Carlos Coronado se ha convertido por méritos propios en uno de los desarrolladores españoles más importantes de los últimos años. Este catalán sorprendió a propios y extraños con su original Mind: Path to Thalamus, un onírico juego de puzles en primera persona con claras referencias a la obra de Salvador Dalí. Un par de años más tarde, nos ofrecía su propia visión del averno con Infernium en un atípico survival horror en primera persona y ahora pretende llevarnos al fondo del mar con Koral, su nueva y más reciente obra.

¿De que manera podríamos definir un juego como Koral? En palabras del propio Carlos, se trata de «una carta de amor a los océanos» y la verdad es que no podría estar más de acuerdo. Por muchos es sabida la relación de este autor con las profundidades marinas, incluso contando con varios años de buceo profesional a sus espaldas. Tal es su amor por el líquido elemento que, como dato curioso, ha decidido desarrollar este juego enteramente a bordo de un barco.

Nos encontramos ante algo a medio camino entre juego contemplativo y juego de puzles. Controlamos a una pequeña corriente de agua a través de distintos parajes marinos, avanzando a lo largo de una decena de niveles divididos en tramos en los que habrá que eliminar la barrera de contaminación que nos impide seguir avanzando para llegar al final del nivel. No hay más, no hay historia, no hay profundidad jugable, solo tú y el mar.

Nuestra misión será la de explorar los diferentes niveles en busca de «energía espiritual» que debemos transportar al arrecife de coral, de manera que este reviva y limpie la contaminación que nos impide pasar para poder seguir nuestro camino. Estos entornos son amplios y extensos, por lo que habrá que buscar bien a fondo para encontrar estas esferas de energía. No solo se trata de buscarlas sin más, pues en muchas ocasiones para conseguirlas tendremos que activar interruptores, luchar contra el tiempo o crear caminos alternativos como buen juego de puzles que es.

Accesibilidad, esa es la palabra que mejor define a Koral y para muestra un botón, literalmente hablando, pues lo único que necesitaremos para jugar es el joystick para mover a nuestro peculiar protagonista y nada más. Coronado ha tenido muy en cuenta que el mensaje que quiere transmitir llegue al mayor número de personas posibles, adaptando el juego a las personas con discapacidad de una manera sutil y poco discriminatoria, no solo mediante el uso de un único botón para toda la acción y la posibilidad de elegir tamaño de los textos, sino creando un juego que no necesita de altas capacidades mentales para ser entendido y se pueda disfrutar incluso simplemente admirando los escenarios.

Koral no solo se esfuerza por crear una jugabilidad agradable y divertida, también cuenta con un alto componente de enseñanza que hace que nos interesemos más por el lecho marino y sus habitantes. A lo largo de los niveles tendremos que encontrar una serie de coleccionables que nos ofrecen datos y curiosidades sobre los arrecifes de coral y el océano en general. Una buena manera no solo de aprender jugando, sino de concienciar al jugador sobre un tema tan importante como el medio ambiente.

El apartado audiovisual es sin duda lo mejor del juego. Gracias al potente Unreal engine podremos disfrutar de unos preciosos paisajes marítimos muy coloridos por donde veremos pulular a fauna marina, convirtiéndose en todo un espectáculo visual al tiempo que transmite una calma y paz increíbles. El sistema de iluminación también es toda una gozada, pudiendo ver como los rayos de sol entran desde la superficie y quedan tapados por las algas y elementos del escenario. Mención especial merece el diseño artístico, donde a pesar de lo limitado que pueda suponer el entorno marítimo, habrá una amplia variedad de niveles como pueden ser cuevas, fosas abisales o un cementerio de barcos entre otros.

En cuanto al sonido, también impresiona a pesar de sus limitaciones, con bellas y relajantes melodías a piano que saben perfectamente cuando sonar in crescendo para crear dramatismo o acordes melancólicos, siendo uno de los puntos fuertes de esta obra. Por la otra parte, sonidos del fondo del mar que nos ayudarán a sumergirnos aún más en los bellos paisajes y sentirnos como auténticos buzos. Por supuesto no contamos con diálogos de ningún tipo, no son necesarios para nada, comprenderemos todo lo que está pasando sin ningún tipo de explicación, aunque para los coleccionables podremos escoger el idioma español o incluso catalán, entre otros tantos.

En tan solo dos horas podremos ver todo lo que el juego tiene que ofrecer pero lo cierto es que no necesita más, ese tiempo es el justo y necesario para dejar con buen sabor de boca y no terminar cansando ni estirando el chicle de mala manera, la adecuada para un juego de este tipo. Quizás una de las pegas de este juego, dependiendo de quien así lo considere, es la repetitividad de las mecánicas, pues casi todos los niveles se basan en localizar la energía espiritual y trasportarla al coral correspondiente sin nada más que hacer, aunque estos puzles son una especie de añadido «extra» para el verdadero objetivo que es contemplar los paisajes y concienciar al jugador.

Koral no es solo un juego, es toda una reivindicación interactiva con el agua como protagonista. Un juego corto, simple y con mecánicas sencillas que pretende llegar a la mayor población posible y lo consigue de forma efectiva. La obra de Carlos Coronado nos deja además un mensaje tan claro como demoledor: cuidemos nuestros mares y océanos, no somos conscientes del tesoro tan enorme que tenemos.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Carlos Coronado