El horizonte de sucesos es un concepto acuñado en la relatividad general –Event Horizon, en inglés- que hace referencia a una superficie imaginaria perteneciente a un agujero negro que marca el punto de no retorno cuando se intenta escapar de la fuerza de atracción que la gravedad de este ejerce. En esa superficie, la velocidad de escape para un objeto se corresponde exactamente a la velocidad de la luz, de forma que pasada dicha superficie es imposible escapar del agujero negro.

Tras esta breve introducción que es más una curiosidad relacionada con el título, pasemos a hablar del juego en sí. Event Horizon es el primer juego desarrollado por Pavel Zinchenko. Originalmente publicado en Steam tras pasar por Greenlight, la eShop de Nintendo Switch  acaba de recibir de la mano de Drageus Games un port de este juego que mezcla exploración espacial con elementos de RPG y gestión de recursos.

El punto de partida de Event Horizon es sencillo: Tras un breve tutorial en el que se nos muestran las primeras pinceladas y conceptos de lo que es el juego y sus mecánicas, Event Horizon nos suelta al lado de nuestra base de operaciones en un universo de un tamaño gigantesco repleto de galaxias que debemos explorar. Desde una perspectiva cenital, que será constante en todo el juego, debemos elegir nuestro siguiente destino. Podemos ir a cualquier galaxia con la única restricción del combustible del que dispongamos. Como es lógico, destinos más alejados requieren mayor gasto de combustible, por lo que se hace recomendable vigilar la cantidad de la que dispongamos.

Cuando lleguemos a una galaxia por primera vez, recibiremos una cordial bienvenida en forma de combate. La dificultad de estos combates y del juego general es progresiva y aumenta a medida que nos alejamos de nuestra base de operaciones, encontrando enemigos cada vez mejor preparados. Inicialmente tenemos disponibles tres naves con características diferentes para combatir al enemigo, cada una equipada con sus respectivas armas para poder defendernos. Aumentar nuestra flota es posible, bien comprando nuevas naves a los comerciantes a cambio de una jugosa suma de dinero, o como recompensa tras una exploración fructífera.

Sin duda uno de los apartados más interesantes del juego es la personalización de cada una de las naves. Mejoras de defensa, armas o generadores de energía mejorarán sus prestaciones para poder hacer frente a nuestros enemigos. Cada una de estas piezas tienen sus propiedades relativas al tamaño o el peso que afectarán, una vez equipadas, al comportamiento de la nave en los combates. Esto repercute directamente en el control. Si por ejemplo nuestra nave es muy pesada veremos como nos costará maniobrar y por tanto esquivar los disparos enemigos. Se hace por tanto fundamental una selección concienzuda y adecuada de las partes que colocaremos en cada nave, ya que los diferentes enemigos requieren distintas estrategias para ser eliminados.

En cualquier caso el control, aunque cuesta acostumbrarse a la forma de dirigir nuestra nave y el apuntado con el joystick es algo impreciso, funciona bastante bien.

Una vez despejada de enemigos la galaxia es cuando podremos explorar -o no, ya que no es imperativo- sus planetas y de este modo conseguir recursos que utilizaremos para invertir en combustible, armas y mejoras en general. Desgraciadamente esta exploración no es interactiva -como sucedía por ejemplo en el primer Mass Effect-, sino que se limita a mostrarnos el botín obtenido.

Y ya está. A partir de aquí el resto es un bucle de lo anterior: galaxia-combate-explorar planetas y vuelta a empezar en la siguiente galaxia que elijamos. Por fortuna, la aparente monotonía de este bucle se ve alterada por las diferencias entre galaxias, en las que a parte de planetas encontraremos comerciantes, minijefes bastante más duros que los enemigos normales, o agujeros de gusano para viajar a otras galaxias distantes ahorrando combustible. También encontraremos que cada galaxia está bajo el control de una de las diferentes facciones, siendo estas quienes determinan los enemigos que encontraremos o los objetos que los comerciantes ofertan.

El componente RPG del juego viene mediante el árbol de mejoras del que disponemos, de una extensión considerable -muy en la línea del tamaño del mapeado- y que nos permite mejorar las estadísticas de nuestras naves o la cantidad de las mismas que podemos tener en propiedad, entre otras muchas cosas.

Gráficamente el juego es más bien austero, con pocos alardes. Los diseños de los diferentes elementos visuales evidencian desde el primer momento la lógica limitación que un estudio formado por una única persona supone. Sin embargo, el juego tampoco necesita de un apartado visual grandilocuente para que su propuesta funcione, ni tampoco lo pretende. En esta misma línea se encuentra el apartado sonoro del juego. Melodías machaconas de corte electrónico ambientan cada pantalla, sin destacar ninguna sobre el resto. Probablemente sea el apartado más flojo.

Como podéis apreciar en las capturas que acompañan a este análisis, el juego no cuenta con traducción al castellano y se encuentra únicamente en inglés. No es que tenga miles de líneas de texto, por lo que hubiera sido de agradecer una traducción, a pesar de que el nivel de conocimiento de la lengua de Shakespeare no sea demasiado exigente con el jugador.

Como conclusión, Event Horizon es un juego que puede llegar a hacerse monótono a la larga por la elevada repetición del núcleo principal jugable del mismo, pero que gustará a quienes busquen un juego en el que el farmeo y la exploración jueguen un papel fundamental. Audiovisualmente discreto, superadas estas dos barreras descubrimos un juego muy entretenido y de una duración prácticamente infinita.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Drageus Games