Catorce años después de que apareciera en el mercado su primera entrega, el estudio turco TaleWorlds nos trae la esperadísima segunda parte de Mount & Blade, Mount & Blade II: Bannerlord. Atrás dejamos años de expansiones independientes, de juegos ambientados en otras épocas como la vikinga o la napoleónica, o los dos años en los que esta segunda entrega se ha mantenido en acceso anticipado en Steam.

Esta es una segunda parte contante y sonante, que amplía lo ya añadido en Warband, ofrece un remodelado gráfico, y promete muchas, muchas horas de diversión y conquistas. Su impacto ha sido tal que su salida en formato acceso anticipado colapsó los servidores de Steam, siendo el juego más rápidamente vendido de 2020 en dicha plataforma. Además el lanzamiento de la versión 1.0 en PC viene acompañada de versiones para PlayStation 4 y 5, y Xbox One y Series.

Para quien no conozca la saga, se podría decir que Mount & Blade es un simulador de vida en la época medieval. Tenemos un modo Campaña que trascurre 200 años antes de Warband y donde tomaremos parte en el ocaso de Calradia y de nosotros dependerá su colapso o su supervivencia.También podremos crear una Batalla Personalizada a nuestro gusto, o acceder al modo Multijugador que mencionaremos más adelante.

Pero la verdadera estrella de Bannerlord es el modo Sandbox donde crearemos un nuevo personaje con un trasfondo elegido de una colección de estos, apareceremos en mitad del mapa, sin ninguna posesión más que un conjunto de armas y un caballo. Nuestra primera misión, que hará las veces de tutorial, consistirá en reclutar algunos hombres e ir a asaltar la guarida de unos bandidos. A partir de ahí el juego nos deja a nuestras anchas, y será el momento de hacernos un nombre en la región de Calradia.

Para ello tendremos que seguir reclutando gente, ayudando -o saqueando- en los distintos pueblos que encontremos, y empezando a ganar batallas contra las pequeñas partidas de bandidos que abundan en los caminos de la región. Poco a poco iremos conociendo a los nobles de cada reino, nos iremos equipando, reclutaremos más gente y empezaremos a luchar con o contra ellos. Nos haremos vasallos de un rey, empezaremos a comandar tropas y, ¿quién sabe?, encontraremos el amor de nuestra vida que, con un poco de suerte, vendrá de una buena familia y nos aportará tierras que gobernar. O quizás no, quizás nos mantendremos independientes y fundaremos nuestro propio reino.

Al mismo tiempo mercadearemos, crearemos caravanas de provisiones, pastorearemos vacas o abriremos nuestro propio negocio. Todo esto, y mucho más, se puede hacer en Mount & Blade. O nada, queda a elección del jugador. Lo primero que notaremos al iniciar una nueva partida en Bannerlord será el nuevo editor de personajes, con bastantes más opciones que sus predecesores, con sliders para poder personalizar cualquier rasgo de la cara del personaje que creemos. Una vez definido el físico de este, pasaremos a elegir su origen y sus vivencias anteriores al inicio de la partida. Hasta ahí se podría decir que la creación de personaje es común con las distintas versiones aparecidas del primer Mount & Blade, pero hay dos cambios fundamentales: interfaz y experiencia de usuario.

Esto se puede extender a todo el juego: la experiencia de usuario se ve mejorada exponencialmente respecto a capítulos anteriores de la saga, gracias sobre todo a una interfaz de usuario totalmente remodelada que hace que el juego se sienta más user-friendly, más agradable a la vista. Se nota que desde TaleWorlds han puesto especial esmero en que el juego no solo sea bueno, sino que también lo parezca de cara a una primera impresión.

Pero una buena experiencia de juego no solo lo consigue una bonita interfaz, esta también tiene que ser funcional. Y en Bannerlord lo es, facilitando muchas de las acciones más usadas, como por ejemplo dando la posibilidad de hablar con las personas de interés de una ciudad de forma rápida.

Además de la interfaz, el juego también ha experimentado un enorme salto gráfico, adaptándolo a los tiempos modernos. Vamos avisando de que no es un portento en este sentido, eso sí, pero suficiente para ofrecernos batallas y asedios espectaculares, con hasta 1000 combatientes en liza. Probablemente se han tenido que sacrificar aspectos gráficos para poder conseguir tal número de NPCs en pantalla sin que el rendimiento se resienta demasiado por ello.

Podemos hablar del gran sistema de batalla de Chivalry, del gran sistema de batalla de Mordhau, incluso de parte del sistema de batalla de Kingdom Come: Deliverance. Todos tienen algo en común: heredan, cuando no copian, el sistema de batalla de los Mount & Blade. Y es que, si a tanta gente ha enganchado esta saga, es porque puede presumir de tener un sistema de batalla complejo, denso, donde cada decisión cuenta.

Cada ataque es direccional, pudiendo atacar desde arriba, desde abajo o desde los lados. De igual manera, la defensa también será direccional, de forma que si uno defiende en la misma dirección desde la que es atacado, parará el golpe, aunque su única herramienta de defensa sea una espada. Con escudo será mucho más fácil, obviamente. A partir de ahí se crearán bailes y coreografías de ataques y defensas en las que tanto la habilidad del jugador, como la habilidad del personaje, como el tipo de arma, contarán para los golpes asestados y el daño realizado. Tendremos distintos tipos de armas, espadas, mazas, lanzas, hachas… Y también armas a distancia, claro está, como arcos o jabalinas.

También, en caso de tener caballo, tendremos la ventaja de los ataques montados, que en espacios abiertos será letal para los enemigos, pero en espacios reducidos lo será para el jugador. En general, en cada duelo habrá muchas variables que controlar.

Pero somos comandantes, y por tanto, tenemos que comandar. Y Mount & Blade nos ofrece las herramientas para ello: Podremos dar distintas órdenes a cada uno de nuestros pelotones para realizar estrategias que nos permitan acabar con el enemigo. Y será necesario hacerlo, sobre todo en los niveles de dificultad más altos.

Aquí tenemos otra de las novedades de este Mount & Blade II: Bannerlord, que personalmente nos ha gustado mucho: se ha creado un sistema de jerarquías dentro de cada batalla, y así como el jugador puede dar órdenes a sus subordinados, también recibirá órdenes de su superior. De forma que si nos han encargado la comandancia de la caballería, puede que nos pidan atacar el flanco derecho del enemigo y tendremos que dar las órdenes pertinentes para ello.

Además de las propias batallas a campo abierto, tendremos los asedios. Y esta es una de las partes donde realmente más brilla Bannerlord. Ver a 700 personas enfrentándose unas con otras, mientras bolas de fuego lanzadas por las catapultas van surcando el aire y destrozando muros es, realmente, una gozada. Hay que vivirlo.

Y es que Bannerlord no vive solo de las batallas. Cuando no estemos batallando, tendremos disponible todo el mapa de Calradia para vagar por él. Podremos entrar a los distintos pueblos o ciudades donde podremos reclutar gente, comerciar, forjar armas, o participar en torneos. Cada acción nos permitirá ganar notoriedad e influencia, y veremos que, donde antes solo veíamos desprecio al presentarnos y decir nuestro nombre, pasaremos a ver admiración mientras nuestras aventuras y desventuras se cantan a lo largo de la región. Esto será un arma de doble filo ya que, como es obvio, no podremos entrar -al menos a cara descubierta- a ciudades donde nos tengan un especial odio, ya sea porque estemos en guerra con su reino, por ejemplo.

Por lo que la diplomacia será esencial. Una de las grandes virtudes de Mount & Blade es que nosotros no somos nadie especial en el mundo, y al mismo tiempo que vagabundeamos por el mapa, los diversos reinos entrarán en guerra, firmarán la paz, se realizarán conquistas, caerán reyes y cambiarán las leyes. Otra de las novedades de Bannerlord es que podremos fundar nuestro propio reino, algo que en Warband solo estaba disponible mediante mods. Y teniendo nuestro reino, será necesario negociar las distintas alianzas que podamos necesitar, o dar las órdenes que se crean convenientes para la guerra.

Además de la campaña para un jugador, en Bannerlord tenemos distintas modalidades para el que prefiera un multijugador competitivo. Podremos jugar Asedios, controlar tropas NPC contra otros jugadores en el modo Capitán, o batallar directamente contra ellos en el modo Escaramuza. En las primeras entregas el multijugador de Mount & Blade ya destacó dentro de la escena competitiva.

Mount & Blade II: Bannerlord es un juego que sin destacar técnicamente se le nota trabajado con mimo. Se ha incluido un modo rendimiento que garantiza los 60 frames por segundo con una resolución dinámica, menos calidad de detalle y unidades en batalla, y un modo fidelidad, con resolución 4K, lata calidad y más unidades en batalla, pero a 30 frames por segundo. Para el control en las versiones de consola se han adaptado todas las opciones al mando, y aunque requerirá cierto aprendizaje de parte del usuario, pronto estaremos manejando ejércitos sin despeinarnos.

Estamos ante uno de estos juegos que nos gusta destacar en 33bits como generadores de historias, donde cada partida será distinta a la anterior, y donde las vivencias de un jugador se parecerán en poco a los del jugador de al lado.  Pero hay que advertir que Mount & Blade II: Bannerlord es un juego denso, que acapara muchos frentes y fórmulas jugables, y esto puede abrumar al principio, pero quien se deje atrapar por el juego de TaleWorlds no se arrepentirá.

 


Este análisis ha sido realizado en PlayStation 5 mediante una copia cedida por PLAION