Cuando terminé la reciente remasterización de Paper Mario: La Puerta Milenaria, comenté con mi circulo de amigos que esperaba que tanto ese juego como el remake de Super Mario RPG tuvieran el éxito suficiente como para enviar a Nintendo el mensaje de que todavía hay sitio para los RPG de verdad protagonizados por Mario. Resulta que, casualidades del destino, la gran N había estado trabajando en secreto para responder a mi suplica. Con el lanzamiento de Mario & Luigi: Conexión fraternal tenemos un nuevo título de la subserie Mario & Luigi RPG después de casi una década de ausencia.
Tras la quiebra en 2019 de AlphaDream, la desarrolladora original de la saga Mario & Luigi, el destino de la querida serie de RPG parecía quedar en entredicho. Para traerla de vuelta Nintendo ha decidido confiar esta vez en Acquire -más conocida por trabajar en juegos como Octopath Traveler-, con alguna ayuda adicional de Racjin y Grounding Inc. Teniendo en cuenta el cambio de desarrollador y el tiempo que haba pasado desde el último RPG de Mario y Luigi me encontraba expectante por poder comprobar si Mario & Luigi: Conexión fraternal iba a conseguir estar a la altura de sus predecesores.
En esta ocasión, en lugar de con otro paseo por el Reino Champiñón, Mario & Luigi: Conexión fraternal comienza con un misterioso portal que transporta a los residentes del reino a una dimensión alternativa conocida como Concordia, que toma la forma de un enorme archipiélago. Las islas de Concordia solían estar unidas, pero la destrucción causada por Shocke, el villano de la historia, provocó su separación. Los hermanos tienen que surcar los mares en su barco-isla y llegar hasta los faros que hay en lo alto de muchas islas para conectarlas de nuevo y reconstruir Concordia a la vez que tratan de averiguar cómo conseguir regresar a su dimensión de origen.
La historia de Conexión fraternal es bastante sencilla y tiene que ver en gran medida con la naturaleza de los vínculos entre las personas y el poder de la amistad. Por lo general, esta serie tiene un tono bastante desenfadado que nunca se ha molestado en profundizar para contar grandes epopeyas o dramas, pero, aún teniendo eso en cuenta, en esta ocasión tenemos una historia bastante básica que es difícil que consiga captar nuestro interés más allá de algún momento puntual. A pesar de lo fácil que es preguntarse cuales son las expectativas razonables a la hora de evaluar la historia de un juego de Mario en el pasado ha habido juegos del fontanero -como Super Paper Mario– que, en mi opinión, tenían historias más interesantes que las de Conexión fraternal.
Donde no decepciona Mario & Luigi: Conexión fraternal es en su colorido elenco de personajes. Los habitantes de Concordia conforman un grupo muy peculiar y desde el principio de nuestro viaje por el reino insular iremos acompañados por una chica llamada Connetta, que se encargará de introducirnos en el mundo y en los puntos clave de la trama. A lo largo de nuestro periplo nos cruzaremos con decenas de concordianos, muchos de los cuales acabarán colaborando con Mario y Luigi y también nos proporcionaran numerosos momentos cómicos.
Es una pena que el villano de la historia no alcance el mismo nivel. Carece de la personalidad de muchos de los encantadores villanos principales que a veces definen esta serie, por no hablar de sus escasas motivaciones. Tiene un trío de secuaces tontorrones que te siguen a lo largo del juego y que tienen su parte de escenas divertidas, pero a veces pueden ser un poco molestos. Hay un par de villanos que aparecen en partes posteriores del juego, y aunque uno de ellos es una presencia bienvenida, el otro es, sinceramente, un personaje aún más simple y menos interesante que Shocke, a pesar de ser más expresivo.
Por lo general, en los juegos de Mario y Luigi, nuesttros héroes son coprotagonistas casi silenciosos, que suelen soltar un galimatías en falso italiano sin subtítulos para que los demás lo interpreten en la conversación. Suelen destilar mucha personalidad a pesar de no tener apenas diálogos, lo que da lugar a muchos de los momentos más divertidos y encantadores que verás en estos juegos. Es prácticamente como ver una película de dibujos antigua, en la que los gags cómicos y las situaciones surrealistas se suceden sin necesidad de apenas dialogo o explicaciones. Mario & Luigi: Conexión fraternal sigue siendo un juego con encanto y agradezco que se hayan alejado un poco de cosas como el meta-humor autoindulgente de Paper Jam o que Luigi vuelva a ser un poco el saco de boxeo. Pura diversión.
A nivel jugable, la serie Mario & Luigi RPG siempre ha tenido su pilar básico en el combate por turnos, pero presentando una gran interactividad que se aleja de los turnos más puros y estáticos de otras sagas, y Mario & Luigi: Conexión fraternal continúa ese legado. En este aspecto, quizá más que en ningún otro, es en el que Conexión Fraternal se siente realmente como una verdadera iteración de la serie Mario & Luigi.
El combate, como decimos, se basa en turnos. Los movimientos de Mario se controlan principalmente con el botón A y los de Luigi con el botón B. Al igual que en anteriores juegos de Mario & Luigi, una característica definitoria de la batalla es que todos los ataques pueden esquivarse o incluso contrarrestarse pulsando un botón en el momento adecuado. Esto permite al jugador arriesgar mucho más en función de la confianza que tenga en sus reflejos. Personalmente me encanta este sistema, tanto por la forma en que nos obliga a estar siempre atentos como por la recompensa constante que nos ofrece como jugadores, ya que si somos habilidosos podemos superar el enfrentamiento sin dar ningún tipo de opción a nuestro enemigos.
Esto significa que es importante prestar atención a los patrones de ataque enemigos y aprenderlos si quieres salirte con la tuya y, aunque no diría que Mario & Luigi: Conexión fraternal sea especialmente difícil, puede ser más duro de lo que cabría esperar de un RPG de Mario si vienes de remakes como Super Mario RPG y La Puerta Milenaria.
Al igual que la mayoría de RPG de Mario, Mario & Luigi: Conexión fraternal te ofrece ataques de martillo y de salto para golpear a tus oponentes -normalmente uno es más adecuado para un tipo de enemigo que el otro-. También tienes a tu disposición ataques especiales que consumen PBs y que hacen más daño, siempre y cuando aciertes al introducir la secuencia de botones asociadas a cada uno de ellos. Muchos de los ataques especiales de este juego son nuevas iteraciones de ataques de juegos anteriores como los caparazones verdes, aunque a menudo con una presentación más espectacular para demostrar que la tecnología de Switch es más capaz que la de las antiguas consolas portátiles de Nintendo. También hay muchos ataques nuevos y la verdad es que me encontré usando prácticamente todos los especiales dependiendo de la situación.
Un punto en el que destacan los combates es en los enfrentamientos con los jefes. Muchos de ellos tienen ataques y mecánicas únicas que acaban convirtiéndose en algunos de los mejores momentos del juego. No quiero destripar demasiado, pero es encomiable el derroche de creatividad que suponen algunas de estas batallas. Eso sí, a pesar de lo mucho que disfruté con la mayor parte de los jefes, tengo que decir que los combates en este juego pueden llevar bastante tiempo. Los enemigos suelen tener varios ataques diferentes con largas animaciones, incluso cuando muchos de ellos atacan juntos para reducir los tiempos de espera. En algunos encuentros hay unos diez enemigos en el campo de batalla, y todos tienen su turno. Si bien esquivar o contrarrestar a los enemigos proporciona cierta interactividad durante la batalla, la espera de sus animaciones -que a veces se alargan- puede ralentizar considerablemente el ritmo de los combates. Algunos turnos enemigos pueden durar más de un minuto. Todo esto se agrava en los enfrentamientos contra los jefes, ya que puedo decir que algunos de ellos me han costado casi 15 minutos de combate.
En total Mario & Luigi: Conexión fraternal me ha durado 35 horas, aunque me ha parecido un poco más largo. Hay ciertos problemas de ritmo y da la sensación de que el juego podría haber sido algo más corto si se hubiera agilizado la velocidad del combate y se hubieran recortado algunos tramos de la historia que no aportan demasiado. El último acto del juego me pareció especialmente largo para lo que era, con un backtracking excesivo a pesar de que a lo largo de todo el juego la variedad de situaciones es brutal y es una de las mejores cosas que tiene Mario & Luigi: Conexión fraternal. El diseño de las islas es fantástico y hay muchas más cosas que hacer de las que te podrías imaginar. La exploración es fundamental y es más importante que en cualquier otra entrega de Mario & Luigi, pero es que la resolución de puzles no se queda atrás.
La serie Mario & Luigi sufría de cierto estancamiento antes de su desaparición temporal, así que me alegra decir que todo este tiempo en remojo le ha sentado muy bien y Conexión fraternal supone un refresco muy necesario en varias áreas de juego. En sus momentos álgidos es un juego muy divertido y hay un montón de ideas y secciones geniales que hacen que todo mejore cuanto más profundizamos en él. El sistema de progresión de personajes y la exploración hacen que el avance sea de los más entretenidos que he visto en la serie Mario & Luigi hasta la fecha, pero, aunque no es el peor juego de la serie en cuanto a ritmo, Conexión fraternal también tiene algunas secciones lentas que se alargan más de lo que me hubiera gustado. Sin embargo, a pesar de ello, cuando el juego bordea peligrosamente el tedio acaba apareciendo una idea nueva, un giro o alguna escena que consigue sacarte una sonrisa, por lo que es inevitable colocar a Mario & Luigi: Conexión fraternal entre lo mejor de este año que ya está a punto de dejarnos.