que no he visto ningún otro juego a este nivel. En más de una ocasión he tenido la tentación de pellizcarme para asegurarme de que lo que estaba viendo era real.

Todo este espectáculo visual se ve acompañado por un excelente uso del DualSense. La vibración háptica acompaña perfectamente lo que sucede en pantalla, hasta el punto de que cada arma que disparamos tiene un efecto de vibración diferenciado con el que podemos distinguir perfectamente una de otra, y los gatillos adaptativos tienen impacto en la jugabilidad, haciendo que los diversos modos de disparo secundario vayan acompasados con diferentes niveles de resistencia que vencer con nuestras pulsaciones. Es difícil de explicar, hay que vivirlo, pero, gracias al impactante apartado visual, a las funciones del mando y al apabullante sonido envolvente generado por el Tempest Engine, Insomniac ha sido capaz de conseguir que prácticamente todos nuestros sentidos estén implicados en la percepción de los estímulos enviados por el juego, proporcionando una experiencia sumamente inmersiva, una experiencia next-gen.

Todavía queda hablar del gran gimmick incorporado a esta entrega, la novedad que le pone nombre y le da razón de ser: las brechas dimensionales, las cuales resultan «ligeramente» decepcionantes. La mayoría de las brechas que veremos a lo largo de nuestro viaje tendrán una funcionalidad muy básica. Nos permiten alcanzar plataformas lejanas teletransportándonos a ellas y también nos permiten movernos rápidamente de un lado a otro durante los combates, convirtiéndose en herramientas gracias a las que poder flanquear a nuestros enemigos o escapar hacia su espalda cuando nos veamos rodeados, haciendo que los tiroteos sean vibrantes y frenéticos. Nunca ha sido tan divertido disparar en un Ratchet y esto en gran medida hay que agradecérselo a la incorporación de las brechas, además de, como es marca de la casa, contar con un repertorio de armas diseñadas de forma excelente.

Sin embargo, a pesar de su gran aportación al aportado jugable, he de reconocer que esperaba mucho más de las brechas. Aquellas que abren caminos directos entre los diferentes planetas del juego son escasas, limitadas a momentos muy acotados y puntuales o a su uso como parte de setpieces en las que se quiere ofrecer la máxima espectacularidad. Resulta increíble ver como ambos niveles están cargados a ambos lados de la brecha y cómo podemos movernos de un lado a otro de forma instantánea, sin ningún tipo tiempo de carga ni truco aparente en la transición de uno a otro nivel. Por ello es una verdadera lástima que no se le haya sacado más partido a una mecánica que en este Ratchet simplemente se queda en un mero anticipo de ese futuro soñado en el que los desarrolladores han comenzado a explotar las posibilidades que ofrece el SSD de PlayStation 5 en cuanto a diseño de niveles y posibilidades para el jugador, cumpliendo así con lo prometido por Mark Cerny.

Lamentablemente no es el único punto en el que cojea Una Dimensión Aparte. Su vocación de juego familiar hace que la dificultad sea escasa incluso en los niveles de dificultad más altos, lo que se ve agravado por su corta duración. Se trata de un título con un prodigioso sentido del ritmo que consigue sorprenderte de principio a fin con un derroche constante de nuevas situaciones. Hay espacio para los disparos, para las plataformas, para los puzles, para la exploración de los escenarios o para la competición en carreras y arenas, pero la diversión no se alarga más allá de las 10-12 horas, rozando la veintena si se quiere completar al 100%.

En todo caso, los problemas son menores en comparación con los extraordinarios logros alcanzados por Insomniac. Una Dimensión Aparte consigue un virtuoso equilibrio entre lo clásico, entre el permanecer fiel a las raíces de la saga, y el servir como punta de lanza de una nueva generación, incorporando todas las novedades tecnológicas disponibles para conseguir llevar la formula a otro nivel. El resultado es un título fresco, variado y extremadamente divertido, de esos que juegas con una perpetua sonrisa en la cara. Bienvenidos a la Novena Generación.

 


Este análisis ha sido realizado en PlayStation 5 mediante una copia cedida por Precision Spain