¡Y seguimos con los juegos de gatos! Y de nuevo, cambiando por completo el tipo de juego. Copycat propone una aventura narrativa de gran capacidad emotiva, especialmente para quienes hemos tenido mascotas, y aún más si hemos convivido con gatos. Pero su gran valor sentimental y humano puede ser asimilado por cualquiera. Y creo que merece hacerlo. Tal vez incluso pueda animar a probar suerte adoptando a un animal incluso. Copycat tiene mucho potencial empático más allá de su preciosa y dramática historia. 

El hogar no es donde habitas sino donde más te necesitan.

Volvemos a otro juego independiente de pocas manos para moldearlo y construirlo. Spoonful of Wonder son un equipo bien pequeño afincado en Sidney, Australia, que llevan una década produciendo pequeñas obras audiovisuales, con algunos cortos animados. Copycat es el gran esfuerzo de Samantha Cable y Kostia Liakhov con esa experiencia en lo visual, narrativo y también en la animación. Apuntala la música y sonido de Daniel Bunting, porque sin el apartado auditivo tan medido la narración no sería la misma. Y dado que hay una cierta producción y ‘músculo’ tenemos dos editores detrás de este proyecto para proporcionarlo, Neverland Entertainment y Nuuvem. Me choca que con ello, Copycat se lanza de momento solo en PC, pero no dudo que llegará a consolas, este juego tiene un potencial enorme para ganarse la atención del público.

Pues esta historia empieza en el lugar donde lo hacen tantas historia bonitas y especiales, en un refugio de mascotas. Un lugar donde la gente adopta y da una nueva oportunidad a animales que no han tenido demasiada suerte, a la espera de que cambie su estrella. Nuestra primera elección sera elegir entre seis tipos de gatos. Tomaos vuestro tiempo.

Podemos pasar el tiempo que queramos mirando a cada animalito, mientras escuchamos la voz del voluntario del refugio dándonos datos de cada animal. De primeras, me costó elegir uno, pero siempre he tenido mucha predilección por los gatos pardos atigrados. Así que por eso las capturas serán con esta raza. Un apunte, que Copycat sea un juego corto, tiene como aliciente añadido el poder v0lver a vivir la historia con otro michi.

Escojamos a quien escojamos, seremos una gatita llamada Dawn adoptada por una bondadosa mujer mayor, Olive. Ambos personajes llevan una maleta emocional detrás, y la aceptación mutua, el salir de la soledad y volver a tener amor es uno de los pilares de la historia, que discurrirá en una gran cantidad de momentos y situaciones jugables, en muy numerosas secciones de duración comedida. Incluso momentos oníricos, con sueños y anhelos de nuestra gatita abandonada.

Manejamos directamente a Dawn, y como en otros juegos en tercera persona michina como Stray o Little Kitty Big City, la ‘física’ y el ‘ragdoll’ del personaje está adaptado a tener un personaje alargado de cuatro patas, con patrones de movimiento claramente diferenciados al pad respecto a manejar a cualquier personaje bípedo hechos en 3D poligonal y mallas y animaciones humanoides.

Algo que agradezco en Copycat es poder saltar libremente, el tener momentos de plataformas gatunas, frente a aquellos saltos dirigidos de Stray. No tiene la agilidad y posibilidades de control de Little Kitty, también porque el tipo de aventura es más limitada, aunque tendrá sus secciones más abiertas a saltar, explorar y hacer trastadas.

Por supuesto, hay botón propio para lanzar maullidos. Y gran parte del peso jugable vendrá de las diferentes situaciones que afrontaremos, con su manejo y control adaptados en muchos casos.

Sin entrar en pormenores sobre la historia, el juego propone muchas cosas que ya hemos visto en todo tipo de juegos narrativos: secuencias de pulsar correctamente los botones y direcciones que vemos en pantalla en un tiempo determinado; momentos de sigilo sencillos usando elementos del escenario para evitar que nos vean; pulsar rápido un botón y dirección sin ser Quick Time Events, que también los hay; momentos de carrera guiada donde debemos evitar colisionar con obstáculos… Y esas partes oníricas de movimiento libre donde aprovechando la oportunidad, ofrecen distintas mecánicas jugables.

Algo que destacaría de todo eso es como todas esas mecánicas y secciones se integran bastante bien con la narración, no las he sentido como simple jugabilidad para seguir moviendo el argumento. Cuando tenemos esas partes para pulsar rápidamente teclas y direcciones, sucede en momentos peliagudos para nuestra Dawn, transmiten la tensión de esos momentos. El pulsar rápido direcciones obedece a que la historia nos plantea momentos de reflejos rápidos. Los Quick Time Events se activan para partes que nos saltarán de sopetón, y las carreras de obstáculos también obedecen a mostrar huida y ansia en esos momentos de la historia.

Narrativamente también me gustaría destacar tres pilares: la voz en off que nos acompaña en tantos momentos, simulando a un presentador de documentales de vida salvaje; otro, el hecho de que los pensamientos de nuestra michina salen impresos en textos en pantalla, que salen y se van, o permanecen fijos y nos movemos en torno a ellos; y por supuesto, las numerosas elecciones pensadas en meter al jugador en la cabecita de Dawn frente a plantear cambios en la historia ‘¿Morder a Olive o mostrarle cariño?¿Bufar o maullar lastimeramente?¿Acercarnos poco a poco, o permanecer mirando a distancia? Me ha funcionado muy bien todo.

Me ha metido tan adentro que he tenido momentos de gritar a la pantalla «¡Lo siento, Olive!», ante acciones totalmente lógicas de una gatita que viene de un pasado traumático, pero que como persona, me eran duras para con esa mujer enferma que solo muestra cariño, compasión y humanidad. Copycat me ha tenido totalmente dentro con un nudo en el estómago, ojos humedecidos, y lleno de tensión y temor ante lo que su historia llena de belleza y puntas afiladas podría terminar deparándome.

Por supuesto, también gran parte de la inmersión viene por la logradísima puesta en escena visual. Se me hacía algo rara la ‘lente’ de la cámara, algo distorsionada, un poco ‘ojo de pez’, pero supongo que pretende hacernos pensar que no miramos con ojos humanos, aunque tengamos al personaje en pantalla casi todo el tiempo. Hay belleza hasta en los momentos low-poly oníricos de Dawn. No tendremos la producción y medios de Stray, pero se ha logrado un trabajo artístico encomiable.

Y solo le pongo dos defectos a Copycat: que ese logradísima dirección artística y puesta en escena vengan con un rendimiento algo inestable, aunque perfectamente pueda estar corregido para cuando leáis esto. Y que la traducción al español realmente es español latino, que funciona decente en todos esos textos flotantes gatunos, pero en algunos momentos aflorarán términos como ‘cuadras’ al hablar de las casas. Ya veis que nada realmente serio.

Lo que no considero en absoluto un defecto es su duración de unas tres horas. En este caso no he alargado mucho aún cuando me he tomado mi tiempo para explorar y disfrutar de las secciones y escenarios más abiertos, como esa gatita curiosa y recelosa del mundo. He sentido que la duración de Copycat estaba muy bien ajustada, unida a que, como he comentado, sus mecánicas jugables están bien imbricadas en la narración.

Con un recorrido de un par de sesiones de juego, o una más larga, es obvio que repetiré el viaje eligiendo otro michi, quizás una pelirroja o bien una tricolor. La historia será totalmente la misma, aunque tomaré otras decisiones que seguramente me convenzan menos que las de este viaje con mi gatita atigrada.

Como ya he expresado en otras ocasiones, al ser tan importante la historia y las sensaciones personales que cada cual recibe y genera, bien puede haber mucha gente que no compartirá mi entusiasmo. Adoro historias como las recogidas en los tomos ‘El Perro enamorado de las Estrellas‘, de Takashi Murakami, o ‘Tierra de Sueños‘, de Jiro Taniguchi.Pues solo me queda recalcar una vez más como Copycat ha sabido tocarme la fibra sensible por diferentes vías.