Monstruos enormes, guerreros aguerridos, enormes riquezas, Atlantis, y muchos, muchos pixels ¡Volvemos con neo-retro de envergadura, por el Ojo de Erlik y el Tarim Viviente! Y además, español. Abathor se presenta como otra interesante propuesta en este maravilloso momento de resurrección de géneros y rescates pasados. Pero además, lo hace apelando a aquellos grandes días donde afrontábamos estas hazañas 2D épicas y difíciles junto a otros compañeros humanos.
En resumen muy rápido, Abathor es un Nastar/Rastan a cuatro jugadores simultáneos ¡Ahí es nada!
Aunque hay un buen número de nombres en los créditos de Abathor, podríamos poner el corazón y alma de Pow Pixel Games sobre todo en David y Javier Garay. Dirección, producción, programación… incluso dirección sonora, pero ya digo que aparecen bastantes nombres en el proyecto, se nota el trabajo. Y publica la prolífica editora también española Jandusoft. El año pasado se lanzó un adelanto del juego, y ahora mismo hay una demo de Steam para que podemos echarle el guante.
Pues con el calor que ahora nos azota, permitirme que os lance un jarro de agua bien fría: este análisis no va a reflejar como se debe todo lo bueno que puede ofrecer Abathor. Básicamente, porque lo he jugado solo. Y es lo bastante sólido como para disfrutarlo así, pero durante las decenas de zonas que presenta, casi siempre he tenido la sensación de que le falta algo.
El título del juego viene por la puerta de Abathor, situada nada menos que en la Atlántida. Una civilización que llegaría a la cúspide humana, progreso, desarrollo… y ambición.
El excelente pixel art 2D del juego ya empieza por su bonita intro. Y nada más bajar del barco que nos lleva al continente de la Atlántida, también nuestros oídos se quedarán encantados. Audiovisualmente Abathor no tiene tacha para quienes seguimos enamorados de los gráficos 2D puros de nuestra juventud, especialmente en salones recreativos.
Porque ya la selección de personajes, es otro puntito para salivar, ¿no?
Los cuatro personajes tienen su propia historia. De hecho, es que cuanto más juguemos más ampliaremos lo que sabemos de ellos. Pero también, del desastre que llevó a esta situación, de las diferentes zonas, información de los jefes, otras circunstancias… a base de texto opcional cada vez que vamos a entrar en una de las numerosas zonas del juego. Una forma curiosa de expandir ‘lore’ y hacerlo sin intrusismos.
El gameplay es ‘la vieja confiable’: acción a saco, saltos abundantes, variedad de enemigos, muchos peligros, bastante diferenciación entre escenarios, y jefes de potente diseño y generoso tamaño.
Como decía, son vibras muy NASTAR/Rastan, en su primera entrega, sobre todo. Aunque nos podemos ir a otros ‘juegos bárbaros’, como los Legendary Axe, o The Astyanax. Y los tiempos modernos añaden sabiduría a estas fórmulas, con un botón de ‘dash’ y sus benditos frames de invencibilidad, y otro para dar un golpe especial, que lógicamente dependerá de las cualidades del personaje elegido. Estos dos elementos consiguen darle un ritmo un poquito más especial a Abathor. La aparente un poquito lenta velocidad del juego se ve con otros ojos usando ambos comandos de forma estratégica, respetando su tiempo de recuperación.
A ese ritmo y diseño un poquito más especial contribuye el hecho de que no nos limitamos a tirar adelante y tentetieso, tiene mucha importancia la recolección de tesoros y la destrucción de enemigos para acumular almas. Ambas cosas nos llevan a acumular oricalco, el metal legendario griego que aquí es fuente de opulencia y de ruina.
Como no en este tipo de juegos, las tiendas son casi tan obligadas como tener armas secundarias, poderes y consumibles rápidos. Pues el comerciante nos permite mejorar las cualidades de nuestro personaje, daño, velocidad, golpe crítico, salto… Aunque sin llegar a convertirlo en un RPG. No puede haber desequilibrios grandes dado el sistema de progresión que propone Abathor.
Tenemos cinco créditos, cinco monedas, que equivalen a cinco vidas en su nivel estándar de dificultad. Quien haya pensado que pasarse un Rastan de la vida con solo cinco vidas es algo diseñado por psicópatas, puede relajarse. Porque Abathor permite salvar la partida al terminar cada zona, al derrotar al jefe pertinente. Si salimos y volvemos a jugar, empezamos al comienzo de dicha nueva zona, con los cinco créditos recargados, sin las mejoras de la tienda, pero con el oricalco rapiñado, además de poder elegir personaje, no estamos atados al que hayamos elegido desde un comienzo. Una idea interesante, porque ninguno de los cuatro los he sentido desequilibrados, aunque he simpatizado menos con Azaes por su lentitud.
La variedad también se traslada a los diferentes niveles -mas de cincuenta, y algunos largos-, con su diseño visual y, sobre todo, nuevos enemigos que se diferencian también en sus patrones de ataque. Además aparecen distintos elementos para dotar de variedad al desarrollo, como fases de horda, scroll continuo, poder elegir diferentes rutas, huidas y ascensos, usar a bichos en fases de quasi-matamarcianos…
Encima, es que hay también una variedad enorme de melodías. Hablaba arriba del ‘staff’ de Abathor. Pues en el apartado de compositores es donde está más abultado, porque hay más de cuarenta temas musicales. Y no de relleno, que todos los he sentido buenos, ya separando por puros gustos personales.
Abathor es un buen juego, no hay duda de ello, pero se me queda escaso en mi andadura ‘forever alone’.
Mi impresión en muchos momentos es que me faltaba algo. Esos niveles a veces muy largos, donde una parte importante no es el avance en sí sino la búsqueda y apertura de cobres con oricalco, creo que pasan factura al ritmo. Mis primeros compases con el juego me han parecido divertidos, pero notando que al avance le faltaba algo de mordiente por muchos enemigos que matase.
Esto, afortunadamente mejora, ya digo que vamos viendo generosa variedad, aunque sigue habiendo otros niveles que creo que vuelven a bajar como en los pantanos. No sé como funcionará el juego a cuatro jugadores, tengo la impresión de que algunas áreas de scroll continuo pueden ser engorrosas. Pero lo que sí tengo claro es que ya solo con otro jugador -juego solo local, por cierto-, las dinámicas cambian mucho. El repartirse o robar esos tesoros, o matar más enemigos que el otro, el coordinarse para investigar mejor las zonas y mover el scroll, repartirse las mejoras en la tienda…
Irónicamente todas las capturas son a multijugador, sacadas del material promocional de Jandusoft, porque los sistemas de captura de Steam no me han funcionado, ni siquiera acepta el F12 para capturar pantallas.
Al margen de nimiedades, está claro que Abathor es un juego excelente que también recomiendo a quien vaya a jugar solo. Pero creo que el verdadero objetivo son todo tipo de jugadores que van a juntar mandos en el mismo sistema, que lo van a disfrutar como cenacos.