Cosmic Star Heroine. Alyssa L’Salle es la heroína que va a acompañarnos en el mejor ejemplo que se pueda encontrar hoy en día en el rol por turnos, para demostrar que no es necesario disponer de grandes medios para realizar un juego de una gran calidad dentro de un género que ha estado tradicionalmente ligado a los estudios nipones. Y es que el título que nos atañe no es un JRPG porque no ha sido desarrollado en el país del Sol naciente, pero tiene todos los mimbres para que cualquiera que lo juegue sin conocer el equipo que tiene detrás, pueda considerarlo como uno de los grandes títulos de la época de los 8 y 16 bits que alumbró Japón en relación a los RPG por turnos.

Zeboyd Games, un estudio estadounidense formado por tan solo dos personas —Robert Boyd y William Stiernberg— lanzó hace un año el juego para PC y PlayStation 4, y el pasado 14 de agosto hizo lo propio con una versión para Nintendo Switch, que es la que hemos podido disfrutar en 33bits. Estamos ante un juego por tanto con unos medios bastante reducidos para su desarrollo, pero que no han impedido que el resultado final sea de lo más satisfactorio. Nos adentramos en los tres exóticos mundos que vamos a explorar a lo largo del mismo para desentrañar los motivos que lo convierten hoy por hoy en uno de los juegos más recomendables dentro de su género para la híbrida de Nintendo.

Alyssa será la heroína de nuestra aventura.

Que acompañe a la vista y al oído ayuda en nuestra percepción inicial.

Lo primero que salta a la vista es el precioso estilo artístico que podemos observar tanto en los parajes que recorreremos, tanto interiores como exteriores, y en los personajes que pueblan este microcosmos en el que nos va a envolver Cosmis Star Heroine. Con una temática de ciencia ficción en claro cruce con la percepción que se tenía de ella en los años 80 y 90, nos vamos a poder deleitar con un aspecto que va a enamorar a todos aquellos que sean aficionados de este estilo visual. Además, la banda sonora que nos da la mano durante las 20 horas que tenemos por delante para completar el título, acompaña de forma magistral este apartado artístico para derivar en un aspecto audiovisual de lo más cautivador. Quizá hayamos echado de menos un mayor repertorio musical, pero el que está, no cabe duda de que tiene un nivel bastante elevado.

El juego es una preciosidad, tanto en exteriores como en interiores.

¿20 horas decís?

Puede ser chocante una duración de este calibre para un juego del género, pero esto tiene una explicación coherente con lo que es el estudio y con un resultado muy satisfactorio. Hay que aclarar que disponemos de una serie de misiones o lugares secundarios que podemos abordar antes de finalizar el título —preparados para ser afrontados en los momentos finales de la aventura por su dificultad— que pueden alargar un poco más esta duración. En cualquier caso, no parece un título muy longevo para lo que estamos acostumbrados, pero sin ninguna duda, es algo que podríamos esperar de un proyecto de esta envergadura y sobre todo, que la parte de la que se prescinde podría ser totalmente debatible sobre si sería aconsejable hacer lo propio con otros títulos que se estiran de forma artificial. Cosmic Star Heroine va al grano siempre. No cansa al jugador con conversaciones demasiado largas y artificiales, ni con cinemáticas de diez o quince minutos como viene siendo habitual en otras propuestas —que las tiene, pero suelen ser parcas y de un diseño visual verdaderamente genial— ni obliga a recorrer parajes enormes con interminables caminatas hasta que encontramos el siguiente evento o lugar en el que poder hacer algo. Zeboyd Games ha elaborado un RPG encapsulado, ya que han decidido prescindir de la paja e ir directamente a la chicha jugable, dando una preponderancia total a la jugabilidad en todo momento.

Bien es cierto, que este encapsulamiento lleva a veces implícitas situaciones en las que personajes entran y salen de nuestro grupo de un modo un tanto forzado, puesto que no se da cabida a demasiadas explicaciones para ello ni excesivas vueltas en profundizar en cada uno de ellos, y esta puede ser la principal pega de saltarse todo ese proceso de interludios al que estamos habituados y que si bien puede pecar de exceso, en esta ocasión peca de defecto. El juego hubiera quedado más redondo de haberse implicado un poco más en estos procesos de interacción en la formación y ruptura constante del grupo de personajes.

Las ciudades están plagadas de NPCs con los que interactuar.

La narrativa va en el mismo camino. Es franca, sin muchos recovecos aunque con alguna que otra sorpresa en la recta final. Con una heroína que cumple perfectamente con su papel pero que lo hace por el elenco de secundarios que acompañan sus pasos y que, ahora sí, engrandecen el contexto y la ambientación de modo global. Formamos parte de una agencia gubernamental que, durante una de nuestras misiones nos va a poner en el brete de tener que darles la espalda y pasar a formar parte de la otra cara de la moneda. Sin contar nada más para que sea el jugador quien pueda ir desgranando la historia, sí que nos gustaría resaltar que como bien decía Machado, caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Y es que lo verdaderamente importante del juego son las vivencias, el descubrimiento de nuevos amigos que nos acompañen en nuestras aventuras y el tiempo que pasamos con ellos. No hay backtracking —más allá de para algunas cosas secundarias que citaba anteriormente y que, no puedo resistirme a decirlo, alguna hará las delicias de los amantes de Lovecraft— y el juego peca de cierta linealidad que en lo particular, no nos ha supuesto un problema pero que sí podría suponerlo para otro tipo de jugador que busque cierta libertad. No hay respawn de enemigos, y por tanto no se va a premiar el farmeo sino el buscar la estrategia adecuada para cada combate. Son decisiones estructurales que se pueden compartir o no, pero a nosotros nos han gustado.

Las cinemáticas son simples pero de una belleza a destacar.

Vamos a combatir hasta que nos tiemblen los pies.

En otra decisión de diseño, el juego carece de encuentros aleatorios. Los enemigos se verán siempre reflejados en puntos fijos de los escenarios. Conviene enfrentarse a todos ellos para obtener el mayor nivel posible y desarrollar a tus personajes, además de que en muchos recovecos accesibles solo derrotando a los enemigos pertinentes, encontraremos cofres con objetos que nos harán la vida mucho más fácil.

Ahora bien, los combates son muy numerosos. No vamos a estar combatiendo todo el tiempo, de hecho el juego tiene momentos de relax total en el que deberemos explorar ciudades, hablar con los NPCs para aumentar nuestro conocimiento del entorno y hasta descifrar un crimen que nos traerá de cabeza recorriendo hasta el más mínimo rincón de cierto paraje. Pero sí, los combates abundan y esta es una de las mejores noticias, porque son adictivos, retantes y muy satisfactorios en lo jugable. Cabe aquí señalar que el juego dispone de cuatro dificultades y que nosotros lo hemos afrontado desde la segunda más alta de ellas, siendo totalmente recomendable hacerlo así o incluso eligiendo la más alta para obligarnos a sacar todo el partido del sistema de combate.

Estos combates van a basar su núcleo central en la sinergia que deberemos establecer entre las habilidades de nuestros personajes. En un primer momento tendremos pocos y no podremos elegir entre varios para diseñar nuestra mejor estrategia, pero a medida que avancemos, tendremos que elegir cuáles de ellos se amoldan mejor a nuestro estilo o a las situaciones que se nos plantean. Un aspecto muy positivo es lo diferenciados que están cada uno de ellos, tanto en su diseño artístico como en sus posibilidades a la hora de combatir. Además, el juego nuevamente no busca el farmeo descarado exigiéndonos que subamos el nivel de cada uno de modo independiente, sino que todos ellos subirán de nivel estén combatiendo o les hayamos dejado relegados en el banquillo.

Los grandes jefes y subjefes serán un continuo a lo largo de la aventura.

Los personajes representan diferentes facciones presentes en el juego e incluso distintas razas de varios planetas que nos van a dar cierta perspectiva de dónde nos hayamos. Su carisma salta a la vista, pero también nos irán enganchando poco a poco por sus personalidades tan definidas, que sin llegar a profundizar demasiado como dijimos antes, sí que se dan las pinceladas suficientes como para lograr el objetivo de sentir que todos forman parte de un grupo especial.

Cada uno de ellos está especializado en un apartado, ya sea defensivo, de otorgar mejoras a nuestros compañeros o alteraciones a enemigos, daños elementales, físicos o incluso canciones y drones que acompañan nuestros movimientos en combate con distintos efectos de ataque o defensivos. Combinar todo de la mejor forma posible y en función del enemigo va a suponer alcanzar la victoria. Además tendremos que equipar objetos, armas y escudos que nos darán diferentes posibilidades jugables. Desde nuevas habilidades, pasivas o activas, como mejoras en las estadísticas del personaje o programas especiales de usos restringidos durante cada batalla. Son combates por turnos, estáticos, acompañados de animaciones y representaciones un tanto simples de los efectos de cada habilidad, pero nuevamente muy rápidos y sin alargar la transición entre exploración y combate.

Deberemos también controlar otro elemento clave como es el estilo, que tendrá relación directa con muchas habilidades y medir al dedillo el momento en el que cada personaje entra en el modo hyper, con el que podrá hacer un ataque de mucha mayor fuerza. Es vital llegar a ese momento con alguna de nuestras habilidades más potentes activas, ya que de lo contrario, lo desperdiciaremos. Conviene por tanto encontrar el equilibrio entre hacer un uso constante de nuestras habilidades, items y programas, y reservarlos para el momento adecuado o incluso recargar las habilidades con un comando que nos pondrá a la defensiva durante un turno.

No todo será combatir. También tendremos que resolver diferentes sucesos mediante la exploración.

En definitiva, Cosmic Star Heroine es un título absolutamente recomendable para los amantes de los RPG por turnos, con un apartado audiovisual de una calidad reseñable, un sistema de combates profundo y adictivo, un reto que el jugador puede adaptar a sus exigencias y una estructura y diseños jugables que prescinde de la paja y va directamente al grano de la jugabilidad, lo que repercute en una duración un tanto escasa para lo que estamos acostumbrados, pero que nos ofrecerá como un buen caldo concentrado todas sus ventajas aglutinadas a lo largo de las 20 horas que puede durarnos.

Nota: El juego llega íntegramente en inglés. Si bien no requiere de un nivel elevado para entenderlo, sí que hace uso de un vocabulario muy específico para los combates. Nada que le reste valor en nuestra opinión, pero que conviene aclarar al lector.

 

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Zeboyd Games