Con el remake de Myst me he encontrado no solo una ración de nostalgia por una de mis aventuras favoritas del point’n click, sino la alegría de ver como los buenos recuerdos que el original y sus revisiones me ofrecen, se transforman en un juego con un apartado visual moderno, pero manteniendo el diseño prácticamente idéntico del juego original de 1993. Y lo más importante ¡Sigue funcionando a la perfección! De hecho diría que estamos en un momento perfecto para relanzar esta aventura y que encuentre público que guste de ella, ya no solo por el regreso de esquemas clásicos jugables gracias a los nuevos canales de distribución, sino porque la propuesta primigenia de Myst con el necesario lavado de cara, sienta como un guante en estos tiempos de aventuras con narrativa muy particular.

Ese comienzo tan conocido y clásico, que ahora luce soberbio.

La saga Myst es un puntal dentro de las aventuras gráficas de PC, y el primer Myst fue todo un hito con la curiosa anécdota de ser el juego de PC más vendido de todos los tiempos, hasta que Los Sims le quitó ese título en 2002. Desarrollada por Cyan, que ha pasado por nombres como Cyan Inc o Cyan Worlds, todo parte de la producción, dirección y diseño de los hermanos Robyn y Rand Miller, siendo uno de los juegos que ayudó a abrir camino en el formato CD -era completamente imposible en disketes-, y con un número abrumador de sistemas donde fue porteado. Un éxito rotundo.

Sinceramente, tanto este primer juego como la saga en general merecen muchísima más introducción e información para el lector. Y afortunadamente mi compañero Pedro Ibado hizo una completísima entrada de la misma en nuestra sección retro. No obstante, el link lo dejo al final de esta entrada. Porque, veréis, si estáis a punto de conocer Myst creo que justamente la falta de datos detallados es la mejor forma de introducirse en sus esquemas jugables y narrativos.

Ojo a los escenarios, nos contarán mucho más de la historia de lo que parece.

Un misterioso libro nos introduce sin saber como en una bella isla en mitad del océano. Un lugar tranquilo, incluso agradable, pero tan solitario como desconcertante. En el original se prescindía de todo aditamento para introducir al jugador en la aventura, generando ese desconcierto. En este remake tenemos una breve escena narrativa con voz en off. A mi gusto, no sería necesaria. Pero dada la dimensión que ha adquirido la saga, entiendo su inclusión.

Junto al desconcierto y la belleza visual de esta isla, la soledad es la tercera sensación que tendremos durante casi toda la aventura. Myst fue algo muy especial en su momento, casi no había personajes, y los pocos que encontramos tienen una interacción difusa con nosotros. Era una forma de afrontar la historia muy sobria y hasta seca. Gran parte del argumento y trasfondo nos lo cuentan los mismos escenarios que visitamos. Un juego con un enorme trabajo audiovisual en su momento que elije curiosamente el comedimiento y la sutileza.

En su día se avanzaba pantalla a pantalla, no había scroll. Las revisiones como Myst 3D o Real Myst ya permitían movernos en tiempo real en primera persona, como también pasa en este remake. Lo primero a comentar es como se engalanan nuestros sentidos, Cyan ha hecho algo más que retocar. El juego tiene un apartado visual de una belleza pasmosa, con raytracing, y sobre todo, preparado para jugarse en RV. El sonido que es muy atmosférico, es vital para crear esa ambientación tan especial del juego. Si no tenemos uno de esos preciados y algo caros sistemas de realidad virtual, el juego sigue teniendo excelentes valores audiovisuales en un monitor/televisor, aunque aconsejaría jugarlo al menos con unos buenos auriculares, o un sistema de sonido que merezca.

Atentos a concatenar mecanismos y resolver esta pieza tecnológica.

No es que haya querido empezar la casa por el tejado hablando de los aspectos técnicos. Es que como digo, el juego es increíblemente fiel al Myst primigenio, siendo el gran cambio las facetas técnicas. La aventura se basaba en puzles y pistas de una forma muy ordenada y lógica, no teníamos siquiera un inventario que gestionar aunque sí recogíamos objetos. Todo se basaba en una investigación reflexiva de los escenarios, los mecanismos que íbamos encontrando y concatenar acciones y puzles para avanzar de una forma deliciosamente lógica frente a probar como imbéciles todo en todo en tantas aventuras de la época. Ni siquiera tenía ni tiene el típico click al pixel en el clásico puzle rebelde que parecía destinado a que te gastases el dinero en guías en los tiempos pre-internet.

O sea, que tenemos una sencillez de juego apabullante, y el avance dependerá ya de nuestra materia gris. El objetivo del juego es acceder a diferentes ‘eras’ desde la isla principal de Myst. En ellas tenemos que conseguir páginas azules y rojas, una de cada color en cada era, y encontrar el libro que nos llevaría de vuelta a la isla central.

El desarrollo jugable se entrelaza de una forma sensacional con gráficos, audio, narrativa y a riesgo de repetirme, desconcierto y soledad. El argumento se presenta juntando piezas con textos -afortunadamente en castellano, hay segmentos con mucha escritura-, con lo que los escenarios y ciertas interacciones con ellos nos cuentan, y con esos personajes tan esquivos y extraños que marcan nuestro camino.

Seguramente sea imposible, un vistazo a Steam, o a tantos medios y blogs harán que quien lea esto ya tenga bastante información. No es algo malo realmente, el juego guarda sorpresas, hay varios finales por hacer esto o lo otro, o no hacer incluso. Pero yo tuve la inmensa suerte de jugar a este clásico prácticamente virgen -ejem-, y cambiar desconcierto y soledad, por descubrimiento, asombro, y otras emociones, presentando tantísima sobriedad, y disfrutando mucho de esa lógica y mesura en puzles, pistas y datos, fue una grandísima experiencia.

A los veteranos seguro que les choca que muchas cosas se resuelvan de la misma forma exacta que en Myst original. De hecho, en mecanismos que requieren una cifra, si la tenéis en la cabeza, podéis revolver el puzle al instante. La forma de presentar las pistas no hace que tengamos que seguir un camino conectado de forma obligada, aunque evidentemente quien no conozca el juego no debe ponerse a poner números y combinaciones como un tolili. Pero quien sí retenga recuerdos, puede avanzar muy rápido, hay leves retoques por ejemplo en los puzles auditivos para hacerlos más accesibles, pero la resolución y mecanismos son los mismos. ¿Significa eso que el juego puede pasarse en menos de diez minutos como en el original? ¿La chimenea? Bueno, intentad a ver lo que os sale, veteranos.

La duración además es muy comedida. Os pongo unas cinco horas por dar una cifra, pero al tener un avance más racional y no haber un gran número de escenarios, bien puede duraros menos incluso siendo la primera vez que lo juguéis. Y es que este es otro punto por lo que este remake de Myst lo siento tan actual. Porque con la miriada de aventuras que hoy día disfrutamos -y muchas sin duda alguna inspiradas por esta saga- este Myst se siente perfecto en su estilo narrativo, ambiental y jugable a los cánones que la rica variedad y madurez de géneros y mecánicas ofrece este nuevo milenio.

Termino ya con el enlace al artículo sobre la franquicia Myst completísimo que arriba menciono, con todos los juegos y hasta los libros que salieron relacionados con este universo de los hermanos Miller. Y avisando también que hay un gran número de spoilers. Id con cuidado si venís de nuevas al juego y saga, sigo diciendo que es mejor empezar este remake sabiendo lo menos posible. Y si sois veteranos, solazaros con el muy llenito artículo de Pedro ¡Adelante!

 


Este análisis ha sido realizado en PC mediante una copia cedida por Cyan