Cuando pensamos en los países más influyentes en la industria del videojuego solemos pensar sobretodo en EEUU y en Japón, o quizás Francia o UK. Sin embargo, tras las continuadas compras que han ido realizando NetEase y Tencent, el país líder mundial en ingresos actualmente no es otro que China. Y no solo de estas dos grandes compañías vive el gigante asiático, sino que también estamos viendo aumentar su catálogo en nuestras consola con juegos como el prometedor Wukong. Aunque si miramos el pasado reciente ya hemos jugado a Bright Memory o a Fist: Forged in Shadow Torch, dos juegos que han despuntado en sus respectivos géneros. Lo más probable es que cada vez sea más habitual ver juegos influenciados por esta cultura que no nos ha llegado tanto a occidente. El juego que hoy vamos a analizar es A Perfect Day, una novela visual que llegó a PC en 2022 y ahora llega a consolas y como bien habréis podido deducir es de origen chino.

Y no solo es un juego de origen chino, sino que además nos sumerge en su cultura y no de una manera precisamente romantizada. Somos Liang Liang un niño de instituto en el último día del año 1999 pero con un giro: igual que en obras como el Día de la marmota o Al filo del mañanabasada por no decir más en el manga All you Need is Kill-, nuestro protagonista podrá revivir una y otra vez sus últimas 24 horas. Eso sí, aquí no hay violencia, ya que nuestro objetivo es, como bien dice el título, tener el día perfecto. O al menos el día perfecto dentro de lo que cabe esperar de un estudiante de instituto. Podremos ver una china muy convulsa: económicamente creciendo a un ritmo menor que años anteriores; socialmente, muy pobre, una población con problemas; y políticamente, sin muchas opciones. Todo ello a finales del siglo veinte, lo que será como que dicen los angloparlantes un «blast from the past» si fuisteis niños durante esta época.

Las primeras veinticuatro horas del juego ejercen de prólogo. Empezamos en el colegio, repitiendo la lección de la profesora cuando por el megáfono de la escuela se anuncia el cese de las clases. Extrañado por el aviso, nuestro protagonista decide entregarle un carta a su mejor amiga llamada Ke Yun. Pero esta tarea no es nada fácil ya que es muy tímido y en cuanto hace dos cosas que requieran cierto valor, ya no puede hacer una tercera hasta calmarse. A lo largo de todo el juego tendremos que convivir con esta mecánica que nos impedirá hacer acciones si nuestro medidor de nervios está alto. Para bajarlo, podremos acariciar gatitos, comer unos noodles, … También tendremos un medidor de maldad, que irá subiendo según nuestras acciones y travesuras. Ambos: nuestra tenacidad y comportamiento nos darán nuevas opciones de diálogo. Tras una serie de eventos habrá llegado el final del día pero como no hemos podido entregarle la carta a nuestra amiga, añadiremos nuestro primer deseo a nuestra lista y tocará volver a empezar. Pero aunque toque volver a comenzar, nuestro personaje mantendrá los objetos que ha ido obteniendo. Así que tocará aglutinar cosas que nos irán sirviendo para futuras ocasiones.

Según vayamos jugando iremos añadiendo más y más deseos a nuestro día perfecto. Algunos son muy tontos, como pegarle una torta a nuestro mejor amigo pero otros tienen más enjundia como encontrar la Game Boy perdida de un compañero de clase. Para lograr estas misiones,  deberemos explorar toda la ciudad y conocer personajes de lo más variado. Si tuviera que destacar alguno sería Ol Ge, un vagabundo muy extravagante y que se refugia en un UFO destartalado. Cada localización se representa con cromos y nos indican si hay algún evento en esa localización y cuanto tiempo del día nos lleva visitarla. El problema del sistema de juego es que a la tercera o cuarta repetición, se vuelve algo monótono y rutinario. Si bien es cierto que podemos saltarnos las conversaciones que ya hemos presenciado, acudir varias veces al mismo sitio para hacer lo de siempre no es apetecible.

Antes de comenzar la aventura, el juego nos propone dos modos de juego: puzle o campaña. Los desarrolladores nos incentivan a probar el modo puzle. En este, tendremos que resolver las cosas por nosotros mismos, sin ayuda del juego. Por el contrario, en el modo campaña, estaremos más guiados y nos irán proponiendo tareas a realizar.

La exploración es bastante básica, al final de cada periodo de tiempo podremos escoger entre los susodichos cromos para elegir nuestro próximo destino. Una vez en él, con el joystick podremos desplazar la cámara horizontalmente para investigar/interactuar con el entorno. Es en este desplazamiento donde más problemas hemos encontrado, ya que nos ha ocasionado algún bug que otro.

Lo que más entra por el ojo del juego es su cuidado estilo artístico dibujado a mano y que es precioso en todo momento. La banda sonora chill acompaña bien la lectura y los momentos más dramáticos. Una gran pega que he encontrado es el diseño de audio. Jugando en modo sobremesa el sonido a veces suena de manera corrupta y emitía ruidos y frecuencias desagradables. Además, es importante comentar que no se encuentra doblado y llega tan solo traducido a inglés y chino.

Acabar la historia por completo nos llevará entre 20 y 30 horas. Esto dependerá de nuestra velocidad de lectura y nuestra habilidad para ir resolviendo los puzles narrativos.  Aunque el juego tiene ciertos problemas y puede hacerse repetitivo, la ambientación -tanto geográfica como temporal- nos invita a adentrarnos en sus bucles temporales. Si no estás 100% convencido siempre puedes probar la demo que engloba el prólogo para ver si sus virtudes superan sus defectos.