Han pasado ya trece años desde el lanzamiento inicial de El Shaddai ASCENSION OF THE METATRON para PlayStation 3 y Xbox 360, una obra peculiar que ha acabado convertida en un título de culto, nacida de la ambición de Sawaki Takeyasu, que tras trabajar en juegos como Devil May Cry u Okami, se lanzó al desarrollo de un «beat ‘em up» cuya principal inspiración es el libro de Enoch, uno de los libros hebreos que relata eventos apocalípticos y la razón del diluvio universal. Después de su desembarco en PC en 2021 le ha llegado el turno a Nintendo Switch, permitiendo que una nueva generación de jugadores se adentre en esta obra tan particular por primera vez, o que aquellos entre los que despertó especial admiración puedan volver a visitarla.
El Shaddai ASCENSION OF THE METATRON se puede analizar desde dos puntos de vista bien diferenciados. El primero de ellos, quizá el menos favorecedor, sería el de su papel como juego de acción beat ‘em up y plataformas. En El Shaddai ASCENSION OF THE METATRON nos encontramos con un juego jugablemente poco profundo, pero a la vez tremendamente ambicioso en su propuesta. En un primer contacto, parecerá que nos encontramos ante un simple beat’em up lineal donde bastará con machacar botones para avanzar y poco más, sin embargo esto no es realmente así. El desarrollo de niveles en El Shaddai es sorprendentemente variado, y es que el juego alterna bastante a menudo secciones más plataformeras con otras centradas en los combates, y aún así se atreve a sorprendernos con alguna fase de conducción en una especie de motocicleta.
Como ya hemos mencionado el combate no es especialmente profundo. A lo largo del juego tendremos a nuestra disposición un total de tres armas diferentes, que además de nosotros también serán usadas por los enemigos, de forma que la principal mecánica especial del juego será debilitar a dichos enemigos para así robarles su arma y dejarles indefensos a nuestros ataques con ellas. Estas armas funcionan en una especie de triángulo der armas -cada una es fuerte y débil contra las dos restantes-, aunque el juego no te explica esto hasta que no estás bastante avanzado, de forma que durante los primeros compases de la aventura nos podemos ver en la situación de estar atizando a enemigos y pensar que estamos frente a un saco de vida que puede aguantar golpes y golpes sin inmutarse cuando realmente estamos atacando con el arma equivocada.
Una vez conocemos como funcionan estas armas, el sistema en sí es muy simple, con cuatro botones en combate: Ataque, salto, guardia, y purificación/robo. Esta última acción es la que usamos para quitar las armas al enemigo cuando está noqueado, pero también sirve para purificar nuestro arma, que con el uso absorbe impurezas y reduce su efectividad, por lo que debemos purificarlas o robar una nueva. Los cuatro botones se combinan de distintas formas, pero en lo que se refiere a la ofensiva, hay pocas opciones, pasando en gran parte por machacar el botón de ataque o quizá usar el «especial» al combinar con el botón de guardia. En general en otras circunstancias el combate estaría bien así, de hecho habrá momentos donde se llegue a disfrutar el intercambio de golpes -especialmente frente a jefes-, pero la poca contundencia de nuestros golpes a los enemigos frente a lo fácil que les resulta a estos cortar nuestros combos, hacen de los enfrentamientos contra grupos de enemigos comunes algo más descafeinado.
Pero no todo será luchar y por ello también dispondremos de bastantes y variadas secciones plataformeras. El control de los saltos en El Shaddai ASCENSION OF THE METATRON no es todo lo preciso que nos gustaría, que junto a ciertas decisiones artísticas, cámaras fijas, extrañas perspectivas, etc. hace que dependiendo de la sección sea algo entretenido que aporta un cambio agradable -las secciones 2D, por ejemplo-, o algo innecesariamente complicado -las secciones 3D-. Por suerte, funcionan como cambios de ritmo más que como secciones largas por lo que el balance no llega a ser negativo.
El otro punto de vista con el que podemos analizar El Shaddai ASCENSION OF THE METATRON es todo lo referente al apartado más artístico del juego. Historia, personajes, narrativa, diseños, banda sonora… Es aquí donde la obra de Takeyasu resulta impresionante y consigue brillar y dar con una identidad única. Como deciamos en la introducción, nos basamos en el Libro de Enoch para dar vida a esta aventura. Así, encarnamos a Enoch, un heraldo de los cielos que ha sido enviado por los cuatro arcángeles, Uriel, Miguel, Rafael y Gabriel, a La Tierra para buscar a siete ángeles caídos, que se han rebelado contra los cielos y con ello han corrompido a la humanidad, forzando que las fuerzas divinas provoquen un gran diluvio. Nuestro guía durante nuestra misión no será otro que el ángel Lucifel, que desde el primer momento nos llamará la atención al estar continuamente hablando por teléfono móvil con Dios, poniéndole al día de nuestro avance y funcionando además como punto de guardado.
Nuestra misión consistirá en escalar la torre donde se ocultan los ángeles caídos, viajaremos por niveles de una variedad artística exquisita, desde ciudades futuristas a mundos subacuáticos pasando por pseudo catedrales brillantes casi alienígenas o club nocturnos con su pista de baile. Veremos tanto a humanos corruptos por los distintos ángeles, a nephilim, hijos de humanos y ángeles, o incluso veremos como alguno de estos ángeles caídos vive una vida casi normal entre humanos. Desde el comienzo del juego aprenderemos a esperar lo inesperado en términos artísticos y esto es sin lugar a dudas la gran virtud de El Shaddai.
Un aspecto en general que creemos que cabe destacar es el desconcertante diseño de personajes. Desde que vemos a Lucifel en la introducción o a Enoch nada más empezar, sabemos que en ese sentido el juego va a ser peculiar. Aquí se van a mezclar desde ángeles con formas extrañas, bastante más fieles que de costumbre a las descripciones bíblicas de entes abstractos con varios ojos y envueltos en llamas en lugar de las figuras humanoides con alas a las que nos tiene acostumbrado el imaginario popular, junto a detalles tan desconcertantes como que Enoch es un joven rubio con pelo largo que simplemente viste con unos pantalones vaqueros azules.
Para esta remasterización para Nintendo Switch se ha tomado de base la versión de PC de hace tres año y se ha establecido una resolución de 1080p en modo dock y 720p en modo portátil. También se han mejorado los tiempos de carga y corregido algunos bugs y se ha optimizado el rendimiento para alcanzar los 60 frames por segundo, aunque en momentos de gran carga podremos notar estos fluctuar, aunque no dramáticamente. A parte de las mejoras técnicas, también tendremos contenido adicional, como la novela Crónicas de Ceta: El Angel Caído Lucifel -historia posterior al juego-, y el libro de arte El Shaddai ASCENSION OF THE METATRON.
En definitiva, El Shaddai ASCENSION OF THE METATRON es un juego bastante especial. Tiene elementos jugables muy mejorables que pueden desconectarte sin remedio de la aventura, pero también tiene otros elementos -los artísticos- donde brilla lo suficiente como para minimizar esos puntos negativos y hacer que tengas una experiencia única, y por que no decirlo, a su manera, disfrutar de una obra de arte.