Cuando comencé mi travesía en Lorelei and the Laser Eyes, no sabía lo que realmente me aguardaba. Esperaba un simple juego de puzles, pero la extrañeza ya se hacía evidente desde el principio, sobre todo considerando a su desarrolladora, Simogo, famosa por sus experiencias únicas. Al poco rato de adentrarme en el hotel, sentí una sensación abrumadora y inquietante. Era terror.

Lorelei and the Laser Eyes es, sin lugar a duda, un juego de puzles, pero la experiencia de pasar miedo mientras juegas es un hilo conductor que utiliza para atraparte. Los propios creadores recomiendan disfrutarlo de noche y con poca luz; sin embargo, yo no he sido capaz de hacerlo. El terror reside en nuestra mente y en este juego se trata de un laberinto del que a veces parece imposible escapar. El objetivo del juego es aparentemente sencillo: descubrir la verdad, aunque esta tarea no será nada fácil.

Los puzles de Lorelei and the Laser Eyes son su mayor fortaleza. El título demanda un conjunto de conocimientos básicos como números romanos, puntos cardinales, y otros elementos fundamentales. A primera vista, muchos de estos retos pueden parecer insuperables, pero esto es solo porque no poseemos el trasfondo necesario o no hemos explorado lo suficiente. Nuestra protagonista cuenta con memoria fotográfica, lo que resulta de gran ayuda durante la aventura. Aunque es recomendable tomar notas, poder consultar todos los documentos que encontramos a lo largo del juego es crucial para alcanzar la resolución de muchos enigmas . Sin ese recurso, Lorelei and the Laser Eyes se convertiría en una experiencia prácticamente imposible de finalizar.

Antes de adentrarnos en los puzles, debo mencionar la sección de survival horror, que, como ya he señalado, considero algo muy importante en Lorelei and the Laser Eyes. Hace tiempo que un juego no me provocaba tal escalofrío. La atmósfera opresiva convierte el desplazamiento por el hotel en un verdadero tormento, y tras avanzar un poco, nos topamos con la posibilidad de encuentros aleatorios con enemigos. Después de resolver unos pocos puzles, regresar a un punto de guardado puede convertirse en un momento de pánico absoluto.

Algunos puzles requieren exploración, mientras que en otros basta con utilizar algunas pistas de la habitación donde nos hallamos. En estos últimos, también hay que pensar detenidamente; sumergirse en el mundo de Lorelei and the Laser Eyes es observar la realidad desde una perspectiva completamente diferente. Aparte de los clásicos puzles, el juego también se convierte en una aventura gráfica, aunque este aspecto está bastante diluido.

Lorelei and the Laser Eyes también presenta una serie de puzles opcionales, que permiten acceder a atajos en los escenarios. Esta es una excelente manera de ofrecer contenido secundario con un considerable grado de utilidad. Proporciona más puzles, muchos de ellos fascinantes, para los jugadores más entusiastas, al tiempo que ofrece un impacto jugable gracias al ahorro de tiempo en los desplazamientos, lo cual se acaba agradeciendo.

Un inconveniente del título podría surgir cuando nos encontramos estancados frente a algún puzle. Puede que eso ocurra porque en ese instante no estamos verdaderamente atentos, o simplemente, como he mencionado previamente, por falta de información. Sin embargo, a pesar de que esto puede parecer un aspecto negativo, Lorelei and the Laser Eyes ha anticipado este problema. Muchos puzles se presentan “en grupo”, y sabemos que si hemos resuelto uno de una manera específica, solo necesitamos basarnos en esa solución para determinar si necesitamos más información o no. Es una forma ingeniosa de abordar, en parte, este desafío.

Numerosos puzles, podríamos decir que la mayoría, tienen una estética realista, aunque con un toque onírico; códigos para puertas, cerrojos, y diversos objetos de este tipo son constantes a lo largo del juego. Algunos de los puzles contienen mecanismos con ciertos elementos ilógicos que en la realidad no funcionarían, o serían totalmente disfuncionales. Es en esos momentos donde aparece esa esencia onírica.

Porque no solo los puzles son así; en Lorelei and the Laser Eyes, el escenario también se siente como un sueño, o tal vez una pesadilla. La paleta de colores es muy sencilla, predominando el negro y el rojo, siendo el primero el más sobresaliente, salvo en algunas partes del juego. Además, el título presenta un extraño estampado en todos los escenarios, donde emergen ciertas secciones de edificios o entornos. Resulta complicado de explicar y en las imágenes no se aprecia con claridad, pero es un elemento muy persistente en toda la obra. Los diseños de los escenarios y personajes son sumamente elegantes; son sencillos, pero a veces es complicado discernir qué elementos podemos interactuar y cuáles no.

Esto nos lleva a otro inconveniente del juego: su control. Manejar a nuestra protagonista no presenta complicaciones, pero navegar por los menús es donde se vuelve desafiante. Solo contamos con un botón de acción; a veces, tener que recorrer entre cuarenta documentos sin poder retroceder cuando queramos resulta un tanto engorroso. Valoro la sencillez en el diseño, y considero que es jugablemente efectivo, pero también entorpece la experiencia. En un juego donde consultar documentos es una constante, se torna algo lento; sin embargo, aplaudo la audacia de implementar el tipo exacto de jugabilidad que tenían en mente.

En conclusión, Lorelei and the Laser Eyes es una verdadera joya. Funciona de maravilla como juego de puzles y también como survival horror. Está excepcionalmente bien escrito, posee puzles desafiantes, complejos y astutos, y es visualmente sobrecogedor. Si algo de lo que he compartido resuena contigo, no dudes en adquirirlo lo antes posible; es uno de los indies del año y no te arrepentirás.