Void Bastards, el rogue-lite de moda. Los roguelikes llevan muchos años ya guerreando -y hace años, aunque con otros nombre-, y los rogue-lites le siguen un paso por detrás. Yo mismo soy más fan de los segundos que de los primeros, aunque con honrosas excepciones. El espacio de Void Bastards no está tan vacío como invita a creer el título del juego… ¿pero da el juego la talla en todo lo que propone? Pues la respuesta la tenéis en los siguientes párrafos.
Void Bastards es un juego de disparos en primera persona con unas claras mecánicas de rogue-lite. Si alguien no sabe la diferencia entre roguelikes y rogue-lites, los primeros son juegos que al morir debes empezar de cero en prácticamente todo, y los segundos son los que te permiten mantener alguna cosa, ya sean características, armas o alguna cosa más. El primer problema del título, y uno de los más importantes, aparece con la línea entre estos dos géneros. El componente rogue-lite mata una de las ideas más interesantes del juego, os voy a explicar por qué.
En Void Bastards somos un presidiario que ejecuta las órdenes de una computadora e inteligencia artificial que va desde lo humorístico hasta lo suicida. La inteligencia artificial comanda una nave llena de estos presidiarios, y usará la cantidad necesaria de ellos para llevar a cabo sus planes. Cuando nuestro personaje muere, la computadora simplemente despierta a otro para que siga sus pasos. Pues bien, morir en este juego solamente es una inconveniencia menor. Solamente perdemos algunos rasgos genéticos que conseguimos al explorar, y alguna vez comida y combustibles -no muy necesarios-. Todas las mejoras desbloqueadas se mantienen para el siguiente personaje, sin excepción. No merece la pena mantener un personaje vivo mucho tiempo, y a veces incluso compensa matarse para que otro ocupe su lugar, ya que la computadora nos ofrecerá comida, armas, munición y otros elementos necesarios. Un rogue-lite tiene que mantener algunas cosas, pero que la muerte sea poco importante o que incluso a veces sea hasta preferible va totalmente en contra de la parte «rogue» del género.
Antes de entrar a hablar de la jugabilidad hay que nombrar la estética que Void Bastards presenta, unos diseños con un característico estilo cartoon que ha sido sin duda lo más señalado del título para venderlo al gran público. Colorido, estridente y simpático son algunos de los adjetivos que encajan bastante bien, siempre en el buen sentido. Los enemigos son extraños y peculiares, con un estilo divertido pero que puede llegar a ser realmente tétricos. Sin duda este es uno de los puntos fuertes del título, lo que lo hace destacar por encima de otros roguelikes y rogue-lites. También ofrece una introducción animada en estilo cómic de lo más coqueta, que es realmente divertida.
El juego se divide en dos partes muy diferenciadas: el mapa de navegación y la parte de disparos. En el mapa deberemos elegir cual será nuestro próximo destino, de entre unos pocos caminos diferenciados. El camino a elegir es importante, puesto que en cada nave que visitemos habrá unas cosas u otras. Viajar nos cuesta comida y combustible, y para poder llegar lejos deberemos buscar una cantidad ingente de los mismos. También tenemos que elegir la ruta correcta para encontrar los elementos necesarios para hacer mejoras a nuestras armas y objetos. La navegación es rápida, intuitiva y funciona bastante bien, pocas quejas con su funcionamiento.
La parte shooter es interesante, pero poco elaborada. Hay una buena base de armas, pero solamente poseen una función de disparo, además de que alguna de ellas son completamente inútiles. Podemos mejorarlas a lo largo del juego, para que hagan más daño o consigan un cargador más grande. Dada la estética cartoon de la que hace gala el juego, el gunplay no brilla demasiado, pero aún así es lo suficientemente particular para suponer un soplo de aire fresco.
El título es muy divertido las primeras horas; cada nave tiene una estructura distinta y en cada una de ellas debemos hacer algo distinto: puede ser que tengamos que conectar la energía, otras tienen más enemigos de un tipo que de otro, y muchos más ejemplos. Las primeras horas van a ser vertiginosas, muy divertidas y realmente variadas. El problema viene después de ese primer intervalo. Poco a poco Void Bastards va perdiendo fuelle, las naves se empiezan a repetir, los enemigos empiezan a parecerse demasiado los unos a los otros e incluso las misiones que nos mandan se repiten. De hecho, absolutamente todas las misiones siempre tienen la misma estructura, y esto es una de las situaciones que más lastran la diversión del título. A pesar de que hay eventos aleatorios en el mapa, no son suficientes para mantener la atención del jugador.
En menos de cinco horas es posible ver prácticamente todo el contenido del juego, y a partir de ese momento el interés va decreciendo. La historia no tiene mucho desarrollo, simplemente la computadora te dice que nuevos objetos debes de adquirir, siempre con bromas -que al comienzo pueden ser graciosas pero pierden la frescura rápidamente- y tú te acercas a conseguirlos. Incluso parece que el tema de los piratas va a dar más de sí, pero simplemente son una inconveniencia más sin mucho interés jugable.
En resumen, Void Bastards es un producto sin terminar. Si hubiera salido como early access hubiese sido, desde mi punto de vista, mucho mejor a la larga. Le falta contenido para poder considerarse un juego completo. Un rogue-lite no debería hacerse repetitivo a las pocas horas de juego, y debería de tener suficiente contenido para que aunque empieces de nuevo, siempre veas algo distinto -o al menos durante las primeras partidas-. Es triste que Void Bastards se quede a medias, porque la base interesante y bastante cautivador en todo lo relacionado con su aspecto visual. Que además cueste treinta euros no ayuda en demasía.
Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Humble Bundle.