Banishers: Ghosts of New Eden probablemente sea una de las primeras grandes sorpresas de este 2024 que acabamos de estrenar. Don’tNod Entertainment, desarrolladores de títulos como Life is Strange, Vampyr o el reciente Jusant, ha conseguido dar en el clavo con Banishers: Ghosts of New Eden, logrando fusionar con éxito el combate de acción RPG en tercera persona con la tradición narrativa por la que son reconocidos sus anteriores lanzamientos.

Banishers: Ghosts of New Eden nos transporta a 1695. Antea Duarte y Red mac Raith son una pareja que comparte un mismo trabajo: ambos son desterradores, miembros de una antigua orden de cazadores de fantasmas. El dogma fundamental de estos desterradores es que los espíritus de los muertos que no abandonan este mundo deben de ser ayudados para que consigan “ascender» o bien deben de ser condenados a la desaparición eterna mediante el destierro, en función de su naturaleza, el motivo por el cual permanezcan vinculados al mundo terrenal y su actitud con respeto a la idea de abandonarlo. En cualquier caso, sea mediante el destierro o sea mediante la ascensión, para los desterradores los espíritus no deben permanecer junto a los vivos, pues, de forma inevitable, tarde o temprano acabarán perjudicándoles.

Ambos desterradores deciden partir hacia New Eden, un pequeño asentamiento de las Trece Colonias británicas en Norteamérica, tras recibir una petición de ayuda de un antiguo mentor. New Eden está asolado por una terrible maldición que la ha sumido en un perpetuo invierno, arruinando las cosechas y enfermando a sus habitantes, que se enfrentan noche tras noche a terribles pesadillas hasta que terminan sucumbiendo a la muerte. La investigación inicial de Antea y Red acaba de forma trágica y a partir de entonces se ven obligados a comenzar un viaje que los obligará a cuestionarse sus propias creencias.

Este planteamiento inicial es soberbio. La historia del juego trata temas tan interesantes como la naturaleza de la muerte, el duelo por la perdida o la religión, que además se entrelazan y se ven reflejados en las numerosas decisiones que, al más puro estilo Life is Strange, hemos de tomar a lo largo de la aventura. Durante nuestro propio viaje nos iremos encontrando potenciales casos de presenciales fantasmales que, como desterradores, deberemos investigar y solucionar. El enfoque de estas investigaciones es muy similar a las mecánicas de exploración vistas en Vampyr, pues desde el primer momento se nota que Don’tNod ha querido potenciar y pulir todos los elementos con los que ya experimentó en dicho juego.

Deberemos explorar los escenarios buscando pistas del caso, tanto documentos u objetos personales como aquellas que podamos obtener gracias a nuestros poderes de desterrador mediante la práctica de rituales con los que, por ejemplo, poder visualizar ecos del pasado o interrogar al espíritu implicado. En el mundo de Banishers: Ghosts of New Eden se asume que detrás de prácticamente todas las presencias fantasmal hay una tragedia o un hecho luctuoso subyacente que se ha quedado sin resolver, por lo que nuestro objetivo será llegar al fondo del asunto para conseguir sacar la verdad a la luz. No siempre será fácil descubrir dicha verdad ya que, con frecuencia, esta permanecerá oculta detrás de situaciones ambiguas que nos obligarán a tomar decisiones moralmente complicadas. Por ejemplo, en ultima instancia en numerosas ocasiones deberemos decidir si, a raíz de los hechos, ayudamos al fantasma a ascender, si lo condenamos al olvido con el destierro o incluso si decidimos tomar posesión de determinadas almas con el fin de ayudarnos a alcanzar nuestros propios fines.

Cada una de estas decisiones afectará no solamente a la resolución del caso, también a la relación entre Red y Antea y su futuro, siendo esta uno de los grandes pilares narrativos de Banishers: Ghosts of New Eden. Forzados a vivir una situación limite que pone a prueba sus creencias, sus valores y su amor, ambos personajes tienen un desarrollo y un crecimiento espectacular, llegando a conseguir que les cojamos cariño y que nos preocupemos de forma genuina por saber cual será el desenlace de su historia.

Pero la narrativa, la exploración, la resolución de casos y la toma de decisiones son solo uno de los pilares de Banishers: Ghost of New Eden. Durante toda la aventura nos cruzaremos con espíritus, alimañas y toda clase de criaturas mitológicas con las que deberemos combatir. Este combate está fuertemente inspirado por el reinicio de God of War publicado por Sony en 2018, algo que desde Don’tNod jamás han ocultado, pero presenta una serie de particularidades que consiguen diferenciar su propuesta. En Banishers: Ghost of New Eden podremos alternar entre Red y Antea con solo pulsar un botón, presentando cada uno de ellos un estilo diferenciado. El combate con Red se fundamenta en el empleo de armas de fuego y cuerpo a cuerpo, mientras que Antea utiliza poderes mágicos. Por supuesto la sensación al mando también es distinta al controlar a cada uno de ellos, siendo Red algo más pesado y Antea más rápida y ligera.

El combate es satisfactorio y fluido, funciona de una manera estupenda, pero no hay que llevarse a engaño. Es necesario, aunque en un principio el sistema parezca demasiado simple, llegar a dominar el parry, las esquivas, las habilidades y los cambios de personaje, pues con el paso de las horas los enfrentamientos van ganando en dificultad. Asimismo existe un sistema de progresión con un árbol de habilidades diferenciado para cada personaje, igual que diversos sistemas de mejora y fabricación de objetos que, si bien añaden capas de profundidad, nunca llegan a abrumar.

Esta dualidad entre personajes no se limita al combate, pues durante la exploración del mundo también hemos de intercambiar entre uno y otro para poder progresar y resolver pequeños puzles. El mapa de Banishers: Ghost of New Eden es enorme, pero no funciona como un mundo abierto y con frecuencia los caminos a transitar son excesivamente lineales y pasilleros, incluso presentando recursos tan arcaicos como muros invisibles para delimitar los limites de cada nivel.

Es una pena, pues la Nueva Inglaterra diseñada por Don’tNod es extremadamente hermosa. Quizá Banishers: Ghost of New Eden no sea uno de los referentes gráficos del momento, a pesar de que presenta buena factura, pero el diseño artístico es fabuloso y consigue recrear a la perfección una atmósfera que va desde el sobrecogimiento que producen los bellos parajes naturales que transitamos hasta la atmósfera lúgubre y oscura de novela gótica. La ambientación es uno de los grandes puntos del juego, siendo capaz de absorbernos y maravillarnos a partes iguales, y se ve apoyada en solido apartado técnico, pues la tasa de imágenes por segundo se mantiene estable en todo momento.

Antes de comenzar mi partida a Banishers: Ghost of New Eden, y conociendo la trayectoria de Don’tNod, me esperaba un titulo destacable en narrativa y toma de decisiones, pero con fallos evidentes en su jugabilidad. Nada más lejos, pues Banishers: Ghost of New Eden ha acabado suponiendo para Don’tNod la culminación de diez años de crecimiento. El equipo francés ha sabido recoger elementos de todos sus trabajos anteriores y combinarlos para ofrecernos una versión vitaminada de lo que en su momento debió haber sido Vampyr, corrigiendo todos sus errores y logrando que esta vez, por fin, todos los elementos del juego se combinen con armonía para así conseguir ofrecernos uno de los primeros tapados de 2024.

 


Este análisis ha sido realizado en PlayStation 5 mediante una copia cedida por PLAION