El desarrollador ruso by yeo nos trae Fading Afternoon a Nintendo Switch, su último título lanzado hace casi un año en Steam y que viene a unirse a sus dos títulos anteriores, The friends of Ringo Ishikawa y Arrest of a stone Buddha, formando una especie de trilogía no oficial pero donde los títulos comparten muchos detalles, algunas mecánicas, y un arte bastante similar entre ellos. Y sí, es curioso que tres títulos ambientados en Japón y que nos invita en cierto modo en profundizar en las costumbres y rutinas de sus protagonistas hayan sido creadas por un estudio ruso, pero tampoco vamos a negar que ha sabido plasmar bastante bien el modo de vida de los protagonistas.

Fading Afternoon nos traslada al Japón de los 80, tan melancólico como atractivo, y nos pone en la piel de Seiji Maruyama, un yakuza de mediana edad que queda en libertad después de un tiempo indeterminado en prisión, y encuentra a su «familia» venida a menos y a los «chicos» establecidos por su cuenta y ocupando territorios que antes pertenecían al clan. Seiji, fiel a sus principios, se compromete a volver a poner a su clan en el lugar que le corresponde, aunque enseguida veremos que al propio Seiji le cuesta encontrar su sitio en estos nuevos tiempos.

Con esta premisa nos espera un juego atípico como fueron los títulos anteriores de by yeo. Podríamos definirlo como la mezcla de un simulador de vida de un mafioso con un walking simulator y un beat ‘em up, y por extraño que parezca, gracias a una narrativa bastante cuidada, la mezcla funciona, aunque quizá no para todo el mundo. Nuestro protagonista, Seiji, comenzará viviendo en un hotel y con una cantidad de dinero que se agotará más rápido de lo que creemos. Nuestro día a día será el de pasear por la ciudad mientras conseguimos un arma, visitamos viejas amistades, intentamos abrir nuevas oportunidades de negocio, y entre otras tantas actividades, la más importante, meternos en líos.

Porque a pesar de que el objetivo de Fading Afternoon es bastante difuso -habrá momentos en los que no tendremos ni idea de que hacer o a donde ir-, al final todo pasa por ganar respeto, conseguir dinero, y recuperar y mantener territorios de las manos de las bandas rivales. Para un yakuza el respeto es muy importante, y en el juego es una variable de la que tendremos que cuidar con acciones como la de afeitarnos por la mañana, peinarnos, cambiarnos de ropa, etc... Todo esto es opcional, por supuesto, que es la magia de este título, tenemos la libertad para ser el yakuza que queramos ser y por ello el juego nos ofrece múltiples finales.

En cuanto al dinero y la dependencia que tendremos de él hay poco que explicar, el hotel cuesta dinero, si no podemos pagarlo acabaremos durmiendo en el parque, salir a un club de señoritas para intimar es muy caro también, el restaurante, el bar, los billares, la tienda de ropa, el hospital y su factura médica en caso de ser vencidos -más una desagradable sorpresa que descubriremos allí-, servicio de masajes, etc. Además en caso de que nos fuera bien podríamos comprar una casa y un coche, toda una utopía al comienzo del juego, pero que podremos afrontar venciendo a miembros de bandas rivales y acabando con sus oficiales para reclamar sus territorios.

Eso nos lleva directamente al sistema de combate, que sigue los esquemas de un beat ‘em up, pero no es tan intuitivo como podríamos esperar, eso sí, cuenta con una cantidad de movimientos y técnicas que le da una profundidad bastante significativa, aunque requiere un aprendizaje antes de que podamos sacarle todo el jugo. Solo podremos luchar con bandas rivales, y seremos nosotros los que iniciaremos la pelea -una vez enemistados nos atacarán nada más vernos-, lo cual nos da dos posibilidades, luchar o huir. En caso de luchar, después de un determinado número de enemigos nos las veremos con un oficial de la familia rival, y si vencemos podremos reclamar esa zona como nuestra, con la ganancia económica que ello conlleva. Es importante tener en cuenta que estas bandas podrán intentar recuperar su territorio y lo tendremos que defender también.

Artísticamente Fading Afternoon es una maravilla que hace gala de un gran pixel art, muy bien trabajado y que sigue la linea de los otros trabajos de by yeo -los cuales se basaban en los títulos de Technos Japan-. Los escenarios son bastante variados, muy detallados y hacen gala de una gran paleta de colores que ofrece una representación visualmente impecable del Japón de los años 80. A tal belleza de pixel art le acompaña una belleza de banda sonora que desde el primer instante nos va a enamorar y que encaja perfectamente con esta reflexiva y melancólica aventura.

Fading Afternoon es un juego con encanto, no lo vamos a negar, irradia melancolía y añoranza por un tiempo pasado. Quizá no empatizaremos con Seiji, él es un tipo duro, de los de antes, guiado por el respeto y el honor de su clan, pero no por ello menos malo. De métodos brutales y expeditivos lo acompañaremos en su día a día experimentando poco a poco el hastío de su vida y poniendo en nuestras manos su corto futuro, porque Seiji no es de los que viven mucho tiempo. Nosotros tomaremos las decisiones por él y esto nos llevará a su desenlace. Pero es justo decir queFading Afternoon no es para todo el mundo, es un juego pausado, tranquilo, en cierto modo repetitivo en sus acciones, y su acción reviste cierta complejidad, hay que querer vivir la experiencia, y en ese caso no decepciona, para nada.