Neversong es el nuevo juego de Atmos Games y Serenity Forge, creadores de aquel Pinstripe lanzado en 2017 que contaba con un sistema de juego muy parecido. Neversong, que es la secuela espiritual de aquel viejo juego flash llamado Coma -relanzado ahora de manera remasterizada en Steam- se ha lanzado a la venta tras triunfar en Kickstarter recaudando más del triple de lo que pedía y ha sido publicado en todas las plataformas actuales. ¿Merece la pena la espera y el esfuerzo de este nuevo juego? Es hora de adentrarnos en la mente del joven Peet.

Neversong es un juego que originalmente se anunció – e incluso lo lleva como subtítulo no oficial- bajo el nombre de Once upon a Coma, y ahí tenemos una pista de por dónde van los tiros: La historia nos cuenta las aventuras de Peet, un niño huérfano que entra en coma y cuando despierta aparece en un lugar un tanto diferente al que se esperaba, pero al mismo tiempo nada ha cambiado. Una vez despierto, sus amigos le cuentan que su mejor amiga Wren ha sido secuestrada por un misterioso ser conocido como Dr. Smile, así que se embarca en su búsqueda para rescatarla y volver a tenerla a su lado.

El tono y la temática del juego la podríamos calificar como de terror a pesar de su aparente aspecto infantil. A lo largo del juego encontraremos situaciones y diálogos bastante inquietantes y turbios para lo que estamos acostumbrados en estos juegos de corte indie. Pero al mismo tiempo es una preciosa historia sobre la amistad, sobre los traumas personales y sobre lo que la gente espera de nosotros. La trama, cargada de simbolismo y reflexiones, va en un in crescendo constante hasta culminar en un gran final que me parece uno de los más efectivos y satisfactorios que se han visto en los últimos tiempos. Si os gustan los juegos cargados de emociones, éste no os va a dejar indiferentes.

Ya entrando en la mecánica jugable, Neversong es un juego de plataformas bidimensional con fuerte hincapié en la exploración. A lo largo de todo el juego, Peet tendrá que visitar lugares que le resultan familiares donde tendremos que realizar una serie de tareas para seguir avanzando, al mismo tiempo que va resolviendo el misterio de la desaparición de su amiga. Se podría decir que contamos con un mapeado de «mundo abierto» y cierto backtracking, pues a veces tendremos que volver sobre nuestros pasos para abrir caminos que antes estaban cerrados.

El esquema jugable casi siempre será el mismo y no variará: llegamos a una zona nueva, conseguimos un objeto o mejora que nos sirve para seguir avanzando y tendremos que derrotar al boss del lugar para conseguir una nueva melodía. Este ciclo, que a priori puede parecer repetitivo, es lo suficientemente variado para que la acción no decaiga y no nos sintamos como que estamos haciendo lo mismo todo el tiempo. Las localizaciones están bien diferenciadas entre sí a pesar de seguir manteniendo ese tono lúgubre y característico del juego, lo cual me parece un logro bastante importante.

Para fomentar la exploración, a lo largo de los niveles podremos encontrar diferentes cartas o tarjetas que representan a algunos de los personajes y elementos del juego y tendremos que recolectar. Esto no solo estará ahí como simples coleccionables inútiles para alargar la vida útil del juego, sino que nos proporcionarán elementos cosméticos y efectos visuales con los que poder modificar el aspecto de Peet y ofrece un poco de frescor al aspecto visual.

La música es otro de los elementos importantes del juego, en este caso sirviendo como elemento conductor de la historia en sí y formando parte activa en la jugabilidad. Cada vez que derrotemos a un jefe final, conseguiremos su canción que posteriormente tendremos que tocar en el lugar indicado al más puro estilo Ocarina of Time para abrir puertas y nuevas zonas. El uso de las canciones seguirá un orden lógico en la primera partida ya que desconocemos cuales son y tendremos que aprenderlas, pero si decidimos darle una segunda pasada al juego, nada nos impide hacer trampas y utilizar todas las canciones desde el principio dado que ya sabemos que notas tocar, lo cual viene bien para speedruns o para conseguir ciertos trofeos/logros relacionados.

Visualmente, aparte del magistral estilo visual que podéis apreciar en las capturas, el juego cuenta con unas animaciones muy suaves que resaltan bastante aunque las físicas pueden dar problemas alguna que otra vez. Los 60 fps serán constantes en el juego aunque alguna que otra vez sí he llegado a notar alguna bajada, al igual que unos tiempos de carga excesivamente largos para la carga visual que tiene. En cuando al sonido, contamos con un maravilloso doblaje en inglés que disfrutaremos especialmente en las escenas cinemáticas, narradas en verso con una calidad excelente, aunque lamentablemente los subtítulos en español hacen una traducción muy libre e inexacta de los mismos.

Neversong es una pequeña joya que conseguirá llegarnos al corazón, de eso no cabe duda. Hay que felicitar a la gente de Atmos Games por el esfuerzo y la ilusión a la hora de realizar este proyecto, porque cuando las cosas se hacen con cariño y dedicación se notan y Neversong consigue transmitir eso y mucho más. Además de su calidad, el precio es otro incentivo para hacernos con él, pues por tan solo 14’99 euros disfrutaremos de una historia maravillosa de esas que dejan huella.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Evolve PR