Hace unos años se anunciaba el regreso, espiritualmente al menos, de Theme Hospital en manos de un nuevo estudio, Two Point Studios. Este estaba conformado por varios exmiembros de la ya extinta Bullfrog, y prometía devolvernos las emociones que en su día nos dio el ya clásico juego de gestión de hospitales, con sus cabezas infladas o sus Elvis. Two Point Hospital, que así se llamaba, quizás se quedó un pelín corto a la hora de ofrecernos esas sensaciones -la nostalgia es mala compañera-, pero sin duda se acercó más que cualquier otro juego aparecido desde entonces.

Ahora, siguiendo la estela de Two Point Hospital nos llega, del mismo estudio y ambientado en el mismo universo, Two Point Campus, donde nos pondremos a los mandos de distintas universidades de Two Point County para que cada una de ellas se convierta en la mejor, en su rama, del condado. El listón está alto tras el anterior juego, así que… ¿se cumplirán las expectativas? Vamos a ello.

En el juego anterior, la idea era construir y manejar hospitales. Aquí cambiamos y, de la misma manera, cambian nuestras prioridades. Ya no vienen pacientes, se curan y se van, sino que vendrán estudiantes de distintas carreras y estarán, mínimo, un año entre nuestros muros. Si todo va bien, ese año se ampliará al número de años en que consista la carrera que cursen -normalmente 3-. Obviamente, cada año tiene un coste en forma de matrícula, por lo que nos interesa que el número de estudiantes suba año a año, y mantenerlos el más tiempo posible.

No solo eso, sino que además no nos tendremos que conformar solo con tener graduados en una especialidad u otra, sino que también tenemos que tener en cuenta las notas. Con las notas del sistema americano, desde una F a un A+, nuestro objetivo será que nuestros alumnos obtengan la mayor calificación posible. Para ello, en un arreo total de fantasía, tendremos que tener todas sus necesidades cubiertas para que estén contentos, además de tener profesores con suficientes conocimientos sobre el tema impartido. Un estudiante sin necesidades a cubrir más un profesor altamente cualificado es igual a la nota más alta posible. Porque todos sabemos que cuando a un chaval de 18 años no le falta de nada, se dedica solamente a estudiar.

Curiosidades al margen, para esto serán necesarios distintos tipos de sala. Desde el aulario habitual o la clase práctica de la asignatura, hasta la residencia donde se van a quedar nuestros estudiantes que vengan de fuera -el alquiler también son beneficios-, pasando por salones de ocio, clubes sociales o pequeñas salas para las tutorías o clases particulares de los alumnos que quieren subir nota.

Cada uno de los alumnos, además, tendrá ciertos atributos que definirán su personalidad: gente que nunca utiliza las papeleras, gente totalmente pulcra, gente que le gusta caminar despacio o deprisa, gente que en general le gusta estudiar más o que le gusta estudiar menos. Todos caben en nuestra universidad siempre que se dejen el dinero en matrículas. Y si ensucian, para eso tenemos a los -mal pagados- bedeles.

Además tendremos que darles opciones para su entretenimiento. Me llamó la atención y me pareció gracioso que los estudiantes me pidan camas de matrimonio para la residencia -o camas del amor, en términos del propio juego-. Pero así son los jóvenes de hoy en día, desvergonzados. Este chascarrillo además me da pie a hablar de las relaciones entre los propios alumnos: cada alumno tendrá sus propios amigos con los que se juntará en base a los puntos en común que puedan tener y los objetos de socialización -mesas, juegos, por ejemplo- que tengamos en la universidad. Algunos amigos pasarán a ser mejores amigos, con otros se llevarán mal, y con otras personas surgirán romances. Todo esto contribuye a que cada uno de nuestros alumnos no sea solo visto como un número, sino como una persona virtual a la que tendremos que ayudar a pasar de curso.

De la misma manera, tendremos que contratar a profesionales cualificados. Estos están divididos en 3 categorías: docentes, auxiliares y bedeles. Los primeros serán la cara más visible de la universidad, son los que darán clase y los que convertirán a unos jovencitos inestables de 18 años en doctores honoris causa en el futuro. Los auxiliares ayudarán en las tareas cotidianas, ya sea trabajar en la biblioteca, en los puestos de comida que tengamos, en las captaciones de los clubes, o poniendo bebidas en el club social. Y por último, los bedeles serán los encargados de que todo esté limpio como una patena y además todo funcione como Dios manda.

Al igual que los alumnos, nuestros empleados tendrán ciertos atributos personales que tendremos que tener en cuenta a la hora de contratar a uno o a otro. Igual el nivel de robótica de Ana Martínez es mejor que el de María González, pero a Ana le gusta mucho escaquearse cada dos por tres para ir a comer y no nos interesa. Porque además, si necesitamos subir el nivel de nuestros empleados, podemos utilizar las salas de formación para ello.

No solo de estudiar vive la gente, y tendremos que proporcionar a los alumnos espacios para socializar.

Si nuestro campus rinde adecuadamente obtendremos puntos de enseñanza, que nos permitirán ampliar el número de materias que impartamos en nuestra universidad, o subir de nivel una en concreto, de forma que la enseñanza sea de mayor cualificación. Esto hace que tengamos que decidir si ofrecer un plan académico más variado para captar estudiantes de toda índole, o centrarnos en una sola carrera, por ejemplo, pero llegar a ser la universidad más prestigiosa en ella.

Hay que ser claro, de todas formas: en la práctica, Two Point Campus es extremadamente continuista respecto a Two Point Hospital. La campaña nos hará movernos por distintos campus con la finalidad de ganar al menos una estrella -de tres- en ellos para poder acceder al siguiente. ¿Y como se ganan estas estrellas? Cumpliendo objetivos. Sea conseguir un número determinado de alumnos, conseguir cierta media de felicidad entre los docentes, o cierta media de calificación entre los graduados, por ejemplo.

La teoría está bien, pero en la práctica tiene el mismo problema que su antecesor: cuando hemos conseguido que en un campus todo vaya bien, pocas veces tendremos una disrupción suficiente como para que se descontrolen las cosas, y nos dedicaremos simplemente a esperar que se cumplan los objetivos, teniendo, en total, varias horas casi muertas dedicadas a ir mirando como va el hospital o a cazar gusanos con el ratón, que son los nuevos «ratones» de Theme/Two Point Hospital.

Además, esa continuidad entre su antecesor y este no se queda en la superficie, y veremos muchas semejanzas entre los distintos procesos que existían en el hospital y aquí. Por ejemplo, en Two Point Hospital venía al hospital el inspector de sanidad a realizar una evaluación del hospital, y aquí vienen alumnos que realizan la misma evaluación pero con la excusa de decidir si matricularse o no. Además de diversos inspectores, claro. Hay que decir que esto suena peor de lo que eso, porque si bien admito que esperaba que Two Point Campus se desmarcase algo más, en mi primera sentada con el juego jugué casi sin querer 7 horas seguidas, haciéndoseme las 2 de la madrugada de ese día. La estructura muy orientada a objetivos a corto plazo de la campaña ayuda a eso. «Construyo una sala más y lo dejo». «Un objetivo más y lo dejo». «Un mapa más y lo dejo». Y lo dicho, las 2 de la mañana.

En conclusión, Two Point Campus es hijo de Two Point Studios, para bien o para mal. No se desmarca lo suficiente de Two Point Hospital para tener entidad totalmente propia, pero es un juego más que notable que te enganchará si te enganchó su predecesor. Además, con el gran sentido del humor marca de la saga. Muy recomendado.

 


Este análisis ha sido realizado en PC mediante una copia cedida por Cosmocover