Aprecio enormemente los juegos indie. Desarrollar por completo un juego es una tarea tremendamente compleja que suele requerir equipos de varias personas -en ocasiones hasta miles, en proyectos AAA- para llegar a buen puerto. Por eso creo que tiene aún más mérito cuando un juego está desarrollado por completo por una única persona, como es el caso de Haven Park. Concebido por el desarrollador suizo Fabien Weibel, además de en Nintendo Switch también se encuentra disponible en PC a través de Steam, GOG e itch.io gracias a la gente de Mooneye Studios.

En Haven Park controlamos a un pollo. Amarillo. Cabezón. Que responde al nombre de Flint. Que pía si pulsamos el botón A y vive en una isla con su abuela. A lo largo de esta isla hay repartidas numerosas áreas recreativas que la buena de la abuela se encargaba de gestionar para que los visitantes puedan acampar hasta este momento. Y digo hasta ese momento porque el juego comienza justo en el día en la que la abuela decide que ya es el momento de vivir la buena vida y jubilarse. Adivinad a quien le va a tocar recoger el testigo y continuar con este trabajo.

Así, llega el momento de descubrir las diferentes y variadas zonas en las que se divide la isla, hasta un total de veinte. Encontraremos una zona nevada, otra desértica o playas como no podía ser de otro modo. Mientras exploramos la isla buscando cada zona de acampada para poder prepararla para sus nuevos huéspedes -parece que tu abuela no era tan buena en su trabajo porque todas las zonas están inicialmente vacías- tendremos que ir recogiendo varios tipos de recursos para ir construyendo las cosas que nos pidan los visitantes. En ese sentido, se aprecia que Haven Park toma pequeñas pinceladas de otros juegos para construir su mundo y jugabilidad. Juegos como Animal Crossing, A Short Hike o Stardew Valley.

Lo primero que llama la atención -para bien- al adentrarse en la isla es el apartado artístico del juego. Lleno de colorido y con diseños tremendamente simpáticos, sin duda Haven Park entra por los ojos desde el principio. Nada es complejo en este apartado pero en su conjunto funciona sorprendentemente bien. Además tanto en modo dock como modo en portátil todos los elementos gozan de una muy buena definición.

A medida que exploramos, recogemos materiales, reparamos algunos daños y vamos construyendo lo que los visitantes de cada área demanden, iremos ganando puntos de experiencia para desbloquear algunas habilidades. Habilidades que incluyen desde aumentar la velocidad de movimiento de Flint o poder ampliar el repertorio de construcciones que podemos crear. Podremos además charlar con estos visitantes de la isla -hay hasta treinta distintos- que, como no, también son animales. Éstos nos contarán sus vidas, muchas veces con toque de humor detrás, y en otras ocasiones algún que otro secreto sobre la isla.

También se nos hará de noche al explorar, ya que el juego cuenta con su propio ciclo día-noche. La visibilidad por la noche se ve reducida por motivos obvios, a pesar de llevar una antorcha. Si no queremos explorar de noche, el juego nos permite dormir en alguna tienda de campaña que hayamos construido para pasar directamente al siguiente día.

Para que el juego no sea un simple paseo, no todas las áreas que componen el juego son accesibles desde un primer momento. Para acceder algunas previamente deberemos hacer alguna pequeña misión, como reparar un puente o encontrar cierto objeto. No se trata de nada complejo, el juego ni va de eso ni lo pretende, por lo que se agradece que esto sea algo más que un mero paseo contemplativo y se intenten buscar fórmulas que mantengan al jugador con ganas de seguir explorando pero sin hacerle dar mil vueltas.

Sin embargo, pronto encontraremos los primeros problemas técnicos en forma de pequeñas bajadas de frames en determinados momentos, tanto en modo dock como en modo portátil. No se trata de nada alarmante ni que impida disfrutar de la experiencia que Haven Park ofrece, pero para mi gusto empaña un poco el resultado final. Otro problema que he encontrado es que en ocasiones el movimiento y control de Flint es algo tosco e impreciso. Entre el corto recorrido de los sticks de los joycon de Nintendo Switch y la sensación de lentitud con la que el pollo se mueve, la sensación de tosquedad al moverse es algo que me ha acompañado en las cuatro horas que pasé explorando la isla.

Cuatro horas que son más que suficientes para terminar el juego. Porque sí, Haven Park una experiencia corta, demasiado corta para mi gusto. Porque podría haber dado para algo más, dado que el tamaño de la isla, a pesar de contenido, tiene la suficiente extensión para haber planteado ciertas áreas de otro modo.

Por último, me parece destacable apuntar que el juego está totalmente traducido al castellano. Destacable porque el juego está desarrollado solamente por una persona, y porque ver como juegos con millones en presupuesto detrás acaban llegando en inglés, mientras otros como el juego que nos ocupan sí vienen en nuestro idioma da mucho que pensar, para mal, de ciertas compañías. Y eso que, a pesar de su corta duración, no son precisamente pocas las líneas a traducir entre diálogos y menús.

En definitiva, Haven Park me ha parecido una experiencia muy corta pero disfrutable, lastrada por un control algo tosco y ciertos problemas de rendimiento en algunos momentos, pero a fin de cuentas con un balance final positivo. Ideal para sesiones cortas -y que, por tanto, casa perfectamente con el modo portátil de Nintendo Switch- o para intercalar con otros juegos.

 


Este análisis ha sido realizado en Nintendo Switch mediante una copia cedida por Mooneye Studios