Poco más se puede decir de Baldur’s Gate 3 que no se haya dicho ya, puesto que los datos hablan por sí solos: no solo estamos ante un grandísimo juego, también es uno de los mejores RPGs de todos los tiempos, el juego con mayor puntuación media del año y, como no, ganador del premio GOTY en los Game Awards -junto a otros 5 premios más-. A pesar de que salió a la venta en agosto para PC y Playstation 5, la versión de Xbox se ha hecho esperar pero ya la tenemos aquí y vamos a ver sus diferencias principales con el resto de versiones.

Larian Studios toma el relevo de la saga de rol creada por Bioware, cuya última entrega fue Baldur’s Gate 2 en el año 2000. Esta nueva entrega, que nos propone un nuevo mundo y nuevos personajes, comienza con nuestro protagonista -creado con el editor de personajes- apresado en una nave junto a más gente. Allí dentro, un azotamentes introduce un extraño parásito en el cerebro de todos los allí presentes, sin embargo estos consiguen escapar de sus captores y acaban varados en una playa. Sabiendo que el parásito de su interior puede hacer que se transformen en monstruos, los supervivientes forman una alianza y ponen rumbo a intentar encontrar una cura.

Lo primero que haremos nada más empezar el juego será crear a nuestro personaje mediante un editor que nos permite personalizar un montón de detalles. No miento si digo que nos vamos a pegar al menos una hora -y además nos conviene hacerlo- examinando y comprobando cada elemento que mejor le pueda venir a nuestros protagonistas, ya que no solo cambiaremos su aspecto físico, sino también su clase y elegir algunas perks de entre las cientos que hay. Se trata de uno de los editores más completos que he visto mucho tiempo y en un juego de estas características la verdad es que se agradece un nivel de personalización tan detallado

¿Y cómo es Baldur’s Gate 3 como RPG? Pues sencillamente una completa maravilla. Este título utiliza las reglas jugables de Dungeons & Dragons y las lleva el terreno videojuegos de manera impresionante. Podemos decir sin duda que Baldur’s Gate 3 es el juego que más fielmente consigue trasladarle la experiencia de rol de tablero al formato videojuego. Y no miento en este aspecto ya que jugar a Baldur’s Gate 3 es literalmente enfrentarte un juego de «elige tu propia aventura». No hay un camino fijo, no hay una manera correcta de hacer las cosas, cada una de las decisiones que tomemos pueden acabar afectando a otras en el futuro de tal forma que dos jugadores pueden empezar una partida a la vez y la historia y desarrollo diferir completamente.

Otros de los elementos que más me han encantado del título es la completa incertidumbre y la sensación de que literalmente cualquier cosa puede pasar en cualquier momento. En ningún momento sabes por dónde va acabar tirando la trama o los eventos del juego, un simple paseo de reconocimiento de la zona es capaz de hacer que nos veamos involucrados en una guerra entre dos razas, o incluso una situación tan aparentemente inofensiva como descansar en nuestro campamento por la noche puede acabar desembocando en la muerte de alguno de nuestros personajes principales. El juego es completamente impredecible y utiliza esa ventaja a su favor para crear una experiencia única.

El combate es otro de los puntos fuertes del título, ya que la cantidad de formas de afrontar los enfrentamientos es abrumadora. No solo por la ingente cantidad de ataques y hechizos disponibles, los cuales hacen que no haya dos combates iguales, sino también porque el propio escenario es un elemento estratégico más en las luchas. Detalles como la distancia a la que se encuentran los personajes, la ventaja de la altura del terreno o incluso el propio mobiliario del escenario son factores muy a tener en cuenta. Por poner un ejemplo de la profundidad jugable en este aspecto, será posible incluso lanzar una silla a la cabeza a los enemigos o congelar un charco de agua para provocar daño por hielo. Absolutamente todas las variables han sido tenido en cuentas en este aspecto y nos llegamos a sorprender con la de acciones que será posible realizar  a la hora de acabar con los enemigos.

Sin embargo mi intención no era profundizar tanto en las características del juego, creo que ya hay bastantes análisis mucho más detallados y completos que este. En su lugar me gustaría centrarme en que tal es la versión de Xbox  de reciente lanzamiento que, como ya sabemos, incluye a ambas consolas.

Para quien no se enterase del asunto en su momento, la versión de Xbox siempre estuvo planeada para ser lanzada en la misma fecha que el resto de versiones, sin embargo la política de Microsoft de obligar a que todos los juegos deben funcionar tanto en Series X como en Series S -consola sensiblemente menos potente- hizo que el lanzamiento de esta versión se retrasase mientras en Larian Studios se comían la cabeza sobre cómo llevar a cabo esta proeza. Tras unos meses de trabajo y haciendo ciertos sacrificios, el objetivo ha sido cumplido y medio año después Baldur’s Gate 3 ya se encuentra disponible para jugar en ambas consolas de Microsoft.

En cuanto al port en sí, la versión de Series X es prácticamente igual que la versión lanzada en Playstation 5, ya que ambas consolas son más bien parejas en cuanto a características. En este aspecto, el modo calidad nos permite jugar a una resolución de 1440p reescalada a 4K y una tasa de 30 frames. En cuanto al modo rendimiento, nos encontramos una resolución a 1080p y una tasa de 60 fotogramas por segundo.

Pasando a la versión de Series S -la que hemos utilizado para esta review- la cosa difiere un poco, ya que se trata del elemento discordante que impedía el port y a pesar de ello hay que decir que en general no sale mal parada. En la consola pequeña tenemos un único modo de juego limitado a una resolución de 900p -reescalada a 1080- y una tasa de 30 fotogramas que en ocasiones llega a bajar hasta los 25 fps en momentos de mayor carga gráfica, pero nada que impida el correcto desarrollo del juego.

Hablábamos antes de que para desarrollar esta versión se habían tenido que hacer ciertos sacrificios y aunque no llegan a ser graves, sí que pueden llegar a ser molestos. Lo que más vamos a notar es que los tiempos de carga son lentos y en ocasiones parece que la memoria ram de la consola no llega a ser suficiente para el correcto funcionamiento del juego. Va a ser más normal de la cuenta ver texturas que tardan unos segundos en cargar en cada cambio de cámara de las cinemáticas in game o que nuestro personaje tarde unos segundos en llevar a cabo las acciones en los combates o tras escoger algunas opciones de diálogo. Como ya digo, no es algo que influya demasiado ni nos perjudique pero sí que da mala sensación.

La otra gran diferencia -la cual se sabía desde el principio porque avisaron de ello de antemano- es que desaparece el modo multijugador local, ya que renderizar dos pantallas a la vez era demasiado para esta consola. En su lugar tenemos, eso sí, el multijugador online que nos permitirá crear partidas privadas para que otros jugadores accedan y puedan jugar desde sus respectivas consolas. No es el mejor de los ofrecimientos pero es mejor eso que nada.

También hay que decir que haber ganado el premio a juego del año no es indicativo de que sea un juego perfecto, de hecho tiene algunos defectos que se deben más a decisiones de diseño que a bugs o problemas técnicos -que también tiene algunos, para que mentir-. Me refiero por ejemplo a que para cambiar el equipamiento a algún personaje concreto -o incluso para cambiar de personajes- debemos dirigirnos al campamento, entablar diálogo con quien queremos que se vaya para sacarlo de la party, luego hablar con el personaje que queremos modificar para que se sume a nuestro grupo y entonces es cuando podremos cambiar su equipo. Se trata de un proceso lento y tedioso que muchas veces hará que se nos quiten las ganas de ir experimentando con el equipo para encontrar las builds más idóneas. Otros problemas los encontramos en un sistema de guardado automático cada cierto tiempo que no termina de ser fiable del todo o que no haya opción para acelerar la velocidad en los combates, los cuales pueden hacerse demasiado largos y cansinos.

La conclusión final de Baldur’s Gate 3 en consolas es que dentro de lo que cabe se ha hecho lo mejor posible. Hay que tener en cuenta la complejidad de portear al pad de consolas un juego pensado principalmente para PC  en el que prácticamente cada tecla sirve para una acción distinta, pero en general la experiencia ha sido bien resuelta a costa de una mayor lentitud a la hora de seleccionar comandos y acciones. Respecto a la versión de Series S, quizás no es la mejor manera de jugar a este increíble título, pero si es nuestra única opción posible tampoco nos vamos a llevar ningún chasco y lo disfrutaremos de igual manera.

En definitiva, sea en la plataforma que sea, Baldur’s Gate 3 sigue siendo uno de los mejores RPGs de la historia y el claro vencedor de la generación. Estamos ante uno de esos juegos que aparecen una vez cada mucho tiempo, una obra tan cuidada y trabajada en sus posibilidades jugables que es muy difícil volver a ver algo igual -quizás en un posible Baldur’s Gate 4 se rice el rizo-. ¿Recomendamos su compra? la respuesta es obvia, cualquier jugador va a quedar encantado con este título, pero más aún si somos fans del género.