Corría un mayo del 2019 cuando salió una de las aventuras que más adelante se consideraría uno de los sleepers del año. Buenos valores de producción, unos buenos gráficos y una buena historia definía a un juego que, quizás, pecaba de ser algo simple y repetitivo en sus mecánicas jugables. Sí, hablamos de A Plague Tale: Innocence, que haría que los entrañables hermanos De Rune, Hugo y Amicia, se instalasen en nuestros corazones. Aún así, quedaron algunas preguntas sin resolver. Así que, prometiendo una nueva aventura y nuevas respuestas, aquí tenemos A Plague Tale: Requiem, que promete ser todo lo que aspiran las secuelas: ser más, y ser mejor. ¿Lo consigue? La verdad es que sí.

Han pasado unos meses desde el final de Innocence, y nuestros protagonistas están disfrutando de cierta paz, mientras intentan seguir investigando la enfermedad de Hugo. Por desgracia, cierto desdichado encuentro volverá a cambiar las vidas de estos y marcará el inicio de ciertos acontecimientos que pondrán en jaque al mundo entero. La Mácula sigue ahí y, aunque Hugo ya tiene cierto poder sobre ella, sigue siendo un elemento totalmente inconstante.

Vamos a ir directos al meollo del asunto: A Plague Tale: Requiem es especialmente continuista. Esto quiere decir que, si habéis jugado a su predecesor -cosa que deberíais hacer si queréis empezar con este-, ya sabéis a lo que os vais a enfrentar. Tengo que decir que este que escribe no es especialmente fan del primer juego, que, si bien me gustó, los momentos de acción me parecieron muy mal tratados, y el sigilo especialmente repetitivo.

Gran parte de esto mejora totalmente en esta segunda parte, destacando sobre todo dichas escenas de acción y haciendo que este título se pueda jugar de forma menos orientada al sigilo si queremos. Amicia ha aprendido algunos trucos nuevos, y ahora podemos atacar a los enemigos por la espalda, contraatacar a otros sin necesidad de objetos especiales, y el hecho de que alguien te lance un proyectil no significa que vaya a ser el fin de la partida.

A esto se le une que Hugo puede controlar las ratas desde el primer segundo, lo que añade una capa totalmente nueva al juego, permitiendo la posibilidad de utilizarlas para acabar con los enemigos, o incluso plantear los combates como puzles para conseguir que las ratas lleguen a ellos -recordemos que a las ratas no les gusta la luz-.

Aún así, la primera mitad del juego -un juego que nos durará poco más de 20 horas- se siente totalmente continuista, como decíamos anteriormente. Casi más una expansión con una subida en lo gráfico -hablaremos de esto en un momento- que un juego nuevo. Si bien los escenarios son un poco más abiertos que en la primera entrega, el núcleo del juego será lo mismo, una experiencia lineal centrada en el sigilo y con algunos puzles por enmedio.

Dicho esto, el juego da un salto colosal cuando pasamos aproximadamente esa primera mitad mentada. Sin entrar mucho en destripes, diremos que el mundo de A Plague Tale: Requiem se abre casi totalmente, convirtiéndose en un juego casi de mundo abierto lleno de puzles de sigilo. Aquí es donde realmente el juego despega, aumentando el ritmo al que se sucederán los acontecimientos.

La isla será una parte muy importante de la trama.

Conoceremos personajes con gran carisma, algunos que nos ayudarán, y otros que nos pondrán las cosas difíciles. Y además, la historia hará las delicias de los fans del ocultismo, con órdenes y cultos que revolverán alrededor de la Mácula. Todos querrán a Hugo para sus fines, y, en el medio, la pobre Amicia que intentará proteger a su hermano por todos los medios posibles. Sin duda, al igual que en el anterior título, la historia es uno de sus puntos fuertes y, si bien tarda un poco en arrancar, cuando nos atrape ya no nos soltará.

A nivel técnico, Asobo hace honor a su ya merecida fama. A Plague Tale: Requiem es precioso. Eso de primeras. Con grandes paisajes traídos de cualquier fantasía bucólica de la Francia Medieval, sin duda a nivel artístico supera con creces a su primera entrega. Pero no solo eso, los gráficos en sí son de lo mejorcito que se puede ver hoy en día y ya empezando a aprovechar el potencial de la nueva generación de consolas y gráficas.

Vuelven nuestros amigos los jarrones.

Además, con una 3070 y con todo en Ultra y a 2K, he podido mantener los 60 frames por segundo prácticamente estables -cierto que algún bajón hay-. Siendo un juego de ritmo pausado, no necesito más. Pero si queremos más, el juego incluye opción de activar DLSS, con cinco niveles entre Calidad y Ultrarrendimiento.

Como dato adicional, he podido probar el juego en la Steam Deck, y el resultado ha sido totalmente satisfactorio. Obviamente no es lo mismo que en un PC de sobremesa, pero en la pantalla pequeña de la Deck y asumiendo que no vamos a tener los 60 estables, se puede jugar perfectamente.

Como decía al principio del artículo, A Plague Tale: Requiem es lo que cualquier secuela debería aspirar a ser: más, y mejor. Si bien es cierto que peca de ser demasiado continuista y de arriesgar poco, sobre todo en su primera mitad, también es cierto que mejora todas sus mecánicas, haciéndolas más ágiles y dándole a Amicia más herramientas para enfrentarse a sus enemigos.

Además, el formato de la segunda mitad del juego me ha gustado mucho, y me gustaría que, en el caso de que tengamos una nueva entrega, se intente experimentar más en este sentido. Pero, la tengamos o no, si disfrutasteis InnocenceA Plague Tale: Requiem os va a encantar. Si, como yo, lo disfrutasteis un poco menos, pero aún así os gustó, dadle un tiento a este porque con la nueva agilidad de los controles os va a valer la pena.

 


Este análisis ha sido realizado en PC mediante una copia cedida por PLAION