La temática ciberpunk está de moda, y todos coincidiremos en que hacen falta más juegos de parkour. Ghostrunner ha llegado para cubrir ambos campos, y de una forma más que competente. Estamos ante un juego que prioriza la acción, pero en el que plataformeo sigue siendo una gran baza. Debemos de correr durante todo el camino, y procurar ser fantasmas durante el proceso, eliminando a los enemigos de la humanidad. Acompañadme en silencio mientras discernimos el futuro de la torre Dharma.
Ghostrunner es un juego de acción y plataformas, que junta lo mejor de ambos mundos en misiones de una duración extensa, pero pensadas para ser repetidas varias veces. Tiene suficiente historia para no ser un juego contrarreloj, pero también se presta a ello. Somos lo que en ese mundo futurista se llama Ghostrunner, una unidad de élite que mantenía el control de la población, haciendo el trabajo sucio. Que la frase anterior sea en pasado no es casualidad; somos el último Ghostrunner, y nos meteremos de lleno en una disputa por el control de la torre Dharma. Venganza y traiciones, de eso nos alimentamos.
Como ya he dicho, el juego nos ofrece acción y plataformeo por partes iguales. Personalmente he disfrutado más de su faceta plataformera, pero creo que todo lo que ofrece encaja bastante bien. Nuestro personaje tiene dos habilidades básicas para hacer parkour: puede correr por las paredes y puede hacer un pequeño teletransporte hacia delante -llamado impulso-, parando el tiempo en el proceso. Mientras que la primera es la base del plataformeo, la segunda es la base de la acción. Nuestros enemigos tienen armas de fuego, y usando el impulso esquivaremos las balas mientras nos acercamos para matarlo. Obviamente, habrá momentos donde usemos nuestra habilidad para correr por las paredes será útil para acabar con algún enemigo, y otro momentos donde el impulso nos sirva para llegar a esa cornisa que se nos resiste. Es cuestión de combinar las habilidades, además de otras que iremos desbloqueando según avance el juego. Sin embargo, estas sí que estarán realmente centradas en el combate.
El plataformeo se va incrementando a lo largo del título. Lo primero que conseguimos es un gancho para conectarse a puntos específicos del mapa, lo demás dependerá de nuestra habilidad. Lo principal será saltar de pared en pared, pero también tendremos que esquivar trampas, aprendernos patrones, y varias cosas más. La curva de dificultad es aceptable, pero el juego no ofrece guardado en mitad de los niveles -aunque sí puntos de control, y bastante numerosos-. Si algún nivel se te atraganta, pueden ser fácilmente sesenta minutos de juego, algo que desesperará a muchos. Una opción de guardado sería bastante bien recibida, y espero que sea añadida con el tiempo. Antes de pasar al siguiente apartado, creo que es importante indicar lo funcional de las plataformas. Aunque, como es lógico, el camino está marcado, hay veces que el título se arriesga, y deberemos pensar cuál es nuestro siguiente movimiento. Más de esto hubiera sido genial.
La parte del combate es más complicada, no solo añaden muchos enemigos con el tiempo, sino que también necesitaremos practicar las nuevas habilidades. Personalmente, creo que es importante concentrarse en una de ellas, puesto que todas usan el mismo contador que se rellena cuando avanzamos y hacemos acciones. Los enemigos son cada vez más numerosos, y su curva de dificultad es más dura que la del plataformeo. Si no os gusta la acción u esperáis algo parecido a Mirror’s Edge, este título no os terminará de agradar.
Además de las plataformas y la acción, el juego ofrece varias secciones con puzles, pero son algo bastante secundario. Ofrecen un respiro de tanto disparo y salto, y si hubieran sido más numerosos tampoco habría importado. Además, el juego también ofrece peleas contra jefes, que aprovechan las características del título, además de ser realmente divertidas y retantes. El juego ofrece una buena variedad, de eso podéis estar seguros.
Si con completar el juego no os vale, Ghostrunner ofrece un buen número de coleccionables y de secretos. Hay tres tipos de coleccionables: espadas, mensajes de voz y objetos. Todos son difíciles de encontrar, y requieren de trabajo por parte del jugador. En mi primera vuelta al juego solo encontré un objeto, y un solo mensaje de voz. La exploración es fundamental, y requerirá paciencia y buen hacer. Los objetos y los mensajes de voz solo añaden historia al juego, pero las espadas podremos usarlas.
Visualmente es un juego sólido, con un estilo futurista muy interesante, pero que quizás peca de genérico -algo que también podría decirse de la historia del título-. Creo que podría haber ido más allá y haber ofrecido algo distinto, pero también es complicado en un género tan manido como el ciberpunk. Por otro lado, la música electrónica que nos ofrece es un verdadero placer para los oídos, y llevo unos cuantos días repitiendo los temas en bucle. Calidad auditiva.
En resumen, Ghostrunner es un título potente, con una jugabilidad directa, divertida y con variedad en forma de puzles y jefes finales. Acaban de añadir un modo difícil, y el juego sigue necesitando varias vueltas para conseguir todos los objetos coleccionables. Quizás los treinta euros que cuesta, si solo vamos a jugarlo una vez, pueden ser excesivos. Pero si os gusta la temática ciberpunk, los juegos de parkour y la exploración básica pero bien medida, Ghostrunner es una combinación casi perfecta de esos elementos.
Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por 505 Games