¿Echabais de menos a vuestro redactor obseso con Lovecraft de confianza? Tranquilos, que aquí estoy yo para volver a hablar de lo que mejor sé: el terror. Y nada mejor que hacerlo con un juego que se inspira fuertemente en los relatos del ya más de una vez mencionado en mis análisis escritor de Providence. Esta vez, de la mano de Solarsuit Games, llega algo que mezcla la esencia lovecraftiana con uno de los indies más adictivos que he probado en mucho tiempo: Papers, Please. Así que vamos a ver qué tal ha salido este Static Dread: The Lighthouse.

Cuando me dispuse a sumergirme en el juego, asumí que, al tratarse de un faro, me encontraría con los elementos más típicos de la imaginería lovecraftiana: peces, rituales perturbadores y almas corruptas hablando en acertijos. Y sí, todo eso estaba ahí desde el principio, pero también encontré algunos dilemas morales planteados por la entidad y la población defectuosa que resultan especialmente sugerentes. A esto se suma la familia del guardián, atrapada en algún lugar y con la que solo puedes comunicarte por radio. Es una historia convincente que irá afectándote mentalmente de una forma mucho más profunda de lo que podrías notar en los primeros días.

Al establecer tu residencia en el faro, deberás acostumbrarte a mantener la pequeña estructura si quieres sobrevivir a la terrible experiencia. Static Dread: The Lighthouse es mecánicamente sencillo, pero mentalmente estresante, como debe ser un buen medio de inspiración lovecraftiana. Como guardián, tienes dos funciones principales: guiar los barcos hasta el puerto utilizando únicamente un mapa y trazando la ruta de navegación, y mantener el faro operativo, proyectando su luz a los viajeros y asegurando que todo siga funcionando.

Ambas funciones son intuitivas y fáciles de entender. Solo hay que seguir las reglas establecidas para cada día sobre cómo hacer que los barcos lleguen a puerto. Esto se complica de forma progresiva: hay que verificar los datos del capitán, considerar la profundidad del barco, detectar actividades sospechosas y enviar a cuarentena a las naves dudosas, incluso utilizando códigos específicos que deben coincidir con los puertos. Confieso que una o dos reglas me resultaron algo confusas y no las entendí ni siquiera al final del día, pero, por alguna extraña razón, acabé el turno con éxito. La creciente complejidad está bien medida y siempre da la sensación de que se avanza hacia un reto mayor.

Dirigir el faro en sí es menos complejo en lo mental, pero provoca un gran desgaste emocional. Hay cuatro componentes que -con una frecuencia bastante mayor de la que me gustaría- se apagarán casi constantemente. Mantenerlos activos es fundamental para que funcione la radio, y ahí es donde Static Dread: The Lighthouse realmente te empuja hacia la pérdida de la realidad compartida, con la fuerza de un kraken del tamaño de Cthulhu. Y no os gustará lo que veréis si la luz del faro permanece apagada demasiado tiempo.

A medida que pasen los días, el sentido de la realidad del guardián se deteriorará. Seamos sinceros: ¿quién no se volvería loco en un entorno aislado, aunque solo fuera durante dos semanas? Las luces se romperán, aparecerán ojos en las paredes, los susurros se colarán en tu cabeza, y el faro sufrirá más problemas técnicos de los que te gustaría. Problemas que, para empeorar las cosas, solo tú puedes resolver. En los últimos cinco días la presión se vuelve abrumadora, obligándote a decidir entre luchar o huir en el mejor sentido. Cuando quise darme cuenta, estaba corriendo de una habitación a otra para mantener las luces encendidas, mientras intentaba desesperadamente guiar barcos y no ser víctima de mi propia pérdida de cordura.

Permanecer demasiado tiempo en la oscuridad o agotarte en exceso hará que el día termine antes de lo previsto, con posibles consecuencias que pueden incluir perderte eventos clave. Para evitarlo, deberás abastecerte de suministros -ya sea mediante provisiones recibidas o compradas a mercaderes que llamen a tu puerta- y mantener tu cordura en buen estado. Todo esto crea un ritmo frenético cuando llega la noche, aunque el sistema de bonificaciones y penalizaciones puede resultar un poco aleatorio, especialmente en la recta final. Eso sí, siempre puedes ir a pescar, lo cual supone un agradable cambio de ritmo frente a la locura que reina en la isla. Porque, seamos sinceros, ¿quién no se relajaría pescando en un paraje con horrores cósmicos?

Responde la radio, guía los barcos y mantén las luces encendidas. Sencillo, ¿verdad? Bueno… no. También tendrás que lidiar con los lugareños que aparecerán en tu puerta. ¿Los dejarás entrar o los rechazarás? ¿Los sacrificarás a la entidad demoníaca que te susurra al oído -N. del R.: Sacrifícalos, total, sus almas ya están perdidas- o les ayudarás a superar sus propios problemas personales? Son un grupo variado e interesante, cada uno entrañable y desconcertante a su manera. La forma en que sus comportamientos muestran siempre un ligero nerviosismo alimenta de manera experta la sensación de paranoia lovecraftiana.

Y aquí llega la clásica pregunta que hay que hacer en estos casos, y trataré de responderla con la mayor objetividad posible, teniendo en cuenta que por mis venas corre la obra de Lovecraft: ¿vale la pena Static Dread: The Lighthouse? Si has disfrutado Papers, Please o eres fan del maestro de Providence, la respuesta es un rotundo sí. Si el tipo de horror o la temática no te atraen, lamento decirte que este juego probablemente no sea para ti. Pero permíteme recordarte que el terror no siempre surge de lo que podemos ver directamente, sino de aquello que intuimos que nos acecha, o creemos ver cuando estamos a solas. Y en eso, Static Dread: The Lighthouse brilla de forma magistral.

Si lo que buscas es una experiencia que no te lance un jumpscare a la cara acompañado de un golpe de sonido, sino algo que se vaya colando lentamente en tu mente, que te haga cuestionar lo que haces, que te lleve a preguntarte si lo que has oído en esa frecuencia de radio es real, o si lo que creíste ver al levantarte de la mesa existió de verdad, entonces este es tu juego. Si disfrutas de guiar barcos en la inmensidad de la noche o simplemente quieres probar algo nuevo inspirado en nuestro escritor preferido, Static Dread: The Lighthouse es una excelente opción. Pero te advierto: una vez lo mires fijamente, no te inquietes si te devuelve la mirada.

Ahora que ya os he contado todo lo que quería sobre este inquietante título, me voy a ver vídeos de capibaras para relajar el nivel de estrés que provocan los días finales de Static Dread: The Lighthouse.