Songs of Conquest es un título fiel a sí mismo. Estamos ante un juego completo, con cuatro campañas distintas, cuatro facciones completamente diferenciadas, mapas aleatorios, mapas de desafío… Todo ello con un regusto a cierto genero de juegos de los noventa, pero con sin nigua problemática de los videojuegos de esos años. Songs of Conquest llega a un género bastante maltratado y lo deja claro: esta canción ha llegado para quedarse.
Songs of Conquest es un juego por turnos donde comandamos ejércitos y construimos bases. El juego tiene dos tipos distintos de jugabilidad: en la primera manejamos a los ejércitos a lo largo y ancho del mundo, construyendo las bases y explorando. En la segunda entramos en un entorno más limitado y hexagonal, y combatiremos a nuestros enemigos con magia y armas.
Ante todo, Songs of Conquest es lo primero. Aunque el combate es importante, todos y cada uno de los mismos se pueden simular, dejando la exploración y la construcción de bases como pilar fundamental del juego. Explorar de forma eficiente es importante, y hacerlo rápido también. No tenemos tiempo infinito para hacerlo, ya que ejércitos enemigos vagan por el mapa con el único objetivo de conquistarnos. Por ello tendremos que usar bien nuestros turnos y movernos de forma enérgica. Conseguir oro y los distintos materiales que sirven para construir y para reclutar unidades es la forma de ganar.
La exploración también servirá para encontrar experiencia y subir de nivel a nuestro general -o Esencialistas-. Este irá consiguiendo nuevos poderes y habilidades, la mayoría pasivas que solo afectan a nuestra unidades. Porque nosotros no manejamos al general en combate, solamente a nuestras unidades. Otro de los objetivos de la exploración será conseguir objetos, ya que podremos equipar al Esencialista como si de un juego de rol se tratara, con aún más mejoras para el ejército que comande.
A veces la exploración se hace un poco complicada. Cuando manejamos a tres o cuatro generales distintos, cada uno de ellos puede cubrir una zona, pero esto tiene sus riesgos. Los enemigos puedes acercarse y eliminar a nuestro ejército más débil, haciéndonos perder tiempo y recursos. Por si fuera poco, aunque hay ciertos edificios que vale explorarlos una sola vez, hay muchos otros que no. Especialmente sangrantes son los edificios que ofrecen puntos de experiencia; tendremos que visitarlos con todos y cada uno de nuestro Esencialistas si queremos sacar el mayor partido de estas construcciones.
La construcción de edificios es limitada, pero deberemos de tenerla muy en cuenta si queremos ser competitivos en lo que a unidades se refiere. Cada asentamiento tiene un número limitado de edificios que podemos construir. Algunos nos ofrecen recursos, otros producción de unidades y los más grandes ofrecen las unidades más pesadas y mejoras pasivas en forma de herrerías o magia. Es fundamental saber cómo administrar edificios, construir los necesarios en cada momento sin descuidar ninguno de los aspectos. Explorar y construir es divertido -aunque más lo primero que lo segundo-, algo fundamental para que Songs of Conquest nos divierta durante bastante tiempo.
Entrando en el combate, Songs of Conquest cumple más que de sobra. Lo más importante de todo es comentar que el combate se desarrolla en casillas hexagonales, lo cual lo hace directamente superior a aquellos juegos con casillas cuadradas. Esto es obviamente una broma, pero el fondo está ahí: los hexágonos me parecen superiores. En lo que a unidades se refiere, tendremos de todo tipo, infantería, arqueros, magos, caballería y monstruos de todo tipo y condición.
El combate generará muchas bajas por parte de ambos contendientes. En Songs of Conquest es muy difícil acabar con todos nuestros enemigos sin tener una gran cantidad de bajas, así que es en ese número en lo que radica nuestro éxito. Muchas de las unidades tienen habilidades propias que servirán para montar nuestra estrategia. Por otra parte, el juego nos ofrece un intrincado sistema de magia.
Esta magia, llamada Esencia y que da nombre a nuestros Esencialistas depende de las unidades que tengamos bajo nuestro control, además de nuestra exploración y lugares de poder que hayamos visitado. Cada una de las razas del juego tiene su propio plantel mágico. Además, dependiendo de las esencias que tengamos, podremos lanzar unos hechizos u otros. La magia puede cambiar el curso de un combate, así que hay que tenerla muy en cuenta.
En cuanto a la dificultad, en la campaña he tenido ciertos problemas. Los combates en la dificultad media me han resultado aceptables, pero no solo requiere buena estrategia; siendo un juego por turnos, deberemos tener en cuenta otro factor: la velocidad. Si no completamos las misiones de forma eficiente y rápida, es muy posible que nuestros enemigos nos sobrepasen. Como ya he dicho, si manejamos muchos generales a la vez puede llegar a ser complicado conseguir administrarlos lo suficientemente rápido como para completar la misión a tiempo.
En el apartado visual, Songs of Conquest usa un pixel art de lo más preciosista, con mucho detalle y mucha variedad, acompañado de unos colores brillantes y vivos. Además de esto, el juego tiene unos dibujos que sirven de transición entre misiones. Unas ilustraciones verdaderamente elaboradas. Cuando completas una misión, suena un tema con imágenes de la misión que explica nuestras hazañas. He de decir que estos pequeños recordatorios han llegado a emocionarme. Está todo hecho con mucho cariño.
En conclusión, Songs of Conquest ha llegado para quedarse. Estamos ante un título sólido que hace prácticamente todo bien. Quizás necesite un par de parches de balanceo, pero nada del otro mundo. Se trata de un juego muy completo, con montones de opciones, una jugabilidad elaborada y buena variedad. Si os gustan los juegos de combates por turnos, esta canción es para vosotros.