Deck of Souls es un juego que engaña a primera vista. Si veis un trailer del mismo, estoy seguro de que no os entrará por los ojos. Usa un estilo visual pixelado que no atrae mucho, y los efectos son bastante pobres. Sin embargo, una vez empiezas a jugar, se empiezan a ver las bondades del juego. Es una pena que un juego tan profundo no haya usado más recursos en su apartado gráfico y diseños.
Deck of Souls es un juego de cartas roguelike con construcción de mazos, con gran inspiración en los juegos souls. Aunque el nombre ya nos deja entrever que el juego se inspirará en los souls en aspecto y mecánicas, no os podéis hacer una idea de cuánto.
Pero antes que nada, hablemos de la jugabilidad. El juego que nos ocupa nos presenta tres personajes distintos, cada uno con cartas propias y estadísticas mejoradas. Porque en Deck of Souls hay estadísticas como si de un juego de rol se tratase. Tenemos fuerza, inteligencia, constitución, resistencia y flujo. Cada uno cambiará la efectividad de las cartas. Es en este punto cuando se empieza a observar que Deck of Souls tiene más profundidad de la que se aprecia a simple vista.
Estas estadísticas tienen a su vez unas pocas sub-estadísticas como pueden ser absorción de daño, el daño que hacen nuestras cartas, cambiar el tamaño de mano o el número de cartas que robamos cada turno. Cuando completamos un combate conseguiremos almas que nos servirán para mejorar las estadísticas. Si esto no es básicamente Dark Souls, que baje Gwyn y lo vea. Las similitudes no terminan ahí; Deck of Souls tiene también otra mecánica típica de esta saga antes mentada.
Podremos equipar a nuestro héroe con armaduras, armas y anillos de lo más variado. Cada uno nos proporcionará mejoras y habilidades pasivas. También podremos mejorarlas usando las almas conseguidas en los combates, otro detalle más. Cuando completamos runs desbloqueamos armaduras que saldrán en las siguientes partidas.
Entrando en las cartas, tendremos las típicas cosas que vemos en todos y cada uno de estos juegos. Veneno, daño, armadura son algunas de las cosas que nos encontraremos en las cartas, pero la variedad es muy alta. Estas también se desbloquean cuando completamos runs. Sin embargo, la mecánica que hace que Deck of Souls varíe un poco aparece cuando usamos esas cartas.
Cada enemigo tiene una ranura donde “colocar” una carta. Si tenemos tres enemigos, podremos colocar tres cartas; si solo hay uno, tendremos que pensar detenidamente cuál es la jugada correcta. Muchas cartas son instantáneas y se jugarán al momento, y muchas también requieren de combos para ser jugadas de esta manera. Esta mecánica es curiosa y la verdad que me gustaría que se usará en otros títulos.
Sin embargo, una vez jugamos, veremos que la construcción del mazo no va a ir tan bien como pensamos inicialmente. Aunque nuestro mazo básico es limitado y funciona muy bien, en cada combate estamos medio obligados a coger una carta de entre tres. Esto no sería un problema si no fuera porque la mayoría de veces que tenemos que elegir saldrán cartas de otros estilos de juego o directamente cartas que no casan bien con el estilo actual. Y os preguntaréis, ¿si el mazo inicial funciona bien, por qué no solamente jugar con esas cartas? Pues la respuesta es tan sencilla como dolorosa: no coger carta nos cuesta almas, así que si queremos comprar o subir de nivel, tendremos que coger cartas. Otra mecánica interesante que nos trae Deck of Souls.
El juego tiene combates variados -aunque más variedad siempre se agradecería- y combates con jefes que tienen más de una fase -no hace falta que diga nada, ¿verdad?-. Por otro lado, cuando derrotemos al jefe de cada fase, se nos dará la opción de perdonarlo o de derrotarlo. Si lo perdonamos seremos más débiles y si lo matamos nos dará poder. No he notado diferencia, y aunque está justificado por la historia, no es lo suficientemente interesante como para seguirla.
Entrando en los apartados visual y musical, son sin duda los aspectos más flojos del título. Unos diseños poco inspirados -y algunos directamente sacados de Dark Souls– con un estilo pixel art demasiado típico. Las animaciones del combate son confusas y hay veces que es complicado seguir lo que la interfaz nos ofrece. Los menús tampoco son una maravilla, aunque al menos son funcionales. La música está poco inspirada y no ofrece nada interesante. Este juego, con un esfuerzo en estos apartados, podría haber sorprendido. Tal y como está, no entra por los ojos, y eso es un problema; no suelo ser muy crítico con estas cosas, pero este caso es muy acusado.
Llegar al final de este análisis me llena de pesar, porque dar una nota va a ser algo complicado. Personalmente, Deck of Souls me ha gustado, creo que es bastante profundo y me ha engatusado con sus mecánicas sacadas directamente de un juego estilo souls. Sin embargo, no soy muy fan del aspecto gráfico y todo lo relacionado con los gráficos. Personajes, cartas y demás… todo está poco inspirado. Ojalá no fuera así, y podríamos estar ante uno de los mejores juegos de construcción de mazos del año.