Análisis – American Arcadia

Queda algo lejano el casi irrepetible fenómeno planetario que el formato ‘Big Brother’ causó en la manera de concebir la televisión y el impacto que ha tenido en miles de millones de personas. Aquí en España aquella primera edición de Gran Hermano fue algo que si no se vivió en su momento, es muy difícil de describir lo que supuso para cada persona que se acercase aunque fuera tangencialmente a la televisión en algún momento. Pero que sería un fenómeno tan absolutamente social que nadie escapó a él estuviera donde estuviera e hiciera lo que hiciera.

Resulta divertido ver como un fenómeno en auge en los 90 como la ‘telerrealidad’ se ficcionó en algunas películas como ‘Ed TV‘, quedándose muy corto de lo que llegaría después. O como se llevaría a algo más superlativo con la genial ‘El Show de Truman‘, que aparecería un año antes de que el Big Brother original fuese el fenómeno de masas y piedra de toque de mucho de lo que hoy aún tenemos, expandiéndose a más plataformas que la televisión del salón o la cocina.

Es una entradilla grandilocuente sin duda. American Arcadia toma como punto de partida el homenaje más sincero y desatado a la película de Peter Weir de 1998, con su poso y mensaje, pero ante todo, en una aventura llena de facetas jugables.

Otro juego que viene de nuestra tierra, de los madrileños Out of the Blue, que ya hicieron un estupendo trabajo con Call of the Sea, en el plano estético, narrativo y jugable. Con American Arcadia siguen madurando y creciendo, a través de esa premisa con la que os he dado la tabarra más arriba.

Trevor Hill es una persona tremendamente corriente en una vida rutinaria y tranquila. Vive en la mayor utopía estadounidense, la ciudad de Arcadia. Un lugar donde los años 70 se han quedado como algo permanente, donde robots voladores y autómatas con forma de caja conviven con los mostachos, chaquetas de cuero, pantalones de pana y jerséis de rombos. Trevor es un oficinista anodino que disfruta de su vida sencilla y sin sobresaltos, viendo a su amigo Gus en la oficina, cuidando de su tortuga Kovacs cuando vuelve a casa, y relajándose delante del televisor, para volver a empezar con su rutina a las siete de la mañana del día siguiente. En definitiva, no es un tipo interesante, pero sí honrado y hasta feliz.

Pero la honradez y la felicidad no son valores que gusten a las masas ávidas de emociones salidas de la telerealidad. Arcadia es una gran mentira bajo una gran cúpula. Trevor solo es uno de los miles de habitantes que pueden ser seguidos y generador de negocio para la corporación Walton -el nombre no es casual- , y su rutinaria vida no genera audiencias ni suscripciones, y todo el negocio que deriva de ellas. Así que se considera apartarlo del programa… para siempre.

Afortunadamente, una operadora de la cadena, Ángela Solano, contacta con él. Su honestidad y sencillez parecen haberla ganado, y decide jugarse su puesto y su libertad ayudándolo a escapar.

Trevor estará dentro de las cámaras, y Ángela fuera de ellas para poder operar con más libertad y hacerle de ángel de la guardia. Trevor nos ofrecerá jugabilidad sencilla 2D de marcado estilo ‘INSIDE‘, con acciones básicas de movimiento, salto e interacciones, moviéndonos de izquierda a derecha en un solo eje, con un diseño 2,5D de exquisita factura artística low-poly. Ángela, por su parte, le podrá unas capas de complejidad a esa jugabilidad básica y efectiva. Ella se mueve en primera persona cuando le toca el protagonismo directo, también con controles básicos de correr, agacharse e interacción. Pero en su caso tocará resolver objetivos y rompecabezas, darle un poco a la cabecita frente a las reacciones rápidas con Trevor.

Y lo mejor viene cuando ambos personajes confluyen, haciendo que la jugabilidad se mezcle y expanda.

Arcadia está llena de cámaras por todas partes. No es para menos, es lo suyo. Y Ángela podrá conectarse a ellas, siguiendo en casi todo momento a Trevor. Pero además, podrá hackear y controlar todo tipo de dispositivos. Mover una grúa, plataformas elevadoras, encender y apagar luces… mover unos cisnes…El control combinado es bastante intuitivo, aunque en algunos checkpoints donde prime hacer las cosas rápido seguro que repetimos varias veces.

Pero American Arcadia está hecho para fluir, para movernos y no dejar de avanzar, jugando y en su trepidante historia. La narración envuelve al juego de una manera magistral, a diferentes planos y niveles. Hubiera sido mejor no contar nada de la historia para que el jugador se vaya sorprendiendo ante cada nuevo movimiento argumental, pero sería imposible dada la promoción del juego.

Se crea una comunión muy especial entre Trevor y Ángela. Conversaciones casi continuas entre ambos refuerzan cada vez más sus vínculos, y esa simbiosis jugable hará que no sintamos que jugamos nosotros sino que combinamos a dos personajes. Cuando nos toca jugar con ambos separados, precisamente es la ausencia del otro la que refuerza ese lazo entre ambos.

El gran valor de American Arcadia es como todo se combina de una forma calculada y precisa. La jugabilidad ya digo es sencilla en sus facetas separadas, su apartado visual presenta escenarios de colores vivos y diseños directos, con personajes chatos de bajo poligonaje que exudan expresividad, en una historia que ya nos conocemos y se desarrolla también familiarmente, consiguiendo al unir todas esas piezas un precioso reloj de bolsillo que luce elegante, funciona perfecto, con un tic-tac bonito.

Porque el apartado sonoro seguramente sea lo único del juego que no es tan sencillo en apariencia. La música lleva la tensión, el drama, la calma y los breves momentos de esparcimiento de la historia de manera formidable y profesional. Y aunque estemos ante un juego español, tendremos un doblaje al inglés, como ya sucedió en Call of the Sea. Pero es que las voces de Yuri Lowenthal y Krizia Bajos son estupendas y serán otro punto vital para conducir la historia y reforzar el lazo entre Trevor y Ángela. La mundanidad del uno contrasta con el vigor, sentimiento y el toque latino de la otra, entrelazando todavía más a los dos personajes.

¿Es todo tan perfecto y redondo en American Arcadia? Pues diría que sí, aunque no lo sea. Y lo que no lo es, no es por cosa del juego. Básicamente aquí vengo a desahogarme por los bugs que me he encontrado, un buen número de ellos muy pequeños aunque algunos molestos -algunas opciones como el cambiar el tamaño de los textos siguen sin funcionar dos días después de lanzarse el juego-, y algunos ya más grandes que me han obligado a cargar una sección anterior porque sencillamente no podía avanzar sabiendo como hacerlo sin problemas. También podría blasfemar de cierta persecución donde el perseguidor pasa a ser una mezcla entre Flash y Superman por los acelerones injustificados que mete y como es invulnerable a las trampas que Ángela le pone delante, arruinando ese tramo hasta que todo vuelve a su ser.

¿Influye en la calidad de American Arcadia? Pues no. Debo insistir que el juego combinando todas sus piezas y engranajes consigue un mecanismo preciso. La misma duración entre 6-8 horas se antoja muy bien medida. Dada la naturaleza del juego tendremos repetición de checkpoints y ensayo-error en situaciones de reaccionar en décimas de segundo, pero no hay ningún atasco ni por puzles ni por excesiva repetición… o no lo habrá cuando todos los bugs estén corregidos.

Mira, quizás sí podría como pequeña pega propia que con la enorme fuerza conductora de la narración, el repetir partes que pifiemos corta el momentum de esa narración. Aunque diría que era imposible de evitar.

Si ya tenéis la agenda de deseados a reventar tras este año tan prolífico, haced espacio y haceos un favor al poner ahí American Arcadia. Lo bien que entra con el mando, encanta con el ojo y apela con su mensaje, no solo le ganan un lugar ahí sino que hay que darle cierta altura dentro de la lista. Por ahora será solo en PC, pero las prometidas versiones para consolas terminarán llegando, tengan paciencia y sigan sintonizados.