La relación de Dex y Nintendo no ha sido del todo sincera. Hace ya 5 largos años que la obra del pequeño estudio Dreadlocks vio anunciada su llegada a la eShop de Wii U, tras alcanzar sus objetivos en la plataforma Kickstarter. El lanzamiento en Wii U al final nunca se produjo -el discreto desempeño de la consola en los diferentes mercados probablemente tuvo mucho que ver en ello- y el proyecto finalmente acabó pegando el salto definitivo a Nintendo Switch. Donde sí acabo llegando fue a Ouya, XBOX One, PlayStation 4, PSVita y PC en Steam, recibiendo críticas moderadamente positivas. Y así hoy por fin se pone a la venta en la eShop este RPG de ambientación ciberpunk.

En Dex vamos a encontrar un juego con perspectiva lateral y completamente 2D, que trata de explorar diversos géneros como el RPG o las plataformas, todo ello mezclado con un universo de ambientación ciberpunk. Pocos juegos -comparado con otros tipos de ambientación- hay que se arriesguen a tirar por la senda del neón, por lo que siempre es de agradecer cuando un estudio rompe una lanza a favor de esta ambientación. Personalmente no soy especialmente fanático de la ambientación ciberpunk, aunque debo reconocer que la proximidad del lanzamiento de Cyberpunk 2077 sí ha hecho que me entrase la curiosidad por catar las aventuras y desventuras de Dex.

La historia que nos ocupa tiene lugar en la mega urbe de Harbor Prime, que como ciudad típica del género, no podía no estar dividida en varios distritos bien encuadrados en la tradición ciberpunk. A la cita han acudido puntuales la correspondiente versión de Chinatown, enormes edificios llenos de luces y carteles de neón, o unas cloacas plagadas de fluidos de colores marrones y verdosos bastante poco apetecibles.

El comienzo de la historia sucede de una forma bastante abrupta cuando conocemos a Dex, la protagonista del juego, quien se ve envuelta en una conspiración urdida por la organización «El Complejo» para acabar con su vida. No queda más remedio que huir. Poco tardaremos en averiguar el motivo de esta persecución, y es que Dex es especial. El motivo es que puede acceder al ciberespacio sin conectarse a ningún aparato electrónico -hola a ti, Matrix-, lo que le permite hackear diversos dispositivos en menos de lo que se tarda en pronunciar ciberpunk. Para hacer esto, el juego nos propondrá una suerte de shoot’em up en forma de minijuego, donde deberemos defendernos de los virus que pueblan este ciberespacio mientras terminamos de hackear el aparato de turno.

Aunque no ha venido a revolucionar el mundo de los videojuegos, sí que se puede asegurar que la historia que Dex nos propone está lo suficientemente bien contada como para animar al jugador a continuar explorando la ciudad en las 10 horas -aproximadamente- que dura el juego. En estas 10 horas además encontraremos un buen puñado de misiones secundarias para empaparnos de la vida en Harbor Prime.

La aventura que viviremos en Dex mezcla elementos RPG con algo de acción y plataformeo, aunque no llega a profundizar en ninguno de estos aspectos, por lo que el resultado final es algo descafeinado. Como RPG, tenemos un sistema de mejora de habilidades mediante puntos que iremos ganando al subir de nivel, con los típicos atributos como vitalidad, pirateo o desbloqueo de cerraduras. Además, para mejorar las habilidades de nuestra protagonista también encontraremos aumentos, otra de esas cosas que no pueden faltar en todo título ciberpunk que se precie.

A nivel visual, tengo sentimientos encontrados con el acabado artístico general del juego. Si bien la ciudad tiene una recreación bastante acertada y no exenta de enormes cantidades de luces de neón y otros tantos clichés típicos de estos universos, hay ciertos detalles que empañan en cierto modo el resultado final. Por ejemplo, la sombra que Dex proyecta en el suelo, que siempre se muestra en posición horizontal aunque estemos avanzando por una rampa y que me ha resultado hasta molesto por momentos. Hubiera sido mucho más acertado, en mi opinión, no haber incluido la sombra. Otro aspecto que perjudica al conjunto artístico son las animaciones, tanto de Dex como de los enemigos, demasiado ortopédicas para mi gusto.

Dex también falla a los mandos. No es que el juego tenga defectos de control que hagan del mismo una experiencia injugable, pero tiene ciertas decisiones a nivel del control que no terminan de funcionar bien del todo. Cuesta acostumbrarse al apuntado de las armas de fuego con el stick derecho, y el combate cuerpo a cuerpo termina volviéndose algo monótono por las escasas posibilidades que ofrece. Tampoco termina de funcionar del todo el minijuego que se utiliza para el hackeo. Sin duda aporta algo más de variedad al desarrollo del juego, pero el apuntado me ha resultado bastante pesado y más lento de lo que uno espera.

Donde sí he encontrado un punto muy a su favor es en el apartado sonoro, y más concretamente en las melodías compuestas para la ocasión. Queda bien patente de qué exponentes del género ha bebido Karel Antonin, compositor de la banda sonora, a la hora de acometer este trabajo. Encontramos así melodías llenas de música electrónica y sintetizadores, todo ello mezclado con instrumentos de viento. El resultado en algunas ocasiones se torna hasta épico, como en el tema que abre el juego. Finalmente, cabe destacar que Dex llega traducido. De agradecer es que un juego tan modesto como Dex -y con un público objetivo reducido- haya llegado con textos en castellano.

A pesar de que no destaca en nada en particular y que tiene ciertos aspectos mejorables, el conjunto que presenta Dex es bastante correcto y nos mantendrá entretenidos frente a nuestras Nintendo Switch.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Wire Tap Media