Hace apenas un par de días, analizábamos en 33bits, uno de los juegos estrella del desarrollador independiente brasileño Walter Machado. Hablamos de UBERMOSH:OMEGA, octava entrega de la saga UBERMOSH y franquicia de culto para la escena underground indie. Como también mencionamos en la reseña, Walter tenía más juegos publicados, entre ellos la franquicia Trip to Vinelands, o el arcade WARPZONE DRIFTER.

Aunque todos los juegos de Walter Machado están en Steam desde su lanzamiento, es ahora cuando han dado el salto a las consolas, y al igual que UBERMOSH:OMEGA ha llegado, de momento, a Nintendo Switch, ARCADE FUZZ ha seguido sus pasos, de la mano de QUByte Interactive. Si os preguntáis que es ARCADE FUZZ, la respuesta es sencilla, el recopilatorio 2 en 1 de ITV3, tercera entrega de Trip to Vinelands, y WARPZONE DRIFTER.

 

Como dijimos en el análisis de UBERMOSH, Walter Machado dejo su profesión de dentista para desarrollar videojuegos, su verdadera pasión, y se ha especializado en su género favorito, los arcades puros. ARCADE FUZZ recoge dos de ellos, bastante diferenciados en concepto, pero con una misma premisa, el frenetismo permanente en partidas muy cortas, ideales para jugar en cualquier rato que tengamos, y poner a prueba nuestra habilidad más extrema.

Empezamos con TTV3, tercera entrega de la saga Trip to Vinelands, donde nuestro personaje deberá avanzar pantalla a pantalla mientras todo el escenario o gran parte de él está en constante movimiento rotatorio. Cualquier roce con el escenario significará nuestra muerte y nos devolverá al principio, y no nos servirá intentar aprendernos las pantallas, pues estas irán cambiando constantemente debido a que su orden y colocación se determinan proceduralmente en cada partida, con lo que en una partida podía ser el escenario de nuestra derecha, en la siguiente puede ser el escenario inferior.

Con estas premisas el reto es máximo, pero a la vez injusto, pues en más de una ocasión acabaremos en una pantalla donde por nuestra posición no tengamos opciones reales de sobrevivir. Además el juego no permite ni un segundo para plantearnos la estrategia, el movimiento debe ser constante ya que un segundo de espera puede acabar con nuestro personaje. Esto convierte TTV3 en un arcade brutal, para partidas súper rápidas donde la habilidad máxima y la suerte se repartirán los méritos a partes iguales.

 

El acabado audiovisual de TTV3 es minimalista con formas que sugieren peligro -pinchos, hojas de sierra, etc.- y la fluidez y respuesta al control es perfecta, aunque muchas veces ni eso será suficiente si no tenemos unos reflejos inhumanos. Como banda sonora, una suerte de música techno potente y de forma continua que nos ayudará a mantener la tensión en todo momento.

En WARPZONE DRIFTER manejaremos un coche en constante movimiento y derrape, con el que solo podremos girar, pero teniendo en cuenta que lo haremos derrapando y no de forma normal. El objetivo de cada pantalla será pasar por encima de los tres círculos colocados aleatoriamente, sin salirnos del escenario -aunque si nos salimos tendremos un pequeño margen fuera del escenario para enderezar la situación y volver a él, eso sí, a ciegas-. Cada pantalla que superemos nos llevará a otra pantalla con otros tres círculos, pero irán apareciendo una especie de tentáculos rojos que acabarán con nosotros si tenemos contacto con ellos y harán nuestra misión más complicada si cabe.

El objetivo del juego es avanzar el mayor número de pantallas en el tiempo disponible, apenas dos minutos, aunque sobrevivir ese tiempo ya será una proeza. El control del coche es bastante complicado, y además del continuo derrape, también se siente con un poco de retardo, hay que tener habilidad para enderezar adecuadamente la dirección del vehículo para ir a los objetivos con la mayor celeridad posible, aunque para ayudarnos, podemos usar el rastro de derrape que dejamos como referencia.

 

El apartado audiovisual de WARPZONE DRIFTER es también muy básico y minimalista. Si bien esta vez no predomina el frenetismo, si lo hace la habilidad, para lo que el control pasa a ser agente indispensable, y tengo la sensación que este tiene un ligero lag, aunque no descarto que haya sido una decisión premeditada por el desarrollador, lo que sin duda le añadiría un punto mayor de dificultad. La banda sonora sigue siendo de un estilo techno industrial potente y machacón.

ARCADE FUZZ recoge estas dos obras de Walter Machado por un precio muy bajo, pero al igual que dijimos con UBERMOSH, no son para todos los públicos. Los jugadores que disfruten de estos arcades de muy corta duración y bastante hardcores, sabrán apreciar este recopilatorio, el resto del público probablemente lo abandonará después de la frustración de la primera partida. Si estas entre los primeros, dale una oportunidad.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por QUByte Interactive