¿Que podemos decir de Dark Souls que no se haya dicho ya? Nada, así que solo queda repetir lo que todos sabemos: que es uno de los juegos que han marcado tendencia, creando toda una legión de seguidores y un estilo de juego propio en el que cada vez se atreven a insipirarse más títulos. Y el último en sumarse a esta moda ha sido Code Vein, un action rpg con tintes vampíricos obra de Bandai Namco.

Resulta irónico que sea la propia Bandai Namco, distribuidora oficial de la saga de From Software, la que se atreva a desarrollar un «Souls clone» que imite a su franquicia más famosa, pero ahí está, lo han hecho y los resultados no son nada malos como cabría esperar. En esta ocasión, en lugar de tirar por lo medieval y el estilo occidental, Code Vein apuesta por un aspecto manga y una ambientación más actual.

Intentaré explicar un poco el argumento, pues éste resulta bastante complejo y lleno de terminología extraña que nos tocará aprender: Hace años ocurrió un evento conocido como «el gran cataclismo» en el que un poderoso enemigo hizo aparición. Para poder combatir esta amenaza, se empezó a crear un ejercito de «resucitados», humanos modificados que pueden regresar a la vida cada vez que mueren excepto si son heridos directamente en el corazón. Esta inmortalidad tiene un precio y es la necesidad de sangre, la cual cada vez es más escasa y ha provocado luchas por su obtención. Nosotros controlamos a un resucitado muy especial, pues es quien tiene el poder de acabar con todo y devolver el mundo a la normalidad.

La verdad es que la trama parece más propia de un shonen actual que de un videojuego -de hecho, el juego ya cuenta con una introducción anime y no me extrañaría ver anunciada alguna serie en el futuro-. Y aquí es donde vemos una clara diferencia respecto a Dark Souls, en la manera de narrar la historia: aquí no tenemos un lore oculto en las descripciones de los objetos ni nada de eso, directamente tendremos escenas cinemáticas y diálogos que nos van contando todo a medida que vayamos jugando como si de un RPG normal y corriente se tratase, dándole más importancia a la historia que a la jugabilidad.

Como ya he mencionado anteriormente, Code Vein se inspira fuertemente en la saga Souls y en todo momento veremos que esa base está presente, no se puede negar la inspiración, sin embargo también notaremos que hay un esfuerzo por querer diferenciarse un mínimo y no parecer una simple copia del juego original. Para los versados en este tipo de juegos, ya sabéis sus características: tendremos que ir matando enemigos colocados a mala idea y encendiendo hogueras que actúan como puntos de control a los que volveremos si morimos; al mismo tiempo, los enemigos al morir sueltan almas que podremos ir acumulando, pero si nos matan las perderemos todas y solo las recuperaremos si volvemos al lugar en el que nos mataron por última vez.

Lo primero que vamos a encontrar nada más iniciar partida va a ser un completo editor de personajes al que le dedicaremos un buen rato, en el que encontraremos una gran variedad opciones de modificación para crear a nuestro personaje a nuestro gusto. Si lo de modificar el personaje os resulta un poco indiferente o tenéis prisa por empezar a jugar, no os preocupéis porque en cualquier momento del juego podremos acceder a este editor y cambiar lo que nos plazca.

Entrando ya en el apartado jugable, encontraremos el manejo habitual de estos juegos: Tendremos dos botones para atacar -golpe débil y golpe fuerte- y la típica barra de resistencia que se va consumiendo al atacar o esprintar. Por supuesto también podremos defendernos y realizar parrys para contrarrestar los ataques enemigos. Por último y siendo la característica más importante, podremos rodar por el suelo para esquivar ataques.

En el combate ya encontramos otra importante diferencia, pues en Code Vein el estilo de juego es más dinámico y tirando más hacia el hack ‘n slash, al contrario que en Dark Souls en el que combatimos de manera más táctica y pausada. Aquí la mayoría de veces derrotaremos a los enemigos aporreando el botón de ataque hasta que caigan, lo cual no es malo y casi se agradece teniendo en cuenta que los enemigos van a venir a por nosotros a saco, pero es un factor importante a tener en cuenta para los fans de este tipo de género -a estas alturas ya podemos considerarlo como un género propio-

Y una de las razones por las que el combate es tan dinámico es porque el juego está enfocado especialmente al multijugador, o mejor dicho, nos anima a no jugar de manera individual. Por supuesto si lo deseamos podremos jugar nosotros solos y enfocar el reto en solitario, pero a lo largo de la aventura nos iremos encontrando varios personajes secundarios que se irán sumando a nuestra causa y podremos reclutarlos para que nos acompañen en nuestras correrías. Esto es importante debido a que los patrones enemigos están pensados para atacarnos en grupo y nos va a venir muy bien tener a un compañero que nos eche un mano. El problema es que la dificultad no está bien medida del todo: si vamos con un compañero, el juego nos va a resultar demasiado fácil, mientras que si vamos en solitario se nos hará muy cuesta arriba, no hay término medio, por lo que cada uno decide como quiere jugar.

En el modo singleplayer la IA se encargará de manejar a nuestro compañero, pero también contaremos con un modo online con el que podremos jugar con otro jugador. Por desgracia no podremos enfrentarnos de manera competitiva en duelos PvP, quedando relegado a un modo cooperativo en el que podremos invocar a otro jugador o ser invocados para matar enemigos juntos. Al matar al jefe final de la zona o si uno de nosotros muere, la partida se acaba y el juego vuelve al modo de un jugador.

Una de las grandes bazas de Code Vein es la amplia personalización de ataques y builds que podremos construir. A lo largo del juego, algunos personajes nos obsequiarán con diversos «códigos de sangre» -el equivalente a las clases en los RPG- que modificarán nuestras estadísticas para adaptarlas a cada estilo de juego. La gracia de esto es que podremos cambiar entre clases en cualquier momento de la partida y no nos quedaremos con una permanente, de manera que si por ejemplo tenemos una build basada en armas pesadas y en un momento determinado nos conviene tener una basada en rapidez, podremos hacerlo  y alternar entre una y otra sin ningún problema.

De la misma manera se utilizarán los dones -a.k.a. «habilidades»-, los cuales podrán ser de dos tipos: pasivos y activos. Los primeros nos los equiparemos y automáticamente comenzarán a hacer efecto sin gastar PM, para los segundos ya sí tendremos que gastar nuestros puntos de magia para poder utilizarlos. Incluso en este aspecto también vemos el amplio nivel de personalización del juego, pues aunque cada código de sangre tiene sus propios dones exclusivos, podremos mejorarlos para poder utilizar cada don en el código que queramos independientemente de su tipo, lo que hace que no haya dos jugadores con un personaje igual.

Otro tema importante son los vestigios: cuando un humano es resucitado, todos sus recuerdos anteriores a ese momento desaparecen y quedan convertidos en cristales que podremos encontrar por los distintos escenarios. Si obtenemos todos los de una misma persona, podremos ver parte de sus recuerdos que se nos mostrarán en forma de walking simulator por así decirlo. Obtener vestigios es importante no solo para conocer más sobre el trasfondo de los protagonistas o para conseguir nuevos dones, sino porque afecta directamente a la trama, de manera que podremos ver hasta tres finales diferentes en el juego dependiendo de cuantos vestigios hayamos conseguido.

El diseño del mapeado lamentablemente no está a la altura y, a pesar de tener escenarios amplios y con bastante exploración, en general tendremos un camino lineal en el que es difícil perderse, mientras que los objetos secretos y vestigios quedan relegados a caminos secundarios -normalmente a mayor o menor altura que el camino principal-. En cuanto a las zonas tampoco hay demasiada variedad, ya que debido a su ambientación contemporánea, los escenarios serán en su gran mayoría ciudades destruidas o edificios abandonados salvo algunas zonas contadas que de verdad nos van a sorprender y a dejar con la boca abierta. Si nos ponemos técnicos se podría decir que se trata de un mundo interconectado, sí, pero en ningún momento ofrece esa sensación, no hay coherencia entre zonas y parece estar diseñado en forma de niveles individuales.

Es hora de hablar del apartado audiovisual. Visualmente vamos a encontrarnos con un juego de aspecto manga o anime, para bien o para mal, y teniendo en cuenta todo lo que ello implica: que en ocasiones veremos que el juego tira hacia el fanservice más descarado, mostrando chicas con «atributos» muy generosos o directamente medio en pelotas. En cuanto al rendimiento lo cierto es que vamos a encontrar un framerrate muy irregular que no para de bailar incluso en PS4 Pro o Xbox One X, pero nada que impida jugar con normalidad. El clipping también será habitual debido al tamaño de los elementos de personalización del personaje, donde veremos situaciones en las que el pelo atraviesa los diferentes accesorios equipados.

En cuanto al apartado de sonido es donde nos vamos a llevar a una gran alegría, pues la banda sonora ha sido compuesta por Go Shiina, compositor habitual de sagas como Tales of, Tekken o God Eater y un sinónimo de garantía que nos regala una de las mejores BSO del año, con música sinfónica que abarca desde los más melancólicos y relajantes temas hasta los más épicos y movidos. El doblaje tampoco está nada mal, con la posibilidad de escoger entre audio inglés o japonés -preferiblemente este último- y con un gran nivel de actuaciones, rematando con textos en castellano bastante trabajados y sin nada que nos chirríe.

En conclusión, si bien Code Vein es un buen juego y nos va a tener pegados a la pantalla hasta completarlo y sacar todos sus secretos, sus puntos negativos son notables y empañan una experiencia que podría haber sido mucho mejor. Se agradece su intento de no ser un clon más y de añadir las suficientes novedades para tener un estilo propio, aunque no se trata de un juego perfecto. Si sois fans de este tipo de juegos es recomendable darle una oportunidad, pero sabiendo de antemano a lo que nos vamos a enfrentar y por supuesto siendo conscientes de que no llega al nivel de la saga en la que se inspira.