Pocos juegos evocan la melancolía y la nostalgia de la forma en la que lo hace Syberia. Lanzado originalmente en 2002, la aventura gráfica de Benoît Sokal se convirtió en un clásico de culto gracias a su narrativa reminiscente del realismo mágico, su estética steampunk surrealista y su introspectiva protagonista. Ahora, con Syberia Remastered, Microids intenta devolverle la vida a este título tan querido, contando con una versión física publicada en nuestro país gracias a Meridiem Games, ofreciendo mejoras visuales y ajustes de calidad de vida, mientras conserva su esencia. Pero ¿logra esta remasterización hacer que Syberia sea relevante para el público moderno o es solo un eco nostálgico de otra época?

En el corazón de Syberia está la historia de Kate Walker, una abogada corporativa de Nueva York enviada al pintoresco pueblo francés de Valadilène para cerrar la venta de una antigua fábrica de autómatas. Lo que comienza como una tarea legal rutinaria se convierte rápidamente en un viaje transcontinental por Europa y Rusia, mientras Kate descubre el misterioso legado de la familia Voralberg y su obsesión por los autómatas mecánicos. Su misión la lleva a buscar al esquivo Hans Voralberg, el verdadero heredero de la fábrica, quien sueña con llegar a la mítica isla de Syberia, donde aún vagan los mamuts.

La narrativa es profundamente introspectiva, explorando temas como la decadencia industrial, la transformación personal y la alienación provocada por la vida moderna. La evolución de Kate, de una abogada centrada en su carrera a una mujer que de forma progresiva va abandonando su vida para sumergirse en una búsqueda surrealista relacionada con sus propios sueños perdidos, es sutil pero poderosa. Los escenarios del juego -estaciones de tren abandonadas, fábricas olvidadas y pueblos cubiertos de nieve- rebosan atmósfera, cada uno contando su propia historia de decadencia.

Guiarás a Kate mientras interactúas con objetos y mecanismos, resolverás puzles y conversarás con personajes excéntricos. Los rompecabezas varían desde tareas simples con objetos del inventario hasta complejos mecanismos que requieren observación y lógica. Syberia Remastered conserva sin modificaciones las mecánicas y el desarrollo del juego original, lo que podría parecer anticuado para quienes están acostumbrados a aventuras más modernas con un ritmo más rápido.

Aunque la remasterización introduce algunos ajustes a nivel de calidad de vida, como la posibilidad de desplazarnos con mayor velocidad o una interfaz más limpia y clara, no reinventa la jugabilidad. Esto es tanto una virtud como una limitación. Para los puristas, la fidelidad al diseño original es un homenaje bienvenido. Para los recién llegados la ausencia de más ayudas modernas, aunque existe un nuevo modo que añade un sistemas de pistas, puede resultar un tanto frustrante, si bien Syberia no es una aventura especialmente difícil y todas las situaciones se pueden resolver aplicando cierta lógica.

Las mejoras más notables en Syberia Remastered están en su presentación visual. Los fondos han sido reelabodaros con mayor detalle y resolución, iluminación refinada y ligeros retoques aquí y allí que dan más vida a los entornos. Los modelos de los personajes también han sido retocados, aunque aún conservan una apariencia algo anticuada. La remasterización no busca el fotorrealismo, busca preserva la estética y la dirección artística del original, lo cual es parte de su encanto. Los diseños, desde los intrincados autómatas hasta la arquitectura ornamentada, siguen siendo sobrecogedores. Sin embargo, las mejoras visuales son irregulares y, por ejemplo, las cinemáticas, aunque se hayan pulido, sí muestran los más de veinte años que han pasado desde el lanzamiento original debido a la forma en que están dirigidas y animadas. Aun así, la atmósfera original se mantiene y mejora visual es indiscutible, por lo que poco más se le puede pedir a esta remasterización en este sentido.

El diseño sonoro en Syberia Remastered, sin embargo, sí que ofrece un resultado más desigual. La música ambiental, compuesta por Inon Zur, sigue siendo uno de los puntos fuertes del juego. Sus temas melancólicos de piano y pasajes orquestales acompañan perfectamente el tono emocional y el entorno invernal. El doblaje, sin embargo, es menos consistente. Se ha mantenido el doblaje original y, aunque hay interpretaciones que resultan todavía muy sólidas, hay personajes que oscilan entre lo entrañable y lo involuntariamente cómico. El tiempo transcurrido hace que a día de hoy algunas lineas de dialogo suenen demasiado poco profesionales o que la mezcla de sonido no siempre resulte adecuada. Hay cierto encanto en el reencuentro con el doblaje clásico, pero también es un elemento que puede no conectar con jugadores que esperan una dirección vocal moderna.

Lo que distingue a Syberia de otras aventuras gráficas sigue siendo, en definitiva, su tono. No es un thriller, ni una comedia, ni una fantasía épica. Es un viaje tranquilo y contemplativo por lugares olvidados y sueños que se desvanecen. El juego no te apura y te invita a detenerte, observar y reflexionar. La remasterización conserva ese espíritu, ofreciendo una experiencia que en ocasiones se siente más como leer una novela que como jugar un videojuego.

El viaje de Kate es tanto interno como externo. Sus llamadas telefónicas con colegas y familiares revelan la creciente desconexión entre su antigua vida y el nuevo camino que está tomando. El juego critica sutilmente la modernidad, el consumismo y la pérdida de la ilusión en mundo mecanizado. El objetivo de Hans Voralberg de llegar a Syberia puede resultar absurdo, pero también es un recordatorio de algo tan humano como el anhelo por cumplir los sueños, por muy inalcanzables que parezcan ser.