Zenovia Interactive se ha ido ganando poco a poco un nombre en el mundo de los shooters independientes gracias a su capacidad para combinar acción retro y mecánicas jugables más actuales. Su anterior juego, Steel Assault, ya mostraba un gusto exquisito por el pixel art y una mecánica de disparo que requería precisión y reflejos, pero con Neon Inferno han elevado el nivel tanto en lo visual como en lo jugable. Han logrado crear un título que no solo recuerda a los clásicos de la generación de los 32 bits, sino que los mejora con ideas propias, haciendo que cada partida sea intensa, desafiante y gratificante a partes iguales. La atención al detalle en animaciones, fondos y efectos, junto con una banda sonora que mezcla sintetizadores, rock y temas más épicos, demuestra que el estudio entiende perfectamente lo que se les da bien y saben explotarlo.

En Neon Inferno nos trasladamos a una Nueva York de 2055, sumida en el caos de la guerra entre distintas facciones criminales y una policía corrupta que controla los distritos con mano dura. La historia nos pone en la piel de Angelo Morano o Mariana Vitti, personajes con motivaciones distintas -Angelo más espiritual y Mariana más material- que se ven envueltos en una lucha por el poder y la supervivencia. Aunque la historia no es el eje central del juego, cada nivel sabe mostrar a la perfección la tensión de la ciudad y su atmósfera ciberpunk, desde los guetos en llamas del Bronx hasta los jardines iluminados de Manhattan. Cada distrito tiene una ambientación perfectamente conseguida, y la combinación de escenarios urbanos y zonas más singulares ayuda a dar un toque más de variedad dentro de la experiencia.

La jugabilidad de Neon Inferno es tan directa como exigente, combinando disparos en dos planos para atacar tanto a enemigos cercanos como a los del fondo. Este sistema que en principio puede parecer confuso aporta cierta profundidad táctica, obligándonos a decidir a que objetivo disparar primero mientras no paramos de movernos para evitar disparos de ambos planos. Uno de los elementos más originales para este tipo de juego es la mecánica de parry con los proyectiles verdes y el activado del “tiempo bala”, que permite dirigir y devolver los disparos hacia los enemigos si tenemos el timing adecuado. Esto puede suponer una gran ventaja, en particular cuando tenemos la pantalla llena de enemigos -también podemos mandar estos disparos al plano del fondo-, y en enfrentamientos contra jefes que requieren de la combinación de varias mecánicas para dañarlos. A esto se suman segmentos de persecución en vehículos, enemigos con distintas rutinas de comportamiento y zonas donde la acción se vuelve más vertical o dinámica, lo que evita que el juego se vuelva monótono o repetitivo.

Tras cada misión se nos evalúa en función de nuestra actuación y recibimos dinero con el que podemos mejorar nuestras armas, adquirir municiones especiales -bastante limitada- o mejorar el cuchillo para ataques cuerpo a cuerpo y escudos. Este sistema de evaluación aumenta la rejugabilidad, sobre todo a través de un modo Repetición donde podremos volver a jugar las misiones que ya hayamos completado  para experimentación con distintas estrategias para superar los niveles de forma más eficiente y conseguir suficientes fondos para las distintas mejoras. El cooperativo local para dos jugadores multiplica la intensidad de la acción y la diversión, aunque puede resultar complicado en momentos de máxima saturación de enemigos y disparos. Además, el juego incluye varios niveles de dificultad y un modo Arcade extremadamente duro, en el que morir significa empezar desde cero, un desafío pensado para los jugadores más experimentados y los locos de la acción.

El nivel de dificultad está cuidadosamente ajustado. La salud no se regenera, por lo que estamos obligados a depender de la habilidad y a memorizar patrones. En dificultad normal podemos resistir varios impactos, pero en niveles más altos el margen se reduce considerablemente, aumentando la tensión y la necesidad de precisión. Los puntos de reaparición están colocados al final de cada sección -que tampoco suelen ser demasiado amplias-, de manera que aprendernos los patrones de ataque se convierte en una parte natural de la experiencia sin que el juego se vuelva frustrante o injusto, aunque siempre mantiene un nivel medio-alto de exigencia. La combinación de enemigos rápidos, proyectiles por doquier y jefes que requieren paciencia y táctica nos generará un subidón constante de adrenalina cuando logramos dominar los niveles.

Visualmente, Neon Inferno es un auténtico festín. El pixel art tiene una calidad superior a muchos juegos de la misma categoría, con animaciones muy fluidas, fondos con múltiples planos de scroll y muchos detalles, y efectos de luz aplicados con bastante acierto. La dirección artística combina una muy bien lograda estética ciberpunk con influencias de anime y mantiene un nivel de detalle impresionante en todos los elementos de la pantalla. La música y los efectos sonoros están cuidadosamente diseñados para reforzar la inmersión, los sintetizadores aportan tensión y ritmo durante la acción, mientras que momentos más épicos y piezas de rock acompañan las secciones de mayor intensidad. Incluso se incluye un filtro tipo CRT que simula la curvatura de los televisores antiguos.

Aunque el juego ofrece una experiencia muy sólida, su duración es moderada tirando a corta, y salvo que queramos usar el modo Repetición para mejorar nuestras calificaciones o el modo Arcade, podemos sentir que se queda un poco corto. Aun así, la diversidad de niveles, la presencia de jefes bastante desafiantes y la incorporación de tramos de vehículos y secciones diferenciadas logran mantener una variedad y la sensación de progreso constante, haciendo que abordemos cada nueva partida con bastantes ganas. Los dos modos adicionales y la tienda de mejoras amplían la experiencia, incentivando la experimentación con distintas estrategias y potenciando la rejugabilidad para aquellos que disfrutan dominando a fondo cada aspecto del juego, pero también es cierto que alguna suerte de modo online -ya sea cooperativo online o rankings online- hubieran sido la guinda del pastel.

Neon Inferno se presenta, en definitiva, como un título que respira amor por los clásicos sin dejar de sentirse fresco y actual. Su combinación de estética  extremadamente cuidada, mecánicas precisas, reto justo y bien equilibrado, y variedad de niveles lo convierten en un juego muy atractivo tanto para veteranos del género como para quienes se acercan por primera vez a los run and gun de acción rápida. Cada elemento, desde los gráficos hasta la música y el diseño de enemigos, está pensado para crear una experiencia intensa, satisfactoria y memorable. A pesar de que podría beneficiarse de contenido adicional y modos extra, la sensación que deja es la de un producto pulido, divertido y con mucha personalidad propia, capaz de enganchar y desafiar a cualquiera que le de la oportunidad.