Frostpunk es una pequeña joya que nos llegó el año pasado a PC, y ahora, año y medio después, hace su aparición en PlayStation 4 y Xbox One, en una edición que incluye todo el contenido adicional gratuito lanzado en este tiempo en la versión de PC. Los creadores de esta obra que mezcla la construcción y gestión de ciudades, con la supervivencia y la toma de decisiones extremas de moralidad cuestionable, no podían ser otros que el estudio polaco 11 bit Studios, conocidos por su exitoso This War of Mine que ya analizamos en 33bits.

11 bit Studios se ha caracterizado por hacer juegos que van más allá de una simple jugabilidad típica, siempre se han preocupado de poner al jugador contra las cuerdas, de hacerle pensar, y sobre todo, de hacerle decidir y de no darle nada hecho o fácil de hacer. Y para Frostpunk, su primera incursión en el género de los city builder, no han querido perder su esencia, y el resultado de combinar este género, nuevo para ellos, y el simulador social y moral al que nos tienen tan bien acostumbrados, ha resultado esplendido.

El juego nos coloca en el año 1886, en una realidad alternativa y distópica, con un cambio climático brutal a consecuencia de diferentes catástrofes naturales en los años anteriores, como la erupción del Krakatoa, la erupción del monte Tambora, o incluso el comienzo de la extinción del Sol, que nos sumerge en una nueva edad de hielo. Ante tal tragedia y la muerte de miles de millones en todo el mundo, los supervivientes de Londres deciden seguirnos hacía el norte, en busca de algún lugar rico en recursos donde podamos instalar el gran reactor de carbón que poseemos y que será el centro vital de nuestro nuevo asentamiento, uno de los último de la Tierra.

Nada más empezar con Frostpunk, ya en su menú podremos ver los tres modos de juego además de las opciones: Nuevo Hogar, que vendría a ser el modo historia de los sobrevivientes de Londres. Seleccionar escenario, para elegir otras mini historias en otras ciudades que debemos ir desbloqueando conforme vayamos sobreviviendo determinado número de días en el Nuevo Hogar. Estas historias son la de un asentamiento que además de la población, deberemos cuidar una instalación donde se guardan semillas de varias especies de plantas y árboles para reconstruir el mundo en un futuro, la de una ciudad dividida en dos clases, con los problemas que ello supone y a la que no paran de llegar oleadas de refugiados, y finalmente, la historia de un asentamiento con su generador averiado y la cuenta atrás para evacuar la ciudad o encontrar la muerte. Y el último modo de juego es el modo infinito, donde jugaremos sin ningún argumento con el simple objetivo de ver cuanto duramos, y algunos parámetros para elegir una experiencia más fácil o más complicada.

Centrandonos en el modo Nuevo Hogar para explicar las mecánicas, en cuanto comencemos la partida tendremos nuestro reactor apagado y sin energía, y la misión de encenderlo. Para ello tendremos que recoger recursos, de entre cinco tipos, acero, hierro, comida, madera y carbón. Pronto aprenderemos que la comida es indispensable para nuestros trabajadores, y que la madera también, para las primeras construcciones, como un comedor donde cocinar la comida, un refugio de caza desde donde saldrán los cazadores a buscar víveres. Y por supuesto el carbón, que nos permitirá encender el reactor y proporcionar calor a nuestro alrededor.

Esta dependencia del reactor hará que el asentamiento se vaya creando en forma de anillo al rededor de este, y vamos a tener que tenerlo la mayor parte del tiempo encendido, con lo que la necesidad de carbón es capital. Como vemos en esta parte, la de gestión de recursos, el juego funciona como otros tantos city builders, con la diferencia de que si fallamos en la recolección, quizá no lo contemos. Esto es resultado del siguiente parámetro a tener en cuenta, el de descontento y el de esperanza. Nuestra gente se irá sintiendo algo más feliz o desdichada en función de los eventos que sucedan, de como vaya desarrollándose la ciudad, y de nuestras decisiones. Eventos positivos, un desarrollo equilibrado, y buenas decisiones pueden aumentar la esperanza y disminuir el descontento, y viceversa, pero si no sabemos equilibrar y llegamos a cualquier extremo, veremos como la gente se vuelve contra nosotros, y se nos dará un margen muy pequeño de tiempo para enderezar la situación antes de que nos llegue el final.

Como hemos dicho antes, nuestra forma de influir en estas dos variables será un desarrollo equilibrado, y las decisiones que tomemos. Obviamente los eventos no dependerán de nosotros, o son argumentales y predefinidos, o son aleatorios y generalmente malos, con especial virulencia cuando mejor nos va. Para el desarrollo equilibrado tendremos que recoger suficientes recursos, y administrarlos y emplearlos con buen juicio, pues una mala planificación puede torcer la situación lo suficiente para ser irrecuperable. Con estos recursos, además de alimentar a la población y construir edificaciones, podremos investigar tecnologías en el taller, a través de un completo árbol de desarrollo, muy amplio y muy claro, donde podremos estudiar mejoras que hagan más eficientes nuestras fábricas o estudiar la capacidad de construir nuevas edificaciones, entras otras muchas opciones.

Y la parte de las decisiones, y aquí viene el auténtico punto fuerte de 11 bit Studios, las llevaremos a cabo con las leyes, la espiritualidad y orden, y las peticiones de la gente. Tendremos un conjunto de leyes que responden a gestionar las problemáticas más comunes de una sociedad en este estado tan deplorable. Por ejemplo podremos decidir si aplicamos la ley de la jornada de emergencia de 24 horas, esto que en algún momento nos podrá salvar, pues hay jornada de trabajo para cada profesión y hay horas que la recolección no funciona, por poner un ejemplo, nos hará impopular aumentando el descontento, y en el otro extremo esta por ejemplo la ley para abrir un pub, que será recibido positivamente por la población. Pero estos son sólo dos ejemplos, el sistema de leyes es bastante amplio, bastante dual, y muchas veces ofrece dos malas opciones a elegir. A partir de cierto punto de nuestra partida, tendremos que elegir si queremos tratar de manejar la situación de la publicidad a través de la espiritualidad, o a través del orden. Cada cual conlleva sus propias leyes, sus ventajas y sus desventajas, y estas pueden ser realmente extremas. Finalmente tenemos las peticiones de la población, que son aleatorias y que de cumplirlas o no, afectará nuestras dos barras.

Por último en este repaso jugable, hay que mencionar la exploración del exterior, esta se dará para seguir la historia, pero también para buscar recursos -algunos de ellos únicos- que sólo se pueden conseguir en el exterior, y más gente, pues la población no aumenta por si sola, sólo disminuye, y pronto necesitaremos más gente para mano de obra básica, ya que si no podemos mantener la recogida de recursos por falta de trabajadores, no tendremos futuro ninguno.

Audiovisualmente, Frostpunk tampoco decepciona. Su arte punk es magnífico, y aunque pueda parecer simple, si nos fijamos bien, o si ampliamos la imagen con el zoom, veremos todo mucho más detallado: las construcciones, la gente en las calles, los surcos en las nieve, hasta el pub con su letrero esta ahí. Se nota el mimo, el cariño y el buen hacer. En esta incursión en consolas el apartado técnico luce similar a la edición de PC. Obviamente la versión del año pasado no era de por sí exigente, lo que ha facilitado su paso a consolas, además sale bastante depurado. De efectos gráficos también va el juego muy bien servido, las pequeñas luces de los personajes, la luz y el humo del reactor, y sobre todo, los efectos meteorológicos.

El apartado sonoro también rinde bien. Temas potentes, con fuerza, ambientales, sí, pero que van de menos a más conforme avanzamos en la partida, a veces de forma energética, otras sombría, piezas de cuerda o viento que nos acompañarán en nuestro devenir, y que recuerdan sobre manera al anterior trabajo del estudio. Los efectos sonoros están muy bien conseguidos, sobre todo los meteorológicos, como las ventiscas, o los sonidos de construcción cuando estamos levantando un edificio. Las voces están en un perfecto inglés, aunque contamos con todos los textos en castellano.

Frostpunk me ha sorprendido y me ha encantado a partes iguales. En esto tiempos donde esta casi ya todo inventado, sorprende como aún te aparece un pequeño estudio indie y cogiendo un género bastante definido, le da una vuelta de tuerca, le impregna su estilo, y le añade lo que mejor saben hacer, creando un auténtico juego de supervivencia en un género como los city builders donde no se podía morir. Hay que ser valiente, y además creer en tu propio estilo para que esta mezcla resulte en un juego que literalmente me ha mantenido horas pegado a la pantalla, llegando a perder la noción del tiempo.

El juego es muy completo en cuanto opciones, completo y complejo, aunque también esta bastante bien explicado, y a partir de la segunda partida tendremos bien aprendidas sus cuatro grandes mecánicas: Gestión de recursos, descontento-esperanza, árbol de desarrollo, y orden y espiritualidad. Esto no significa que por saber como jugar, vayamos a tenerlo fácil, pues el juego parece que nos acecha para ponernos todas las trabas inimaginables a la primera que nos relajemos. Incluso perderemos partidas que creíamos ganadas simplemente porque el juego ha decidido mandarnos un evento aleatorio que nos pone contra las cuerdas. Podría poner varios ejemplos personales, pero prefiero dejar que lo sufráis vosotros.

Y todo esto con una narrativa marca de la casa, que nos irá dirigiendo hacia el desenlace de la aventura que estemos jugando de las cuatro disponibles, narrativa que se irá desarrollando conforme más exploremos nuestro entorno. Pero esto también es su principal problema, pues aunque estemos en manos de la aleatoriedad para ciertos eventos, otros, los argumentales, están prediseñados, y se activarán llegado el momento, haciendo que la primera vez todo funcione porque es nuevo, pero limitando demasiado la rejugabilidad, aunque para eso tenemos el modo infinito, pero no es lo mismo.

Si no conocéis el juego, pero si conocéis This War of Mine y os gustó, Frostpunk será un imprescindible, y si no conocéis ninguno de los dos, ¿que haces aquí perdiendo el tiempo?, ¡a comprar!

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Evolve PR