Si un estudio AAA lanza el cuadragésimo segundo juego de disparos en primera persona, no lo criticamos. En cambio, basándonos en nuestras compras, lo convertimos en uno de los más vendidos del año, cada año. No obstante, en la esfera independiente, demandamos innovación; esperamos que un estudio no se estanque en una secuela o género. Hablo en plural mayestático porque fui el primero en pensar que SuperGiant Games podría haber desarrollado algo diferente en lugar de Hades II, aunque la primera parte fue la que catapultó al éxito a un estudio conocido precisamente por buscar la excelencia cada vez con mecánicas distintas.
Nine Sols es, en pocas palabras, un Sekiro en 2D. En términos más detallados, es un metroidvania, o «search action» para los más puntillosos, con una estética «Taopunk», como si Akira se pasease por el periodo Edo. Ofrece un combate basado en el parry y una narrativa más profunda que la de otros juegos similares. Este es Nine Sols, el último lanzamiento del equipo Red Candle Games, responsables de dos juegos de terror: Detention y Devotion. Un estudio que, despegó desde el terror y ahora aterriza en los «souls-like». Este juego ha sido posible gracias a una campaña de financiación en la página del página web del estudio, donde también podemos encontrar todos sus trabajos anteriores a la venta, proporcionándonos desde ahí una key de Steam.
Estos Nine Sols -que no Souls- que dan nombre al juego son los nueve seres más poderosos del mundo que recorre nuestro protagonista felino, Yi. Son los gobernantes de una antigua raza alienígena. Como resultará evidente, estos Sols no son personas benévolas entregadas a la comunidad. Más bien, son seres corruptos a los que habrá que detener a toda costa. Para ello, Yi deberá entrenar en artes marciales para redimir su tormentoso pasado.
Lo primero que atrae de este juego es su increíble estilo artístico. La combinación de tecnología y elementos japoneses funciona de maravilla y rápidamente nos sumergimos en su propuesta visual. Es impresionante mientras nos movemos y combatimos, pero especialmente en sus cinemáticas, bellamente animadas, y en sus secuencias de historia en viñetas, como si de un manga se tratara. El diseño de personajes, enemigos y entornos es único y muy reconocible, muy de autor. La atención se desplaza de un lado a otro maravillada. A pesar de su belleza, en todo momento es muy legible; podemos prever ataques y el camino a seguir es fácil de ver gracias a colores muy distintivos.
El combate es, sin embargo, lo que más me ha cautivado y ha conseguido que me costara soltar el mando. Es de ritmo rápido y muy centrado en esquivar y hacer parry; donde calentarnos y abusar de golpear sin pensar no nos llevará muy lejos. En cambio, si conseguimos realizar varios parrys a nuestro oponente, podemos usar un talismán para reducir rápidamente su vida. Aquí no hay barra de estabilidad ni de estamina, pero igualmente habrá que pensar cada movimiento ya que los enemigos no dudarán en matarnos de un solo combo.
Esto nos lleva a hablar de la dificultad. Nine Sols es difícil. Mucho. Ya uno de los primeros jefes puede requerir varios decenas de intentos hasta que aprendamos, prácticamente a la fuerza, cómo defendernos en el juego. Para solucionar este punto, Nine Sols cuenta con un modo más sencillo del cual no hay vuelta atrás; una vez bajemos la dificultad, no podremos volver a subirla. Este modo fácil quizá es demasiado sencillo y el principal, demasiado difícil, pero si tuviera que quedarme con uno, diría que la experiencia está diseñada para jugarse en su dificultad estándar.
La exploración, como en todo «search action», está delimitada por una restricción de habilidades que, al desbloquear, nos abren nuevos caminos. Estas habilidades, además, están también integradas en el combate, dando coherencia a su diseño. El gameplay es muy variado y encontraremos todos los tópicos: quitarnos nuestros poderes a mitad de juego para una sección más de sigilo, ascensores con enemigos que caen mientras ascendemos, plataformas móviles, plataformas con pinchos, plataformas flotantes, hay muchas plataformas… Menos mal que el plataformeo es muy satisfactorio gracias a lo pulido del sistema de movimiento y al diseño de niveles que hará que todos se interconecte, como en esta famosa saga de juegos que parece que lo ha inventado todo de cuyo nombre no quiero acordarme.
Entre zona y zona, podremos volver al HUB Central donde se haya nuestro «campamento» con una buena cantidad de NPCs. Un gato mecanizado nos proporcionará mejoras a cambio de dinero, un robot nos añadirá más información al mapa para que revisitemos las áreas ya visitadas, a un hombre-mono -como se refieren a los humanos- le iremos dando objetos que encontremos para que nos cuente más del mundo donde transcurre la aventura y nos tomaremos algo de sake con un guerrero para subir nuestra vida máxima cada vez que le demos elementos tóxicos.
Cuando comentaba que la historia es muy importante, me refería a que representa casi un tercio del tiempo de juego. Los personajes tienen muchas ganas de hablar y, aunque tiene momentos graciosos y otros muy épicos, muchas veces me encontraba deseando que avanzaran más rápido. El combate es tan bueno que una historia que en otro juego hubiese sido suficiente para sostener toda la experiencia aquí se siente como un complemento demasiado abundante.
Frente a la obvia comparación contra Hollow Knight y Sekiro, dos de los mejores juegos de la pasada década, Nine Sols no sale mal parado. De hecho, si os habéis quedado con ganas de más de cualquiera de estos dos juegos, os recomendaría probar Nine Sols, ya que no os decepcionará.
En cuanto a la localización, Nine Sols se ha lanzado en inglés, chino y japonés, pero dado su éxito, es probable que lo terminen traduciendo a otros idiomas. Algo similar ocurre con las plataformas en las que se lanza. Inicialmente, solo está disponible en PC, pero se espera una versión para todas las consolas, incluida la Switch, ya que aunque sea un título vistoso, no es particularmente exigente en lo técnico.
Nine Sols es la fusión de Sekiro con un metroidvania definitiva. Combates llenos de acción y parrys en un precioso Japón retrofuturista. Difícil hasta decir basta y un poco más. Te hará desesperar y al mismo tiempo seguir intentándolo otra última vez. Estamos ante uno de los indies del año sin duda, que además entrará en perspectiva en cuanto haga su desembarco en el resto de plataformas.